El bar del Carlos
Camino Santiago
2 agosto 2022
Pongámoslo clarico desde la primera línea, para que no nos llevemos sorpresas desagradables: a nosotros no nos gustan mucho los bares pal verano.
Me explico. El bar es un lugar de encuentro, reunión, de discusión, de risa y también de lágrima fácil. El bar es un lugar donde cada rincón, cada silla, cada banqueta, tiene un propietario oculto, donde hay leyes no escritas y fundamentos varios que sería muy difícil describir aquí y que, quizás, diera para un estudio sociológico serio que, por supuesto, nosotros no vamos hacer, ni ganas… En todo caso seríamos sujetos de estudio, eso sí, eso ya no te compromete tanto.
En el verano hemos perdido al alumno de intercambio. De un día pa otro desapareció y se fue. Cambió la ribera del Martín por la del Danubio, en esos pueblos donde dicen que hablan ruso. Sin duda ha marcado la nota exótica estos meses.
Los bares de los pueblos, en verano, quieren aparentar y parecen bares de capital. Es algo difícil de describir. Quizás el asunto es que como vienen los agosteros el ambiente cambia un poco. ¡Ojo!, que no tenemos nada contra los agosteros. Todo el mundo es agostero en algún lugar alguna vez en su vida.
Hemos pasado unos meses muy serios desde que al Riquelme le dio por el cante jondo. Pero ahora prima la piscina. Y los bares de piscina no son bares de verdad. Son como atrezos de baratillo. Son como un chupito de whisqui en un vaso de plástico. Son como bares pero en el fondo sabes que no lo son.
Las tardes son larguísimas. A la gente se le ve como desanimada. Se empieza a hablar de planes y vacaciones que nunca llegarán a su fin, de qué carrozas vamos a hacer con la peña este año, de si me han invitado a más despedidas y bodas de las que me puedo permitir (aquí empezó todo)…
Como siga esta calor el Víctor dice que hará su tradicional transhumancia a Soria. Se plantean, por fases, unas cuantas comidas de despedida del año escolar. De momento llevamos ya pensadas cuatro, el Santi y el Paco llevan la lista, lo que hace que nos plantemos en agosto cenando todos los fines de semana. No queremos decir nada, hay mucha ilusión y cariño puesto ahí, pero a lo que nos demos cuenta no hemos parado tampoco en verano. Además las preñadas darán a luz y perderemos efectivos en septiembre. Hay que amarrar y hacer piña ante las posibles bajas.
Reunida la junta extraordinaria, hemos decidido, pues, seguir haciendo el Camino Santiago. Rezar al santo y volver pa casa. Como llevamos haciendo todo el puto año, sin faltar a nuestra cita con el bar.