Navegando entre letras

Maestras

28 febrero 2021

«….Cuando se jubiló la señorita Pilar, llegó la señorita Mary, todos esperábamos que la señorita nueva también se durmiese después del recreo, y que fuera pequeñita y con faldas de flores y botines bajos en primavera, y una toquilla verde para los días de Enero.

Pero la seño nueva, ni llevaba botines ni toquilla, ni se dormía casi sin darse cuenta después del recreo. La primera vez que la vimos, sí que llevaba una faldita de flores pero más larga que la seño Piluca y con más colores.

Antes de verla, oí sus pasos, que sonaban igual que cuando alguien tocaba la aldaba de casa, y el corazón se paraba un momento como esperando, después la habitación se llenó como de neblina, y apareció por la puerta con la sonrisa más extraordinaria del mundo. Y me miró a mí.

Sole dice que primero la miró a ella, Sole siempre quiere ser la primera en todo, y a veces se pone un poco pesada la pobre. Dice la señorita Mary que es mejor no darle importancia a esas cosas, porque si te pones a buscar defectos a los demás, seguro que los encuentras y luego, te pasas la vida enfadado, creyendo que todo está mal.

Aquella mañana también vino el padre de Sole que nos dijo que a partir de ese día tendríamos nueva maestra y que nos teníamos que portar bien, ser obedientes y rezar todas las mañanas, como hacíamos con la señorita Pilar.

Pero cuando se fueron todos, y nos quedamos solos con ella, en lugar de rezar, la señorita Mari nos recitó una poesía:

‘Margarita, está linda la mar, y el viento tiene esencia sutil de azahar…’.

Y la habitación se volvió a llenar de neblina blanca y todo se quedó como quieto, como si el tiempo se hubiese suspendido. Hasta las flores del almendro que acababan de salir se quedaron sin moverse, nunca habían oído cosas tan bonitas……….».

Al leer el artículo de Israel Rodriguez, una estrella llamada escuela rural recordé un libro que compre hace unos años llamado Maestras.
Maestras, editado por la conocida editorial aragonesa Prames en colaboración con el ayuntamiento de Biescas (Huesca) es un libro homenaje a las maestras. Es una obra colectiva que recoge los recuerdos y reflexiones de 29 autores en homenaje a la figura de la maestra. Escritores como Ramón Acín, Josefina Aldecoa, Carlos Castán, Antón Castro, Ignacio García Valiño, Fernando Lalana, Julio Llamazares u Óscar Sipán, entre otros, evocan sus recuerdos de la escuela y reflexionan, de paso, sobre el tema de la educación. Aunque es un libro que hace referencia a las maestras del Pirineo, puede hacerse extensivo a todas aquellas maestras que durante el siglo pasado llegaron a los pueblos de la montaña, de la ribera, de la sierras… y con verdadera vocación (había que tenerla porque como se narra en el libro a veces las condiciones eran muy complicadas), enseñaron a generaciones de niños y niñas de toda España. Tiempos de pupitres, de estufas de leña, de pizarras y olor a tiza, tiempos pasados pero que aún viven entre la nostalgia y la alegría en la memoria de los mayores y no tanto (mis padres tienen setenta y….).
He elegido un pequeño extracto de un relato de la autora Aurea Galán de Silva, titulado El pan de Estrellas (pag.69) porque relata con delicadeza como la luz de una maestra puede mostrar a una persona, a una niña en este caso, un universo de posibilidades, las suyas. Relato muy bello que me emociona y evoca mis propias historias y vivencias en la escuela.

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