Relatos

Parentesco sin compromiso

24 noviembre 2023

Siempre hemos sido de matemáticas en casa. Aunque de preferencia por los pares, la vida nos trajo un hijo impar. Y el uno es un gran número. Le llamamos Huno. También es conocido de los matemáticos el hacer simplificaciones. Y quizás él también lo ha reducido todo a números al decidir marcharse tan pronto. Ha alquilado la que siempre ha sido ‘su’ habitación y se ha mudado a una habitación que comparte con una chica de letras al final de la calle. Le sale mejor así, y nos puede ver pero de un poquito más lejos. 

Ha seleccionado al inquilino como le hemos enseñado, analizando las opciones y buscando la más rentable. Un jubilado con movilidad un poco limitada pero con una buena pensión que le asegura el cobro del alquiler. Y con nosotros ha sido muy considerado nuestro pequeño primogénito, ha acordado con el nuevo que por contrato tiene que dirigirse a nosotros como papá y mamá y que no tenemos que cuidarle. Así que, a Andrés, resultado del proceso de selección, lo hemos adoptado como un hijo más pero sólo de parentesco, sin compromiso. Nosotros tambien hicimos cuentas y nos salía mejor así.

El señor Andrés ha rejuvenecido, se lo estamos notando día a día, como Rambo. Al principio, los primeros meses, nos contaba historias de su niñez y juventud, y se hacía el abuelo constantemente. Pero hace ya un tiempo que desde que nos llama papá y mamá sin apuro, con más familiaridad, se ha quitado años. Nos pregunta más a nosotros, nos pide que le contemos cosas de cuando era pequeño, y claro, nosotros encantados, porque somos muy de recordar… lo nuestro, pero podemos hacer excepciones y alguna vez le metemos tambien historias de las que nos había contado él. Y así vamos pasando los días. Hasta nos hemos hecho una foto los tres juntos.

Nos hacemos un poco de lío cuando viene Huno a casa, porque no sabemos muy bien cuál es el mayor y cuál es el pequeño. La verdad es que ahora pienso que los pares son más difíciles. Notamos que tienen algo de celos entre ellos, por más que intentamos que no. Huno echa de menos el tiempo que pasamos con Andrés y Andrés cree que siempre querremos más a Huno. Si hablamos del pasado, tratamos de que parezca que son la misma persona. Y si hablamos del futuro… hay novedades.

La cosa se pone fea, porque parece que las cosas no van bien con la chica de letras, y Huno nos ha dicho que quiere volver a su habitación. Andrés ha vuelto a abuelear por la casa, le han empezado dolores que no tenía y le tenemos que esconder el chocolate porque le ha entrado una ansiedad loca por comerlo. Nosotros estamos en medio y no sabemos qué hacer, los dos son nuestros hijos, y aunque con el más reciente no hay compromiso, le hemos cogido cariño. Y tenemos ya tantos recuerdos propios que hemos mezclado con los suyos, que no los sabemos separar.

Esto ya no se reduce a números, y ya no se puede decidir haciendo una cuenta.

Impares, pares, problemas, soluciones, infinitos, números, letras, recuerdos reales o inventados y mezclas imposibles. Nada es tan simple, ni tan complicado.

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