Gastronomía
Cena rápida, nos vamos a los San Fermines
15 julio 2022
Hola, amigos de los sabores y placeres gastronómicos de la ribera alta. De nuevo reunidos a través de las nuevas tecnologías para disfrutar un rato con los placeres de buen comer y beber.
Tenía varias opciones para hablar esta quincena con vosotros, pero anoche viví algo que me dejo anonadado y creo que merece una mención para que, si todavía no lo conocéis, lo conozcáis para que no os lo perdáis el año que viene.
Hablo de la tradición Boquiñenera de celebrar los sanfermines de una manera muy peculiar.
Durante los 8 dias que duran las afamadas fiestas de San Fermín de Pamplona, a las 22.00 horas, desde la zona conocida como el rabal salen entre 10 y 12 carretones taurinos, portados por los niños y niñas del pueblo.
Parece ser que esto lleva años celebrándose. Los adultos que llevan a sus niños a los encierros chiquis ya disfrutaban de ellos hace 15 años, quizás más. Yo he vivido estas mini fiestas improvisadas desde hace unos cuantos años. Y van en aumento. Ayer mismo me tomé la libertad de hablar con parte del ayuntamiento y decirles: «esto se tiene que conocer en toda la ribera, se tiene que ver fuera de nuestra ribera ya que están siendo los encierros punto de encuentro de al menos 6 o 7 pueblos de la ribera». Como podéis ver en las fotos o videos, anoche en la despedida y canticos del pobre de mí, al menos varios centenares de niños y adolescentes llenaban la plaza nueva de Boquiñeni. Todos portando su velita encendida y gritando al unísono el pobre de mí. Mientras miembros del ayuntamiento preparaban un picoteo y refrigerio para niños y grandes.
Pero yo voy a contaros como funciona esto desde un pequeño relato que me he atrevido a escribir con ciertos toques gastronómicos, ya que este rinconcito mío no es para hablar de cultura y tradiciones, si no de pitanza. Pero esta vez va todo unido ya que ha afectado a nuestras rutinas alimenticias.
Espero que os gusten estas líneas con una gran base real pero aderezadas con adornos literarios.
Merienda cena
No son ni las 17 de la tarde, pero en el césped de las piscinas se nota que se cuece algo. Algo en verdad se está cociendo, pero no en la piscina si no en casa de la abuela Cristina. Los primeros tomates maduros del huerto de Faustino están siendo escaldados, troceados y fritos encima de un buen sofrito de cebollas y pimientos para hacer los primeros botes de conserva de tomate frito del año. Estos no serán necesario de cocerlos mucho en los botes, los ansiosos nietos darán buena cuenta de ellos nada mas que lleguen de la escuela de verano o de la guardería. ¡Que rica esta esa salsa encima de unas magras de jamón ligeramente marcadas en la sartén!
Los niños agarran el bocata con las dos manos mientras se organizan para el evento veraniego estrella del pueblo. Comienzan los san fermines.
Algunos de ellos ya se han despertado antes de las 8 para poner la tele y ver el primer encierro de este año. La pandemia nos ha privado de poder verlos y se han cogido con ganas. Pero a estos niños el encierro mañanero no es el que más les importa.
Acabado el bocata y refrescados en la piscina, cada niño agarra la bicicleta y como alma que lleva el diablo desfilaron todos hasta casa a preparar el carretón.
Hay que hinchar las ruedas, ajustar los manillares y poner cintas en los cuernos para que ninguna astilla o descorchon en el plástico haga daño a los corredores.
Hay una familia que vive esto de forma mas intensa. La ganadería de carretones hermanos Oliveros.
Ellos han preparado desde hace años con ayuda del abuelo un montón de carretones, los mas grandes, los mas chulos y los mas realistas. De forma desinteresada cuidan y preparan los carretones para que todos los niños del pueblo disfruten de las carreras.
Los niños llegan a casa anormalmente temprano.
Rebuscan periódicos viejos en los armarios y revisteros, se tienen que hacer el rollo de periódicos para cantar al santo los tres canticos de rigor para poder correr el encierro bendecidos por la capa y buen hacer del santo.
A mas de 40 kilómetros de Boquiñeni, una familia en zaragoza prepara rápidamente los bártulos, un túper con una tortilla de patata, rodajas de calabacín rebozadas y unas botellas de agua. La casa del pueblo tiene la nevera apagada y los niños quieren ir a comenzar el veraneo a casa de los abuelos y reencontrarse con los amigos del pueblo que hace meses que no ven. La madre se ha pegado media tarde preparando la merienda, que usando nuestro término más curioso servirá de merienda y de cena. Los ingleses inventaron un termino similar uniendo el desayuno y la comida. El breakfast y lunch. Y en inglés no suena mal…. El brunch.
Pero nada que ver con nuestra merienda cena. En realidad, ni es merienda…. ni es cena. Pero nos sirve para poder librarnos de la copiosa cena que en estos dias de fiestas brilla por su ausencia porque hay que estar listos antes de las diez para llegar al desencajonamiento al rabal.
En casa de los gaiteros y dulzaineros de la localidad pasa parecido.
Afinar y ensayar los canticos y las cancioncillas que van a acompañar los encierros de toros de cartón son más importantes que la cena. Rápidamente, un chaparrazo de vino, dos tientos al embutido y una ensalada de tomates y cebollas tiernas y dulces recién recogidas de la finca las perdices del tío Luisito es más que suficiente. Además, uno de los dulzaineros tiene por costumbre repartir galletas que tienen fama entre alguno de los corredores. Hugo, joven corredor de Luceni, se guarda como dice él un hueco en el estomago para poder comerse varias de estas galletas.
En casa de otros niños, la abuela y la madre ha preparado un friton de bonito. En esa casa si que saben disfrutar de los productos de temporada. Los pimientos empiezan a crecer y alguno ya ha terminado en la olla con el sofrito aderezado con ajos y tomate rallado. Unos lomos de bonito del norte fresco que acaba de llegar del Cantábrico en plena temporada hasta la tienda, escaldado como mandan los cánones y cubierto con la salsa, es una socorrida cena. Ya sea en caliente con un palmo y medio de pan de pueblo untado en salsa, como en una tosta de hogaza con unas anchoas encima o simplemente un buen caramullo de friton con un sagrado huevo frito encima…
Menuda merienda cena.
En las 4 esquinas nos hemos encontrado con niños de Luceni, de Gallur, de Pradilla de Ebro, una familia entera de Pedrola, una famosa familia taurina de Tauste, que no es de la ribera, pero como si lo seriese.
También han llegado desde Alcalá de Ebro una familia que tiene primos en Boquiñeni y que no se va a perder los encierros ningún dia.
Son las diez menos cuarto. Algún niño aun lleva el bocata en la mano porque no le ha dado tiempo de cenar sentado, algunos llevan un helado mientras bajan la cuesta de la iglesia, y los abuelos de la mano con los niños más pequeños arrastran los carretones hasta la bifurcación de la calle allá abajo en el rabal.
Algunos trabajadores de la gran fabrica de coches llegarán a chupinazo echado y no cenara hasta que todo acabe.
Solo faltan dos minutos para que todo empiece. García lleva su puro en la boca y el cohete en la mano. Los dulzaineros comienzan los primeros compases del ultimo soniquete y los niños golpean al aire con sus rollos de periódico cantando y pidiendo la protección del santo.
Niños de 6 o 7 pueblos distintos, con el bocao en la boca de esa merienda cena rápida con el único pensamiento de disfrutar con los amigos de 4 carreras en derredor de la plaza nueva, el callejón y la calleja.
Los padres, lata de cerveza en mano y alguno cascando pipas miramos a los muetes ilusionados como corren delante de los astados como si de verdad fueran seres vivos de la ganadería mas prestigiosa.
23.00
Los toros lentamente ruedan hasta casa de los abuelos de Jorge y Jairo. Seguro que Jose Alfredo tiene que hacer reparaciones urgentes para que mañana estén de nuevo listos.
Las abuelas mentalmente repasan el menú de mañana que prepararán para la siguiente merienda cena.
Hasta la quincena que viene.