El Bohío Caraqueño
Tamanaco Blues
5 octubre 2023
El mismo día que incineraron a Tamanaco Blues, sus familiares entregaban sus restos mortales a los amigos, para que estos los esparcieran en el Waraira Repano. Era un tipo alto, esmirriado y con unos grotescos bucles a lo Shirley Temple. Poseía un carisma embriagador, además de una evidente inclinación a la retórica. Se paseaba por la ciudad a bordo de un Mercedes Benz Blanco, aparentemente una herencia de su padre, un viejo godo proveniente de San Simón del Cocuy, el último rincón poblado al sur de Venezuela. Habitaba en la urbanización Bello Monte, pero tenía muchos conocidos en la parroquia Altagracia. Por esa razón, visitaba con tanta frecuencia La Cabaña del Abuelo, aquella tienda artesanal de hippies, en donde hoy en día funciona el Banco de Sangre.
Se jactaba de haber conocido personalmente a Freddy Mercury, según este bribón se fueron juntos de parranda hasta la parroquia Catia
En una ocasión, cuando ese mismo local se encontraba al tope de clientes, el susodicho aprovechó ese instante para lanzar un discurso rimbombante a favor de la fauna aniquilada durante los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Lo que realmente desagradaba, no eran sus argumentos, pero sí su lenguaje corporal, esa actitud vanidosa y petulante, adornada por su estrambótica elocuencia.
Tamanaco Fanfarrón, siendo un encantador de serpientes, asumía frecuentemente el rol del intelectual. Afirmaba, entre otras barbaridades, que Juan Vicente Gómez estando exiliado en Colombia a finales del siglo XIX, había tenido un tórrido y fugaz romance con una bella trapecista del Circo de Moscú, la cual quedaría embarazada y daría a luz nada más y nada menos que al mismísimo José Stalin. Este cultor de la patraña, no cesaba en sus andanzas, así embaucó a más de uno, cuando el grupo Queen se presentó en Caracas en 1981. Se jactaba de haber conocido personalmente a Freddy Mercury, según este bribón se fueron juntos de parranda hasta la parroquia Catia, visitando el abasto del Médico Asesino, luego el bar El Torero donde supuestamente conocieron a un chico de la localidad, por el cual el cantante escribiría en su honor la canción Las Palabras De Amor.
…se le podía encontrar en el bar Texas, epicentro de reunión de hippies y bohemios en la heladería Crema Paraíso…
Tamanaco dealer, fue el primero en vender LSD en la plaza Las Mercedes, ganándose con creces, su mala reputación, especialmente entre los vecinos conservadores de la zona. Él por su lado, se autodefinía como un chamán, que intentaba iluminar, las mentes confusas que no aceptaban los sabios designios, y a su merca ambulante como aquel puente de las percepciones hacia una experiencia psicotomimética.
Cuentan que en una oportunidad, la policía lo sacó a empujones del Hotel Veroes…
Además, lo que reforzaba en la gente, esa imagen de vago y maleante era que nunca se le conoció un oficio respetable. En su rutina diaria, cuando no andaba paseando en su Mercedes Benz blanco, se le podía encontrar en el bar Texas, epicentro de reunión de hippies y bohemios en la heladería Crema Paraíso, refugio de las estudiantes de los colegios La Salle y Santa Teresita. En otras ocasiones, se le veía en la disco tienda de los Trinitarios en la esquina de Santa Bárbara, comprando los vinilos de moda.
Cuentan que en una oportunidad, la policía lo sacó a empujones del Hotel Veroes, porque lo confundieron con aquel iracundo alemán quien quemó las puertas del Templo Masón. Para los testigos fue toda una sorpresa, presenciar como por primera vez, se le veía al Tamanaco Blues, desamparado e indefenso, lloriqueando y pidiéndole clemencia a los temibles miembros del grupo Gato de la Polícia Técnica Judicial. A las pocas horas, lo soltaron al aclararse el mal entendido, pero al popular personaje no se le volvió a ver por meses. Luego, con nuevo look a lo John Travolta, regresó a lo de siempre, a recostarse de cualquier esquina, como si nada hubiese pasado, pero ya se le empezaban a notar las grietas.
Tamanaco el viejo, cruzó la línea del nuevo siglo intentando ser el mismo, pero los años no pasan en balde. El personaje dicharachero y carismático, ahora daba pena ajena. Encorvado, esmirriado, calvo y sin su Mercedes Benz Blanco, había perdido el encanto de otrora.
No se supo de quién fue la idea, pero lo cierto del caso que alguien mezcló las cenizas con la droga y se lo fumaron como un tributo póstumo.
La noticia de su muerte en el año 2010, fue recibida con pesar, por sus viejos conocidos, la causa del deceso jamás se aclaró. Pero lo más insólito estaba aun por pasar, porque los parientes cercanos entregaron sus cenizas a sus amigos, estos yéndose de farra con sus restos, a golpe de madrugada, bajaron a la quebrada de Catuche, a comprar piedra.
No se supo de quién fue la idea, pero lo cierto del caso que alguien mezcló las cenizas con la droga y se lo fumaron como un tributo póstumo. Quizás, deseaban cruzar aquel puente de las percepciones hasta alcanzar la añorada experiencia psicotomimética como profetizaba el gran Tamanaco Blues.