UN DÍA de color

En serio, llevo la tarde acelerada pero acelerada. Así no se puede escribir ni reflexionar ni dios que te la crió. Si se llevan las neuronas al cien no hay reflexión. 

Si quiero meter términos de neurociencia voy a tener que informarme, no se puede decir neuronas aceleradas. Seguro que hay algo más concreto y complicado.

Hoy he sido trending tropic en la localidad, esta mañana, por unas declaraciones. Y he tenido que contestar a algunas propuestas. Ya saben que en los pequeños pueblos también tenemos redes sociales. Y hay que atender. Si te leen diez o quince, son mucha cuadrilla.

Quería también hablar de Groenlandia. En principio iba a ser uno de mis viajes de 2025 pero. ¿Pero tú te crees que los socios quieren conquistar tierras? Trump quiere conquistar la isla del hielo o esto qué es.  Siempre me gustó viajar a regiones frías. La nieve, y los que juegan a hacer el movimiento de los ángeles. La nieve y las manchas que contaminan el blanco, aquí un puntito rojo, allá un puntito negro.

Hoy he comido colores. He comido verde y blanco. He comido color fresa y blanco. Es interesante. Seguro que hay dietas que tienen que ver con los colores y alguien ha desarrollado alguna teoría buenísima como que eso es bien saludable para la salud.

La tarde la ha arreglado la música y hablar con algunas personas de una forma y manera afable. 

Y ahora ya encaramos la noche. Voy a recurrir al naranja y un poco de verde. ¿Pero qué dice éste? Déjalo, son cosas mías.

Si te fijas todos los días tienen un color u otro.

Más cosas de las que tenía que hablar. De un reportaje muy interesante en EPS de las niñas afganas. El color que tienen es un color negro, y desdichado. O de cómo nos están llevando claramente por la senda tonta del fútbol. ¿De qué color será el fútbol tonto?

El kéfir de la cena es blanco. Y no se qué música le va a esto, tan etéreo y soluble.