Pintura

Sátira Romántica

25 agosto 2023

Sátira del suicidio romántico, Leonardo Alenza

Si vais al museo de Arte Romántico de Madrid os encontraréis con un óleo de pequeñas dimensiones, 28 X 36 cm., que pasa bastante desapercibido, tanto por su tamaño como por carecer de especial atractivo pictórico.

Entonces, diréis ¿Para qué puñeta le dedicas un artículo?  Pues por dos razones, una porque uno siempre acostumbra a mirar en la dirección contraria a la que señalan los guías y otra porque siendo verdad la premisa anterior, este cuadro cuenta una curiosa moda durante el romanticismo, mediados del siglo XIX.

En el cuadro podemos ver (foto de portada) a un tipo desgreñado y en camisa de dormir, con papeles y utensilios para escribir a sus pies. Es claramente un escritor pero ¿Un escritor cualquiera?

Por supuesto que no ¿Qué hay más romántico que el sufrimiento espiritual? Es tan válido sufrir por un amor imposible como por ser un artista no comprendido y si juntamos las dos cosas mejor que mejor.

Además de los papeles el autor nos pone otras pistas, un tintero, una espada de cazoleta por si hay que batirse en duelo, una calavera y una cruz con una corona de laurel marchita, por la gloria que nunca llegó.

Ya tenemos definido a nuestro personaje, bueno al nuestro no, al del cuadro.

Pasemos a la acción de la obra, para lo que vamos a fijarnos en la etiqueta explicativa.

 Título: Sátira del suicidio romántico

 Autor: Leonardo Alenza (1.807–1.845)

En los años del Romanticismo hubo un escritor que hizo furor, Goethe, vamos un influencer de la época pero documentado.

La novela de Goethe, Las penas del joven Werther, en la que el protagonista, tras muchas angustias termina suicidándose ante un amor no correspondido, tuvo tanta repercusión entre los jóvenes románticos de toda Europa que se produjeron numerosos suicidios mímicos, hasta el punto de que el fenómeno denominado fiebre Werther aún se estudia en psicología.

Fue tanto que países como Italia y Alemania llegaron a prohibir la novela.

Pensemos que el Romanticismo además de un movimiento artístico fue un enfoque vital, preconizaba el derecho a la libertad individual, incluido el derecho a tomar la decisión sobre la vida propia, pero discusiones morales aparte todo puede ser aceptable o patético, según se ejerza.

El autor, Alenza, hace una sátira de esta moda poniendo en manos del protagonista una daga con la que suicidarse doblemente.

¿Se clavará la daga mientras se precipita por el vacío, o por el contrario se rematará después del impacto?

En cualquier caso terminará tan muerto como los personajes que se ven al fondo, ahorcado el uno y con la cabeza destrozada el otro, pero tristemente para él sin la romántica dignidad de la muerte del protagonista de Goethe.

Otro pequeño detalle en el cuadro, que no quiero que se me pase por alto, es la extrema delgadez del pobre escritor fracasado.

La moda dictaba que había que estar melancólico, pálido y extremadamente delgado y ¿Qué reúne esas características? Efectivamente el estar tísico.

La estúpida dictadura de la moda, antes y ahora, impone sus normas, por lo que numerosos jóvenes contraían voluntariamente la tuberculosis para seguirla. ¡Increíble pero cierto!

Casualidad, el propio pintor, Leonardo Alenza al que podemos ver en este autorretrato, murió de tuberculosis a pesar de haber estado ingresado en la casa de las vacas, cuadras, del Retiro madrileño, pues se decía que los efluvios de estos animales curaban la tuberculosis.

Esto lo digo por si algún antivacunas quiere probar.

Para ver y escuchar el adagio completo del concierto de Aranjuez con Paco de Lucía a la guitarra púlsese sobre este enlace y disfrútese. 
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