Gastronomía
Carnaval y jueves lardero
25 febrero 2022
Hola de nuevo amigos y amigas de la GaRceta de la ribera. De nuevo nos encontramos para hablar de comidas y bebidas ricas para alimentarnos y disfrutar de lo lindo.
Y es que esta quincena ahora mismo mientras me escuchan estamos todavía digiriendo la longaniza de ayer jueves lardero y mañana ¡¡comenzamos el carnaval!!!
Hablamos primero un poco de jueves lardero. No puedo saberme las tradiciones de todos los municipios que formamos la ribera alta, aunque de verdad me gustaría. Pero si que he vivido algún jueves lardero en los pueblos que más cerca tengo.
En Luceni, los chicos del pueblo cogíamos el bocadillo de longaniza o tortilla de longaniza y con la bici a golpe de pedal corríamos en nuestras Orbeas BH, en las Cross jet o en las primeras bicicletas de montaña económicas que llegaban al híper o al Prika. Aún recuerdo como brillaba aquella Strogman negra y naranja que tanto esfuerzo costo comprar. Que antiguo soy ya…
En fin, mis amigos los hijos de la carnicera llevaban unos bocatas de fábula, pero los demás no nos quedábamos atrás. La abuela nieves me freía un palmo de longaniza me untaba el pan con tomate y me encantaba terminar el bocata con un poco de ajoaceite. Unos minutos de reposo en el papel de aluminio envueltos también en un par de servilletas de papel hacia que el tomate y el ajoaceite reblandecieran el pan y ese bocata pasara de ser tremendo a sublime.
El resto, un botellín de Kas, una lata de cola y a correr por las calles y los caminos.
Mis amigos de Alagón cogían panes redondos que rellenaban de tortilla de longaniza y peregrinaban hasta las murallas de Grisén para zamparse los bocatas correspondientes y jugar. Alguno siempre caía al agua, volvía chipiao y luego reñiegos en casa.
En Grisén, con la familia Coscolla siempre caían unas longanizas en la lumbre del hogar, siempre regado con buen zumo de cebada y dos, tres o cuatro puñados de olivas buenas.
En Pedrola, parecido. En Alcalá de Ebro, en Boquiñeni los chuscos con longaniza o los preñaos de longaniza. Qué tiempos cuando rellenaba el señor Gilberto esos bolos de masa.
No sé si el clima entonces era más frío o más cálido, si teníamos frío o no. Pero esta tarde era la bomba. Ahora, como haga un poco de brisa, ya nos echamos para atrás y nos quedamos en casa. O aun peor, llegamos tan cansados de trabajar que somos tan perezosos de no ir a por una longaniza a casa de Alberto y Ana.
En fin. Larga vida a las tradiciones. Tradición popular con raíces históricas ligadas a la iglesia. Jueves lardero es el último día de disfrute de la larda, del latín lardarius, grasa haciendo referencia al acto de alimentarse de carne y grasa. A partir de este momento solo los que paguen la bula podrán hacerlo. Qué acto tan hipócrita… pero, en fin. Empieza la fiesta del Carnaval y nos despedimos de los placeres de la carne en todos los sentidos bíblicos y terrenales.
Y ésto solo ha hecho que empezar. Comienza el carnaval, y esa fiesta es mundial. Es famoso el carnaval de Río en Brasil, donde la gente baila enseñando las lardas apretadas en lentejuelas y plumas mientras comen coxinhas o feijoadas. En Colombia celebran en Barranquilla el carnaval a ritmo de nalga y arroz con guandules, pinchos de chuzco o arepas de huevo y queso. En New Orleans la magia llena la calle, brujas hechizos y colores para disfrutar del carnaval sus dulces verdes y morados y el pollo frito sureño. Pero eso nos queda muy lejos. En las islas afortunadamente cálidas de Canarias tenemos el carnaval de Tenerife con sus papas arrugas con mojo picón y mojo verde. En Cádiz huevas aliñás, pescaditos fritos y tortillas de camarones además de pestillos y dulces con raíces morunas.
Pero no podemos olvidarnos del carnaval de Broto, de Bielsa y de todo el pirineo. Donde las tradiciones y la gastronomía se funden en fiestas con cencerros el onsso, el demonio y el muñeco que prenden fuego y se tira al rio en Broto mientras bebemos y comemos de peña en peña.
En todos nuestros municipios se celebran los carnavales de manera activa. Nos disfrazamos con los niños, agarramos unas Ambars y dejamos fluir la fiesta mientras damos al palique con los amigotes.
Yo este año me voy a disfrazar de cocinero, voy a seguir cocinando para todos los que quieran disfrutar de lo que cocine, aquí, allí, en la tele, en la garceta, en la escuela o ¡donde sea!
Salir a los bares hombres y mujeres de bien, probar los bocados que los cocineros y cocineras de la ribera cocinen para vosotros y vosotras y que viva el vino.
Sed felices y hasta la quincena que viene.