Gastronomía
La torrija, lamineros a golpe de tambor y bombo
30 marzo 2024

Buenos días, buenas tardes, buenas noches amigos y seguidores de la GaRceta de la ribera. De nuevo dándole a los post morrudetes para todos ustedes.
Hay que ver que bien se está de vacaciones. No llevo en realidad ni 12 horas de vacaciones pero ya estoy disperso total y desconectado de los alumnos, las obligaciones cocineriles y las recetas complicadas.
Voy a centrarme en las cosas sencillas que sacian cuerpo y mente. Aún no he hecho que aparecer por Boquiñeni que ya me ha llegado el aroma de canela, moscatel, aceite caliente. Y zasca, la tía rosario ha preparado unas cuantas torrijas de semana santa. No es que ella sea una apasionada de los fogones. Come como un pajarico, pero lo de hacer cosícas a sus sobrinos y ahijados le priva. Ya apareció con una gallina de chocolate enorme para su ahijada Alizia, y como no va a prepararles sus 376 torrijas a sus niños preferidos.
Así que de eso trata esta vez el post. De un dulce típico de estas fechas que está viviendo una nueva oleada de popularidad, cierto es que en las últimas cartas de restaurantes que hemos creado está incluida. Pero de forma muy poco tradicional, un poco freak… en fin…
Adentrémonos maños y mañas, ribereños y ribereñas a ritmo de tambor y bombo en el dulce y churripitoso mundo de…. La torrija.
Esta rebanada de pan mojado y frito ¿¿tendrá historia??? Pues claro que si wuapis.
Ya he nombrado en otras ocasiones los textos de Apicio, del siglo IV o V. Pues es en uno de esos textos de Re Coquinaria, en el que ya se nombra esta receta, o algo parecido. Cuenta que las rebanadas de pan duro, cuerpo de cristo y que su desperdicio se considera pecado debían de reutilizarse y nunca desperdiciar. Por lo que recomendaban dar un baño en leche con especias y disfrutar de este pan como las tradicionales sopetas. Ya que también se habla de remojar el pan en vino con azúcar. Todavía no se hablaba de rebozarlas en huevo y freírlas pero ya tenemos un atisbo de lo que depararía el futuro a estas rebanadas de pan.
Durante la edad media en Europa no se le conocía como torrija, más bien se les conocía como la soupe dorate, tostée dorées o el pain perdu francés que se popularizo en reino unido como payn purdyeu. Me meto en unos fregados con los idiomas… soy peliculero e intento decirlos bien, pero Guillermo siempre me corrige la pronunciación, así que es tu momento Guillermo, porfa, dilo tú en ese perfecto francés de la ínsula Barataria please.
[en mi defensa diré que non recuerdo avoir corregido a Monsieur le Chef Cusinier, mais si él me lo pide yo lo digo.... soupe dorate, tostée dorées, pain perdu... y en anglais payn purdyeu]
En el siglo XIV el recetario francés Le Viandier ya las reconocía como fritas rebozadas y cubiertas con azúcar.
En los recetarios españoles se reconoce el termino torrija o torreja desde que Juan Encina escritor de villancicos usara ese término en el cancionero navideños de 1496. Desde ese momento se popularizaron como alimento para parturientas por su subidón de azúcar. Pero no fue hasta 1611 que se escribió la receta tal y como la conocemos ahora. Fue el cocinero español Francisco Martínez Motiño quien lo registro en la su Arte de Cozina pastelería, Vizcocheria y Conserveria.
Pero ya vale de historietas que me lio y os preparo la chapa máxima.
Vamos a darle una receta clásica y luego otras más raras. Quedaros con la que queráis.
Cogemos el cuerpo de cristo endurecido de varios días abandonado en la cocina. Cortamos rebanadas sesgadas y gruesas.
Calentamos leche con una rama de canela, esencia de vainilla y una buena chorrada de anís o vino dulce.
Vertemos la leche con aromas en una bandeja honda y en ella remojamos las rebanadas de pan. Mientras calentamos la sartén con aceite de oliva.
Presionamos las rebanadas para que escurran la leche sobrante, pasamos por huevo batido y freímos 10 segundos por cada lado. Tiempo suficiente para que el huevo se haga y cree costra para que no se escurra la leche. Sacamos a un papel absorbente y cubrimos con azúcar mezclada con canela en polvo. Ponemos en una fuente y a disfrutar.
Otra receta… encargamos a la pastelería de nuestra confianza unos bollos suizos buenos. Les recortamos las puntas y hacemos un corte en horizontal separando dos tranchas de bollo de forma rectangular.
Calentamos leche con cascara de naranja, agua de azahar y hojas de menta. Empapamos el suizo, rebozamos y freímos igual a las anteriores.
En la parte plana, colocamos una generosa capa de azúcar que caramelizaremos con la llama de un soplete. Encima colocaremos una crema pastelera con ralladura de naranja y cascara de naranja confitada en almíbar. Mare mía…
Pero podéis hacer torrijas de muchas formas…

En el restaurante Camposanto la hacemos con ¡croissants! Empapados en leche con moscatel de Ainzón, Caramelizados y coronados con una bola de helado de tofe salado y salsa de galleta Lottus.
En otros restaurantes con brioche y helado acido de yuzu, en otros con espuma de requesón dulce….
El límite es el cielo babys.
Si vais a ver procesiones echaros un par de torrijas al buche. Si vais a ver a la novia o novio, llevarle unas torrijas también…
Si vas a ver a la suegra….
Seguro que tiene algo para ti también. Así que llévale una torrija buena.
Me encanta cocinar imaginariamente para vosotros GaRceteros y GaRceteras.
Pronto un nuevo capítulo de mi negra culona favorita con cocinando en Air frier volumen two.
Nos escuchamos y leemos en un puñado de días.
Escribió para vosotros Eduardo Comín, AKA Eduardo Fuckerchef para la GaRceta de la Ribera.
