Eco, eco

Uno de los problemas que a menudo se producen en nuestros escritos es que queremos decir tantas cosas que entramos en una especie de bloqueo de ideas.

Yo quería contaros hoy, y ser un adalid de los escritores de autoayuda, que me han dejado 70 veces. Me han abandonado 70 veces, sí. Y eso te convierte en un experto del desamor.

También se me había ocurrido que tengo algunas parejas o no se cómo llamarlas, que son los que me nutren intelectual o afectivamente.

Y luego están las parejas, que supongo que yo seré para ellos o ellas lo mismo que acabo de decir.

Con una de mis parejas hablamos mucho de Herzog, que es un director de cine, de Cortazar y de Umberto Eco.

Me gusta tanto Umberto Eco que le hice una canción. Hay que decir de Eco dos cosas. Que casi nunca le entiendo. Y que leí El nombre de la Rosa en las montañas de Nicaragua, cerca de Matagalpa, el año que decidí ser sandinista.

Pues bien, esta misma mañana he aprendido que “hay narraciones en un cuarto nivel de inclusión en el seno de otras tres narraciones; yo digo que Vallet decía que Mabillon había dicho que Adso dijo…».

Esto es de Eco. Y rizando el rizo todo lo escrito anteriormente es para presentaros una canción que dice titularse UMBERTO ECO EN EL VALLE DEL ECO.