No viene a cuento
Corneta
6 julio 2024
Me dedicaba a publicar y a divulgar anuncios, actualidad, y sucesos. Era alguacil. Y tenía-que aún conservo-, una corneta.
El último pregón fue de un producto desinfectante e insecticida: SANOTAL. Fue por el año 1946.
Combate eficazmente la roña, enfermedades del ganado, plagas genitales, problemas de naranjos, limoneros, hortalizas, olivares, viñas y demás plantas. El desinfectante más enérgico que existe. Producto español.
Lo hacía tan bien, que me ofrecieron hacer las cuñas de anuncios en la radiodifusión.
Tendría un trabajo más cómodo. No estaría a la intemperie. Y tendría mejor sueldo.
Estaba metido en una cabina de cristal, yo solo delante de un micrófono de condensador con patrones conmutables Telefunken. A mí me daba la sensación de que nadie me oía. Cosa, que no era así, claro.
Siempre llevaba conmigo mi turuta (así se llama en mi tierra a la corneta). Pero no podía usarla. Que sonaba anticuado, me decían….
En la radio moderna había música casi todo el rato. En mis intervenciones también incluían sonatas. A mí me molestaba eso. Me parecía una falta de respeto para los oyentes, porque mi mensaje era como si pasase a segundo plano. Y lo importante es la información.
Desde mi privilegiada posición, propuse que eliminaran el chirriante sonido de la gramola. Pero según evolucionaba todo, resulta que se quedaba muy rígido.
El colmo para mi paciencia fue la aparición de los jingles. Endemoniadas y pegadizas canciones…
Me despedí.
Es que desde que volví del campo de concentración odiaba la música.
Me recordaba a la entrada de cuerpos a las cámaras de gas a ritmo de orquesta lejana.
Renuncié a la música.
Todos somos idiotas en algo.
Este segundo audio, es el mismo que el anterior con la ligera diferencia de que tiene la acompaña una canción de Elenita Quesada, Sra Reina Isabel, que forma parte de la trágica banda sonora de la españa de postguerra. Una guerra fratricida que nunca debió de acontecer y seguimos arrastrando casi un siglo después.