Los días viejos

Hoy ha sido un día normal. Aclaro esto porque no se si la ONU o algún organismo de esos ha decretado que hoy es el día más feliz del año.

Confieso que llevo unos días medio dando las gracias a no se quién por el olor de la lluvia, el sabor de la cerveza, el picante de algunos alimentos y por el sueño.

Pero centrémonos en el día de hoy. Vayamos a la comida.

La posmodernidá es envejecer bien. Es envejecer a gusto. Eso es todo.

He ido a un garito de esos medio bueno que hacen cocina atrevida, que te sirven genial, que te explican todo.

Centrémonos en el restaurante. Delante de nosotros había una mesa con ocho personas muy mayores ( viejos, de la tercera edad, como se diga).

Comían con una educación exquisita, sin hacer un ruido. Los he observado con detenimiento. Eran todo educación y buenos modales. He oído una frase en latín. Esto lo juro. Le he preguntado a la jefa de sala, ¿ qué era aquello? Y me ha contestado que cada tanto van, y que ella personalmente estaba encantada con esa mesa. Le he dicho que eso era una maravilla, en estos tiempos de ruido.

La posmodernidá es envejecer bien. Es envejecer a gusto. Eso es todo.