Pintura
Belleza revelada
2 noviembre 2021
Siempre, pero especialmente en esta pintura conviene poner la obra en su contexto.
No nos será difícil imaginar el puritano Boston de mediados del siglo XIX, donde la moralidad, al menos la practicada de cara a la galería, el recato, el decoro y las buenas costumbres son el eje principal de la sociedad. Pues bien, en ese ambiente imaginemos a un senador, consejero de estado, que recibe una pequeña cajita de una amiga pintora miniaturista que dice: “Autorretrato”. Aunque decir amiga entre una señorita y un caballero era inapropiado.
Al abrir la caja de tafetán rojo, el senador se encuentra con la pintura de unos pechos enmarcados en telas. Como si la propietaria descubriese sus senos dejándolos ver íntimamente entre su corpiño, saya y demás ropa interior de uso en la época.
La descocada dama que había enviado semejante presente era Sarah Goodridge.
Aunque nacida en Tempelton, Massachusetts en 1788, desde los diecisiete años vivía en Boston, donde su familia se había desplazado. Comienza a recibir clases de dibujo y practica la técnica de la miniatura, muy de moda en la época.
Aprenderá entonces cómo cortar el marfil en láminas tan finas y transparentes que parecían placas de porcelana; a realizar acuarelas con la cantidad justa de agua y pigmento como para que los colores no se emborronaran; y a engrasar, calentar y lijar el marfil para que el color quedara fijado sobre la superficie de la pequeña placa, materiales con los que está realizada la obra que comentamos y que oficialmente se llama “Belleza revelada”.
Su maestría y perfecta técnica destaca pronto y en 1820 abrirá estudio propio. Sarah llegó a realizar dos encargos por semana.
Los que estén leyendo este artículo en el móvil verán la imagen aproximadamente en sus dimensiones reales (6,7 x 8 cm).
Las miniaturas estaban muy en boga en la época, ya que eran la única forma de guardar el recuerdo de los que partían a largos viajes con la incertidumbre de un difícil regreso. Aunque en Europa estaba implantado otro uso mucho más picaresco, se regalaban miniaturas con un ojo o de unos labios a la persona amada. De esta forma el amante llevaba consigo su imagen, pero nadie más podía reconocer.
El caso de “Belleza revelada” es igual. No son unos pechos cualesquiera, son de alguien que quiere ser reconocida y recordada. Maravillosamente etéreos, casi de porcelana, con la sutileza de ser uno ligeramente más grande que el otro y con la peca llamada “Sello de la belleza”. Un auténtico y original autorretrato.
En su otro autorretrato, más convencional, y que se puede ver en el museo de Boston, Sarah Goodridge aparece como la mujer segura que sin duda lo era.
Pero ¿Quién fue el merecedor de tan íntima y procaz miniatura?
Un político de medias tintas, Daniel Webster, cuyo mayor mérito fue haberse presentado sin éxito cuatro veces a las elecciones presidenciales. Bien es verdad que llegó a ser Secretario de Estado.
Fue seguramente en el taller de su maestro Gilbert Stuart donde Goodridge conoció en 1819 al político Daniel Webster, el cual estaba siendo retratado en aquel momento y comienza algo más que una amistad, que hará que tengan una fluida correspondencia durante años, de la que se conservan 44 de las cartas que él le escribió a ella. El tono de éstas habla de la evolución en la relación de ambos que pasarán de firmarse “Tuyo siempre” a “No puedo estar más sin verte”.
En 1828 la mujer de Webster fallecía y Goodridge salía por primera vez de Boston y viajaba a Washington para visitar al político. De ese mismo año es la miniatura “Belleza revelada”. Con tres niños pequeños a su cargo y problemas económicos Webster se dispuso a buscar una esposa cuanto antes y en diciembre de 1829 contraía de nuevo matrimonio por supuesto no con Sarah sino con una rica heredera llamada Caroline Le Roy.
Actualmente “Belleza revelada” se puede ver en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Y como casi siempre recomendar una música para escuchar mientras leemos este artículo, post o lo que sea y no se me ocurre nada mejor que “A te, o cara, amor talora” y si puede ser cantada por Kraus mejor que mejor.