Pintura
Tamara de Lempicka
28 abril 2023

Buscando documentación sobre esta pintora, me he topado con un artículo en la revista Artenea que ya desde su título me ha puesto los pelos de punta: “Tamara De Lempicka: una (co)lección de arte, glamour y feminismo” Así con el (co) entre paréntesis para resaltar lo de lección.
Titular a esta mujer como lección de feminismo habiendo tantos ejemplos en el mundo del arte me resulta, digamos chocante y dejémoslo ahí porque lo gordo viene después.
En el artículo se presenta la exposición de esta pintora hace unos años en Madrid, citando textualmente a Gioia Mori comisaria de la muestra, la cual describe a Lempicka como “una mujer con una grandísima fuerza de voluntad, muy valiente que trabajó duro para llegar a lo más alto de la sociedad y del mundo artístico. Ella creía que no existía la suerte: existe lo que tú te construyes”.
Como decía mi abuela materna “Madre del amor hermoso, que barbaridad”.
Repasemos su vida y su obra y cada cual que juzgue.
Aparentemente, nació en Rusia en 1898, aunque la propia Tamara contaba y cambiaba su biografía como lo creyese conveniente. Por ejemplo, a veces decía que nació en Varsovia porque ser polaco tenía más “caché” que ser ruso. Lo mismo hacía con su año de nacimiento llegando a afirmar que había nacido en 1918. El baile de fechas es tan confuso que en su lápida pone 1905 como fecha de nacimiento, lo cual de hecho se conocía que era falso. En alguna ocasión presentó en sociedad a su hija Kizette como su hermana menor porque de otra forma no había manera de casar edades.
Su nombre real era Tamara Rosalía Gurwik-Górska. Hija de un acaudalado judío de origen polaco Tamara se crio en medio de la opulencia, pero tras el suicidio de su padre, o el divorcio de sus progenitores que las dos versiones las contaba según la conveniencia, su madre la envió a vivir a Italia con su abuela y así no tener que abandonar su gran pasión, las fiestas de alta sociedad.
Su educación fue completada en un súper elitista internado suizo.
Tanto con su abuela como en el internado tuvo acceso a formación artística en reconocidas academias de pintura.
Regresó a San Petersburgo con su tía súper millonaria, aún más que sus padres, transcurriendo su vida entre fiestas, bailes, óperas y conciertos en los grandes salones de la ciudad imperial. Contrajo matrimonio con el abogado polaco Tadeusz Łempicki, al que se le dotó de una muy cuantiosa dote por casarse con Tamara.
Todo ese apabullante lujo se interrumpió con la revolución bolchevique.
La familia Lempicki sale primero hacia Londres para posteriormente afincarse en París al igual que la mayor parte de la huida aristocracia rusa del Zar.
Tadeusz se niega a trabajar en nada, no había nacido para vulgaridades y Tamara que ya había realizado algún cuadro, empieza a pintar. Los colegas de fiestorras deciden comprar las obras de Tamara a buen precio, no iban a dejar abandonada a una de las suyas. Esto junto con la fortuna familiar que habían logrado sacar de Rusia le permitió no pasar excesivos apuros, pese que ella lo relataba como un período de mucha penuria.
Tamara hace una pintura complaciente con cierta influencia cubista. Ella decía que era cubismo amable, muy del gusto del Art Decó de moda en los salones de la gente guapa de la época. Son los tiempos del Charleston, el pelo a lo garçon y el Gran Gatsby. Una alta sociedad donde las excentricidades son aclamadas y reídas.

En este cuadro suyo “Cuatro desnudos” se refleja muy bien la obra y la personalidad de Lempicka. De declarada bisexualidad, obsesiva promiscuidad, fanática de orgías con abundancia de cocaína con fuerte olor a Chanel N5, pero sobre todo haciendo siempre gala de ello para crear un personaje de sí misma.
A los pocos meses de comenzar a pintar, demostrando una especial cualidad para el retrato, sus amigos de la jet set organizan una exposición y antes del año un conde italiano amigo, contrata a la galería más prestigiosa de Milán para exponer sus obras, en una gran parte autorretratos, su temática favorita.
Dado que no disponía de obra para exponer tiene que pintar 28 cuadros en seis meses.

Quizás su cuadro más famoso sea “Autorretrato conduciendo un Bugatti verde” de 1929 donde se refleja como mujer moderna e independiente. Obra que sin duda recuerda a la muerte de la famosa actriz Isadora Duncan quien viajando por Niza a bordo de un descapotable su largo foulard se enredó en una rueda produciéndole el estrangulamiento.
De dos años antes, 1927, es “La bella Rafaella”, prostituta de Marsella y amante de Lempicka. Muy posiblemente el único cuadro que yo salvaría de la pintora.

Dada la ascendencia judía de Tamara, con la segunda guerra mundial abandona París estableciéndose en lo que ella considera un lugar adecuado para su persona o mejor para su personaje, Hollywood, no sin antes haberse divorciado del inútil de Tadeusz y casarse con su amante el barón Raoul Kuffner.
Pero no siempre pasan las cosas como se sueñan. En Hollywood le denominan “la baronesa del pincel” calificándola de “pintora de entretenimiento de fin de semana” y no logra ningún éxito. Aconsejada por sus amigos los grandes gurús de la alta costura, se traslada a Nueva York.
Pero el Art Decó ya no está de moda y la alta sociedad está bastante harta del personaje de Tamara de Lempicka.
Intenta cambiar de estilo, pero no obtiene ningún éxito por lo que repite obras suyas antiguas, como el del Bugatti verde, hasta en tres ocasiones.
En 1961 vuelve a realizar una exposición en París con gran fracaso.
Cuando en el 62 el barón Kuffner muere, Lempicka vende alguna de sus posesiones, del barón, en Suiza y decide hacer un viaje de tres vueltas al mundo en barco con todo tipo de lujos.
Fallece en México en 1980 donde se había trasladado años antes.
Añadir como curiosidad que una de las grandes coleccionistas de sus obras es la reina del pop, Madonna.
Lo dicho al principio, que cada cual juzgue si es para presentarla como ejemplo del feminismo. Quizás sí y yo, una vez más, este confundido.
En lo pictórico Tamara de Lempicka como ya he dicho es una representante del Art Decó pero sus obras, vista una, vistas todas, son más Decó que Art.