Murmullo sin ruedines

La mujer del parque

6 octubre 2023

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Eran casi las tres de la madrugada, su voz me sacó de mis divagaciones trasnochadoras. Me levanté del sofá, abrí la puerta del balcón y los vi allí, sentados en el banco del parque. Una mujer de hablar sudamericano contaba una historia a un hombre que le dedicaba toda su atención.

…había sido almirante de la marina norteamericana y había pilotado portaviones durante la guerra del golfo…

Su voz cristalina invitaba a escuchar, así que me senté y agudicé el oído.

Aunque la historia ya estaba comenzada, no me costó deducir que la mujer había sido almirante de la marina norteamericana y había pilotado portaviones durante la guerra del golfo. Una lesión de cadera montando en monociclo la había obligado a retirarse muy joven y le había quedado una paga muy pequeña ya que el ejercito americano no le había cotizado los años trabajados aprovechándose de que no tenía papeles. Estuvo un tiempo deprimida, pero un día, encontró en la calle un libro de esos liberados, un libro libre, como una señal. Era un libro de autoayuda, «Tus lados equivocados» le escuché decir a la mujer que se titulaba. Lo cogió y lo metió en un basurero.

…había sido programadora en Sillicon Valley antes de lo del portaviones…

Su vida cambió a peor, aprobó una oposición y la destinaron a Madeira, se casó con un hombre forzudo que trabajaba en un circo que se llamaba Circo Forzudo. El hombre forzudo tenia un toc y ella, este dato lo daba ahora por primera vez en el curso de la historia, siempre arrugaba la nariz, osea, tenia un tic. Decidieron montar tick tock, la famosa plataforma de videos. Ella había sido programadora en Sillicon Valley antes de lo del portaviones, y el señor forzudo repartidor de Globo en Tudela, así que en un par de horas tenían el ticktock listo para internet, con todos los permisos, el seguro de responsabilidad civil, el plan de prevención de riesgos laborales, la firma electrónica, la ficha a terceros y ya habían tenido una inspección de hacienda, una de trabajo y dos de sanidad.

…soñó con José María Aznar, con quién había tenido un tórrido romance…

Cuando se publicó el primer ticktock todo parecía empezar a funcionar como un cohete y miles de pequeños videos cukis empezaban a alimentar su pequeña creación. Esa noche se fueron a dormir felices. Ella soñó con José María Aznar, con quién había tenido un tórrido romance a bordo del portaviones Saratoga durante una de sus razzias en Oriente Medio y el Señor Forzudo no dijo con que soñó, pero si que se levantó a las 4 a comerse un trozo de pizza que había sobrado de la cena.

A la mañana siguiente, dijo la mujer que lo primero que hizo, fue ir a su portátil para ver como funcionaba la página. Lo abrió y al encenderlo le dio pantallazo azul.
Despertó al Hombre Forzudo, que rezongó un segundo pero al darse cuenta de la gravedad de la situación se espabiló rápidamente y se puso manos a la obra. Tenía unos conocimientos muy básicos de hardware informático adquiridos viendo scketches de Enjuto Mojamuto pero se atrevió con la placa base, el bios y el cdrom.

El hombre no se movió. A mí me extrañó, pero no le dí importancia.

A los 10 minutos, dijo la mujer, fueron conscientes de que lo habían perdido todo.
En este momento de la historia la mujer dejó de hablar y sacó un bocadillo y una litrona de una nevera portátil en la que yo no había reparado y ofreció a su atento compañero ‘Está fresquita, bebe a morro’ le dijo.
El hombre no se movió. A mí me extrañó, pero no le dí importancia.
Luego desenvolvió el bocadillo, empezó a hincarle el diente, esta vez no ofreció, ‘Perdona que no te ofrezca, pero es que la tortilla de torreznos es mi favorita’ dijo mirando al hombre, que de nuevo no se movió.
A mí me dio tal hambre que me fui un momento a la cocina a buscar siete magdalenas y cuando volví ya se habían ido.

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