Pintura

Los Prerrafaelitas

25 marzo 2023

Las vísperas de Santa Inés

Transcurría el año 1848 en una Inglaterra monótona y aburrida. Eran los tiempos del imperio de la reina Victoria cuando tres jóvenes estudiantes de pintura se proponen cambiar la sociedad desde dentro, desde sus cimientos, empezando por lo que más cerca tenían, las Bellas Artes. Están saturados de que lo más emocionante que va a pasar es que den las cinco de la tarde para ir a tomar el té. Y para materializar su propósito deciden crear una Hermandad secreta. La Hermandad de los Prerrafaelitas. Así, como suena. Como sacado de una novela de Chesterton.


Los jóvenes revolucionarios en cuestión son:
D. G. Rossetti, 28 años, líder del grupo. Con gran carisma y facilidad de palabra. Usuario de grandes juergas que nunca pagaba y con dos pasiones, los animales exóticos y las mujeres pelirrojas. Un vividor al que era fácil encontrar en el zoo de Londres estudiando a los animales.
El jovencito John Millais, 19 años, un niño prodigio. Técnicamente el más destacado de la Hermandad. Tanto es así que con doce años fue admitido en la Royal Academy. Un artista con un futuro prometedor, aunque muchos pensaron que estaba destrozando su carrera debido a las nefastas compañías que frecuentaba.
Y William Hunt, 21 años, el bruto del grupo, tan aficionado a la práctica del boxeo como a la pintura, con formas muy rudas en su comportamiento que no se trasladaban en absoluto a su pintura. Sus obras mostraban una espiritualidad y sutileza sorprendente.
En ese tiempo quien dictaba la norma de lo que estaba bien y estaba mal en pintura era la Royal Academy, que seguía con las directrices que en el siglo anterior había impuesto Sir Joshua Reynolds. Obras sin alma, en las que incluso lo feo tiene que reflejarse como bello, que era uno de los principios de Rafael Sanzio. Cuadros llenos de bitumé, una especie de betún que se da en el óleo para crear las zonas oscuras y de penumbra. Pinturas como este retrato de Sir James Bourdieu, obra de Reynolds que se encuentra en el museo del Prado. ¡Soporifero!

Los “hermanos” lo tienen claro y crean su ideario, hay que:
1.- Hacer obras basadas en ideas genuinas.
2.- Volver a la pintura auténtica que se hacía en el Quattrocento y anterior. La que se hacía antes de Rafael, de ahí el nombre de la hermandad.
3.- Fijarse en la naturaleza para aprender.
4.- Buscar la excelencia en la pintura.


Deciden firmar sus obras únicamente con las iniciales P. R. B. (Pre-Raphaelite Brotherhood) sin dar a conocer cuál era su significado. Las especulaciones en la sociedad son enormes y disparatadas.
Una de las primeras obras presentadas en público fue “Cristo en casa de sus padres” obra de Millais que fiel a los principios estuvo en una carpintería para realizar el cuadro, empleando colores brillantes y luminosos al estilo del Giotto, lejos del embarrado bitumé.
La obra no pasó desapercibida. Era tan indecorosa para los victorianos que hubo desmayos al contemplarla, literal. ¿Dónde está la divinidad de Cristo? ¿Y San José?¡Si parece un vulgar carpintero! Y lo era.
Mirad las virutas del suelo. ¡Auténticas! (Puntos tres y cuatro de su ideario, fijarse en la naturaleza y la excelencia en la pintura).

Hunt optó por obras más espirituales y moralizantes, que no religiosas, como por ejemplo “El despertar de la conciencia”. Un cuadro abrumador por los detalles a veces barroquistas y lleno de alegorías.
En él se puede ver a una mujer joven que repentinamente se levanta del regazo de su amante. A juzgar por la expresión de su cara ha tenido una visión para que se aleje de esa vida de pecado. Esto no lo he imaginado, es lo que cuenta la imagen.

Fijaos en algunos detalles. Su falda no es tal, es una enagua ¿Qué mujer recibe al marido en enaguas?
Su mano está llena de anillos, sin duda regalos de su amante, excepto en el dedo anular, destinado a la alianza matrimonial.

Sobre el piano un reloj con la imagen de la Castidad atando al díscolo Cupido. En el ángulo inferior derecho un gato al que se le escapa un pajarillo, indicando a la joven que aún puede salir de las redes de su amante y así multitud de imágenes simbólicas como los hilos sueltos de la alfombra, el guante en el suelo, las partituras, etc. etc.
No es de extrañar que los prerrafaelitas fuesen la inspiración del “simbolismo”, movimiento pictórico que se desarrolló años después en Europa.
Dante G. Rossetti, escritor muy destacado además de pintor, merece una historia para el solo. Obsesionado con los wombats, esos animales que hacen las deposiciones cuadradas, realizó numerosas obras, como sus compañeros, basadas en La Divina Comedia y en la Edad Media, de hecho, gran parte de la visión que hoy en día tenemos de la Edad Media y en particular de las leyendas del rey Arturo se deben a los prerrafaelitas.

Pero si Rossetti se obsesionó con algo fue con la modelo pelirroja, a la que los tres gustaban utilizar, Lisie, y que casi con su figura permite distinguir las obras de la Hermandad, como en este cuadro denominado Santo Grial o el quizás más conocido, la Ofelia de Hamlet pintado por Millais.

Durante el posado para esta obra, Lisie se pasó horas flotando en una bañera, recordad hay que basarse en la naturaleza, para hacer más llevadero el posado de esta guisa, Millais ponía velas encendidas debajo de la bañera, caldeando así ligeramente el agua. Pero un día ensimismado en su trabajo no se dio cuenta que se habían consumido, como consecuencia la ya débil de salud Elizabeth Eleanor Siddall, Lisie, aquejada de anorexia contrajo una neumonía que a punto estuvo de costarle la vida.
Recordad, si aparece una modelo de una belleza gótica y pelirroja en un cuadro, es una obra prerrafaelita.
Pero me he desviado del tema, sigamos con Rossetti. Para desgracia de Lisie, Rossetti, atraído por su esbeltez, su delicada figura, el erotismo que le producía su pelo rojo… se enamoró de ella lo que no impedía que se liase con la mujer de su hermano, con la de su amigo y representante, etc. El hecho es que se casaron quedando Elizabeth embarazada, pero la criatura nació muerta. Esto le produjo una terrible depresión que la llevó a caer en el consumo de láudano, al que ya era adicta y debido a una sobredosis murió con 32 años.
Rossetti que no solo veía a Lisie como una modelo, le enseñó y animó a pintar y escribir, no nos olvidemos que era tan conocido como poeta que como pintor – fue el creador de la “escuela de la poesía carnal”- no superó la muerte de su musa que unido a las despiadadas críticas hacia su obra poética hicieron que se enclaustrase sin ningún contacto social, muriendo a los 53 años víctima de su vida y su propio abandono.
Lo de Millais fue otra historia. Se casó y se acabó. Su esposa reclamaba codearse con la alta burguesía exigiendo a Millais vivir con un alto nivel de vida. El pintor abandonó la Hermandad, los principios de ésta y se dedicó a hacer obras como las que tanto había criticado, llegando a ser nombrado director de la Royal Academy. Sus cuadros se llenaron de bitumé pero gano muchísimo dinero, le dieron el título de Sir y su esposa fue feliz…. o no, que de eso no tengo ni idea.
Mirad que diferencia de pintura en un retrato hecho en esta etapa comercial de su vida. ¡Aburrido!

¿Y qué pasó con Hunt el púgil espiritual? Triunfó con su pintura, pero después de mucha crítica y esfuerzo. Pero realizó el sueño de su vida, viajar a Tierra Santa. Durante toda su carrera permaneció fiel a los principios de la Hermandad.
Al final de su vida fue perdiendo la vista, por lo que sus últimos cuadros tuvieron que ser terminados por su alumno. Falleció en 1910 con 83 años.
La Hermandad Prerrafaelita duró solo tres años, aunque posteriormente hubo un segundo período, pero marcó tendencias no solo en el Reino Unido sino en toda Europa, siendo la base de movimientos artísticos como el mencionado Simbolismo, el Art Nouveau, el Modernismo y el interesantísimo Arts and Crafts.
En este artículo me he ceñido a los tres fundadores, pero en el movimiento participaron numerosos pintores, como Waterhouse, escultores, literatos y arquitectos llegando al diseño y a los oficios artesanos.
La aparición del Impresionismo arrasó con la huella del prerrafaelismo habiéndose llegado a ningunear y casi olvidar, afortunadamente parece que últimamente vuelve a ser recordado en los anales de la historia del arte.

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