Aragón

San Jorge, patrón de Aragón

23 abril 2021

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El hablar de la figura de San Jorge y su vinculación con Aragón constituye una interesante aventura porque la realidad y la fantasía se entremezclan a la hora de profundizar en su vida. Sin embargo, también es un buen punto de apoyo para adentrarnos un poco más en el conocimiento de la historia aragonesa y la conformación de nuestra identidad cultural.

   En torno a su biografía muchos son los datos irreales que se nos han transmitido, pero su imagen y su patrocinio están extendidos por muchísimos lugares del mundo. Su devoción es universal y se le venera, por ejemplo, desde tierras rusas hasta Aragón, desde Etiopía hasta Portugal. Son numerosos los países que tienen una arraigada tradición al santo y cuentan con grandes o pequeñas iglesias o ermitas dedicadas a su intercesión. Al parecer, San Jorge nació en Capadocia, antiguo territorio de Asia Menor, en el año 270 después de Cristo. Era de familia acomodada y se convirtió al cristianismo. Por esta causa, fue perseguido y sufrió innumerables y terribles tormentos que aguantó estoicamente con la ayuda de su profunda y sentida fe. Tras pasar por un sin fin de dolorosas pruebas como estar en cal viva durante tres días, ser envenenado, colocarle una sandalias de clavos ardientes en los pies, ser despeñado por un precipicio…, finalmente murió decapitado en la ciudad de Dióspolis, Lydda, actual Lod, en Israel, el día 23 de abril del año 303. A partir de ahí comienza su historia y su leyenda. De entre todos los hechos inverosímiles de su vida destaca, sobre todo, el enfrentamiento y la muerte de un enorme dragón y la defensa de una princesa como símbolo de la victoria del bien sobre las fuerzas del mal y del inframundo. Su representación iconográfica no deja lugar a dudas. Normalmente se le reconoce como guerrero, en unas ocasiones vestido a lo romano y, en otras, como caballero medieval a pie o a caballo. Lleva lanza y/o espada y el escudo con su característica cruz roja sobre fondo blanco y, naturalmente, la mayoría de las veces, lo podemos contemplar montado en su caballo y desafiando o matando al terrorífico dragón.

   Pero la simbología de San Jorge cobra otras singulares características. Además de su esencia como soldado, su nombre, Jorge, deriva del griego georgos que significa cultivador y su efemérides, celebrada en plena eclosión de la primavera, nos está aludiendo, de esta manera, al santo protector de la naturaleza. Algunos autores nos hablan incluso de que su victoria sobre el dragón podría significar el triunfo sobre la sequía y sus nefastas consecuencias.

   A San Jorge se le ha implorado, especialmente, como patrón de los caballeros, pero también como protector de la salud, para curar las heridas y contra las arañas. En otro contexto, se le ha visto como uno de los santos conductores de las almas.

   Las evidencias más antiguas del fervor que se le profesa se documentan en la zona de Oriente, y la difusión de su arquetipo en Occidente viene de la mano de los caballeros cruzados que lo acogen como valedor de su ideal. En España, se le relaciona, además, con el Camino de Santiago y serán, específicamente, los territorios de la Corona de Aragón quienes le rindan pleitesía con mayor interés. Y tanto en Valencia como en Mallorca, en Cataluña y Aragón veremos cómo durante la Edad Media es decisión de los gobernantes mandar celebrar y guardar su fiesta.

   Por lo que respecta a Aragón, la unión de San Jorge con nuestra comunidad es bastante temprana en el tiempo, debido a un hecho singular y extraordinario que sucedió en la batalla de Alcoraz durante la conquista de Huesca a los musulmanes en el año 1096. Según recogemos en las crónicas antiguas se habla del hecho milagroso de la aparición del santo en dicha batalla portando a lomos de su caballo a un jinete alemán que ese mismo día estaba combatiendo en la batalla de Antioquía: “… Y este mismo día tuvo lugar la batalla de Antioquia, y un caballero de Alemania estuvo en ambas, la de Antioquia y la de Aragón, puesto que en la batalla de Antioquia fue descabalgado y lo tomó San Jorge en las ancas de su caballo, y una vez ganada la batalla vinose San Jorge con el caballero a la batalla de Huesca…”.

   Será, sobre todo, a partir del siglo XIII cuando el culto a San Jorge se amplíe y cobre mayor fama y el probo de Capadocia se convierta en el santo batallador, patrón de insignes Estados y de los valientes guerreros dentro de la sociedad medieval. En torno a su salvaguardia y amparo se fundaron cofradías de nobles caballeros. Así, en Zaragoza, y en el siglo XV, se creó una Cofradía de Justadores bajo su advocación y a principios del siglo XVI se constituyó la Cofadria de Cavalleros e Hijosdalgo de San George de la Ciudad de Çaragoça, antecesora de la actual Real Maestranza de Caballería. Los reyes siempre tuvieron al santo en gran estima y respeto. El rey Pedro IV el Ceremonioso lo consideraba como áncora de su esperanza y abogado de las batallas de la casa de Aragón. En una carta dirigida a su hermano le dice: “… Sabed que Nos por la gran devoción que tenemos al noble San Jorge, hemos ordenado que todas las compañías de a caballo lleven el día de la batalla unos guiones con la bandera de San Jorge. Y así, os mandamos y rogamos que vos mismo e igualmente por cada uno de los vuestros hagáis los dichos guiones, que sean totalmente blancos con la cruz roja y bien grande, tanto por la cara como por el revés, de modo que los dichos guiones se parezcan y estén de conformidad con la bandera del señor San Jorge…”. En su honor edificó una capilla en el palacio real de la Aljafería de Zaragoza, ordenó llevar su bandera en combate, encargó imágenes y retablos con la figura del mártir e incluso mandó buscar sus reliquias.

   Pero la oficialización del patronazgo de San Jorge con Aragón lleva la firma del rey Juan II de Aragón que, en Cortes de Calatayud del año 1461, declaró fiesta oficial el día de San Jorge disponiendo: “… E assimesmo ordenamos que la fiesta del glorioso Martyr señor Sant Iorge que caye a XXIII dias de abril, sia en el dito Regno inviolablemete e perpetua, guardada, observada e celebrada solenement; bien assi como los dias de Domingo e otras fiestas mandadas guardar e observar…”. No obstante, los aragoneses se olvidaron pronto de su patrocinio y será el rey Felipe II quien se lo recuerde: “… Por Fuero está proveydo que se guarde la fiesta del señor sant Iorge Patron deste Reyno: y aquella de hecho no se guarda: Porede su Majestad de voluntad de la Corte estatuece y ordena que cualquiere que no guardare la dicha fiesta, incurra en pena de sesenta sueldos Iaqueses, executaderos privilegiadamete en los bienes de los que no guardaren la dicha fiesta, aplicaderos al Hospital de la Ciudad, Villa o Lugar donde estuvieren…”.

   Y por esto, no nos extraña que, el mismísimo Cervantes, y en su afamada obra Don Quijote de la Mancha, deje constancia de la particular primacía que se le tenía en nuestra tierra. Cuando el Caballero de la Triste Figura decida hacer una nueva salida y le pida consejo al bachiller Sansón Carrasco, éste con buen tino le aconseja: “… que era su parecer que fuese al reino de Aragón y a la ciudad de Zaragoza, adonde de allí a pocos días se habían de hacer unas solemnísimas justas por la fiesta de San Jorge, en las cuales podría ganar fama sobre todos los caballeros aragoneses, que sería ganarla sobre todos los del mundo…”. Y en el pasaje de su encuentro con los labradores que llevaban una serie de imágenes para realizar un retablo en su aldea, podemos leer: “… y fue a quitar la cubierta de la primera imagen, que mostró ser la de San Jorge puesto a caballo, con una serpiente enroscada a los pies y la lanza atravesada por la boca, con la fiereza que suele pintarse…”.    Por  Ley  de 18  de  abril  de  1984,  la  Diputación  General  de  Aragón  declaró que fuera el  Día de Aragón el 23 de abril, tradicional conmemoración de San Jorge.

Si pulsamos el play sobre la primera foto, veremos a Jesús Logroño cantando desde Pedrola, para la gaRceta y para la ribera!

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