Pintura
Fake news
10 enero 2022

Parecería que las mentiras propagandistas solo existen desde que hemos aprendido inglés y existen las redes sociales. Solo hace falta mirar un poco para atrás para ver que las put… mentiras, mi mujer me ha dicho que no ponga putas porque queda muy feo, son tan viejas como el poder.
Para muestra un botón, bueno, mejor un cuadro que es lo nuestro: El robo del cuerpo de San Marcos del majestuoso pilar de la pintura Tintoretto. Bueno oficialmente se conoce como “La traslación del cuerpo místico de San Marcos”, mucho más eufemístico. Cuadro de enormes dimensiones – 4,20 X 3 metros- y pintado entre 1562 y 1566.
Un extraño cuadro.
Pero comencemos por la historia que cuenta. Se desarrolla en el año 827, es decir 739 años antes del momento de ser pintado.
La República de Venecia fue haciéndose poderosa durante la Edad Media y Renacimiento, pero carecía de algo fundamental, las reliquias de un santo de postín, solo tenían las de Teodoro, santo sin especial glamur. Solución: Montemos un comando que nos proporcione lo que necesitemos.
Ese medieval “Equipo A” marchó a Alejandría donde por 50 cequíes compró a unos monjes los restos del mismísimo evangelista san Marcos, fallecido en martirio hacía ochocientos años. Pero claro contado así hubiese dado poco empaque a la acción, así que “Como los alejandrinos no querían que el cuerpo de su santo fuese trasladado por los italianos, a pesar de que estos lo hacían por bien ya que los sarracenos querían desmontar las columnas del templo donde reposaba el santo, para usarlas en sus palacios” – la verdad es que he visto excusas mejores– “la providencia vino en ayuda de los venecianos, desatando una impresionante tormenta que hizo huir a todos“ – los malos- “a guarecerse, mientras los esforzados delegados del Domo seguían adelante en su heroica misión”.
Eso es lo que representa el cuadro, los alejandrinos, todos con aspecto fantasmal huyendo a guarecerse, el cielo con aspecto de fin del mundo cruzado por rayos mientras que los italianos mucho más reposados y reales solo notan la tormenta por los remolinos que se ven a sus pies. Todo ello en una plaza bastante poco creíble que curiosamente se parece a la plaza de san Marcos de Venecia, eso sí, en plena Alejandría.
Y… ¿Qué pinta la pira de leña que se ve detrás del personaje barbudo?
Los expertos en la obra de Tintoretto interpretamos la composición del cuadro como una historia que está sucediendo en tiempo real, el traslado del cuerpo; mientras que el resto de la escena, pintado en blancos, es un sueño que se superpone. La propia iglesia del fondo recuerda al templo de san Marcos que no existía cuando ocurre la acción, pero sí cuando Tintoretto pinta el cuadro.
La pira de leña corresponde también al sueño, ya que Marcos iba a ser quemado en una hoguera. Vamos un flashback en toda regla.
Por supuesto que el hecho de incluirme yo en el grupo de expertos en Tintoretto es una “fake news” ¡Qué más quisiera!
Bien ya tememos el cuerpo del santo a bordo del barco. En el viaje de vuelta el “Equipo A“ cuenta a la tripulación de otro barco la carga que llevaban y estos comienzan a mofarse diciendo “Seguro que los monjes os han vendido el cuerpo de un mendigo cualquiera”, cosa que el comando ya estaba con la mosca detrás de la oreja “pero entonces y sin que mediase hombre alguno el barco viro, emproó al otro barco y le embistió una y otra vez, hasta que los incrédulos marinos gritaron con pánico, ¡Basta ya! ¡Termine esta furia! ¡Creemos que ese realmente es el cuerpo del evangelista!” Solucionado, ya tenemos la autentificación del cadáver.
Si os fijáis, en el centro del cuadro, en plan protagonista y vestido ricamente aparece un personaje que, este sí es real.

Se trata de Giannotti Rangone, médico muy conocido en la Venecia de la época y cuestionado por charlatán ya que preconizaba la vida sana, el ejercicio y la moderación en el comer como medios para tener salud y vivir ciento veinte años. Fue él quien encomendó este, y otros dos cuadros más a Tintoretto con el fin de ser expuestos en la Scuola Grande de Venecia, y así como benefactor ser aceptado en la elite veneciana. Pero su ego lo mató. Trasgredió toda norma de la época. Su cabeza aparecía demasiado cerca de la del santo, cosa solo permitida a los patricios de la ciudad, y eso que se cuidó muy bien de no tocar al santo con su mano directamente sino a través de una sábana.
Vamos que le rechazaron los cuadros y la entrada a la Scuola Grande.
Lo que sí sabemos es lo que pagó al pintor: Ochenta ducados por cada cuadro
Para tener una referencia a Tintoretto le costaba 48 ducados el alquiler anual de su casa y un médico normal, Rangone mucho más, cobraba un ducado por visita.
La historia sigue y sigue porque al pobre Marcos lo emparedaron en el palacio del Dogo, para así tener este el poder de la reliquia, pero con los años y las guerras se le perdió la pista hasta el punto de que cuando se hizo la iglesia de San Marcos todos lamentaban su pérdida, pero hete aquí que el mismo día de la inauguración en plena ceremonia de consagración un muro se abrió y ahí estaba el cuerpo.
Os puedo asegurar que pese a mi natural exagerado en este caso no he añadido nada de propia cosecha.