Homenaje

Homenaje a Federico García Lorca

18 agosto 2021

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Hoy son ya 85 años los que García Lorca yace en una fosa común, incomprensiblemente sin localizar todavía, entre las localidades granadinas de Víznar y Alfacar. Desde la gaRceta de la Ribera rendimos homenaje a su vida y obra, cantando o leyendo algunos de sus poemas. Poco queda por decir sobre la genialidad de este granadino universal que fue ajusticiado por la barbarie pero cuya obra le concede la inmortalidad.

El primer poema es cantado por Juan Carlos Herrero, podemos verlo pulsando sobre el play de la imágen.

Soneto de la dulce queja

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

……….. por Juan Carlos Herrero

El lagarto está llorando

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer su anillo de desposados.

¡Ay! su anillito de plomo,
¡ay! su anillito plomado

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay, cómo están llorando!

……….. por David Liquen

Casida de la mujer tendida

Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.

Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.

La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espada fulgurante,
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.

Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.

……. Por Sarilis Montoro

A las cinco de la tarde

La cogida y la muerte

A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones del bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde.
¡ Y el toro solo corazón arriba !
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde,
cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

………. Por Jhonny López

Romance de la Luna Luna

La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos
El niño la mira, mira
El niño la está mirando

En el aire conmovido
Mueve la luna sus brazos
Y enseña, lúbrica y pura
Sus senos de duro estaño

Huye luna, luna, luna
Si vinieran los gitanos
Harían con tu corazón
Collares y anillos blancos

Niño, déjame que baile
Cuando vengan los gitanos
Te encontrarán sobre el yunque
Con los ojillos cerrados

Huye luna, luna
Luna, que ya siento sus caballos
Niño, déjame
No pises mi blancor almidonado

El jinete se acercaba
Tocando el tambor del llano
Dentro de la fragua, el niño
Tiene los ojos cerrados

Por el olivar venían
Bronce y sueño, los gitanos
Las cabezas levantadas
Y los ojos entornados

¡Cómo canta la zumaya!
Ay, ¡cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
Con un niño de la mano

Dentro de la fragua lloran
Dando gritos, los gitanos
El aire la vela, vela
El aire la está velando.

…… Por Marta Puente

La leyenda del tiempo

El sueño va sobre el tiempo flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

El tiempo va sobre el sueño hundido hasta los cabellos.
Ayer y mañana comen oscuras flores de duelo.

¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué espesura de anémonas levanta!
Sobre la misma columna, abrazados sueño y tiempo, cruza el gemido del niño, la lengua rota del viejo.

¡Ay, cómo canta el alba, cómo canta!
¡Qué espesura de anémonas levanta!

Y si el sueño finge muros en la llanura del tiempo, el tiempo le hace creer que nace en aquel momento.
¡Ay, cómo canta la noche, cómo canta! ¡Qué témpanos de hielo azul levanta!

….. Por Eduardo Comín

Preciosa y el aire

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.
El silencio sin estrellas,
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen
guardando las blancas torres
donde viven los ingleses.
Y los gitanos del agua
levantan por distraerse,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde.

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado
el viento que nunca duerme.
San Cristobalón desnudo,
lleno de lenguas celestes,
mira la niña tocando
una dulce gaita ausente.

Niña, deja que levante
tu vestido para verte.
Abre en mis dedos antiguos
la rosa azul de tu vientre.

Preciosa tira el pandero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de la nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Míralo por dónde viene!
Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.

Preciosa, llena de miedo,
entra en la casa que tiene,
más arriba de los pinos,
el cónsul de los ingleses.

Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando,
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento, furioso, muerde.

..… Por Guillermo Garceta

Canciones de Luna – Murió al Amanecer

Noche de cuatro lunas

y un solo árbol,

con una sola sombra

y un solo pájaro.

Busco en mi carne las

huellas de tus labios.

El manantial besa al viento

sin tocarlo.

Llevo el No que me diste,

en la palma de la mano,

como un limón de cera

casi blanco.

Noche de cuatro lunas

y un solo árbol.

en la punta de una aguja

está mi amor ¡girando!

….. Por Pilar Pérez Viñuales

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