Gastronomía
Acción y reacción
17 junio 2022
Buenos dias, buenas tardes, buenas noches, amigos y amigas de la GaRceta de la ribera. Sean bienvenidos de nuevo a nuestro rincón digital centrado en la gastronomía.
Habéis oído hablar sobre la acción y reacción, estoy casi seguro de que sí. O el dicho de que toda acción tiene su consecuencia. En esto me voy a centrar hoy pero como siempre desde el lado gastronómico de nuestras vidas.
Pero este texto es aplicable a todas las acciones que solemos hacer o ejecutar en las 24 horas del dia sea cual sea nuestra labor.
Desde siempre, he sido un observador nato. En ocasiones, de aspecto distraído, absorto en mis cosas, pero para nada desconectado del mundo. Toda la vida me he fijado en las muecas, los gestos y las expresiones de la gente. Y desde que dejé de lado mi vida de infante y crecí todavía más. Cuando era niño, las reacciones de la cara de mis padres cuando llegaban las notas, cuando les llevaba el regalo del dia elaborado en la escuela, la sonrisa de mi abuelo Eduardo siempre en su silloncito viendo los deportes. Recuerdo sus expresiones de satisfacción cuando en Luceni preparábamos sardinadas a la brasa con los amigos y de pie en derredor de la brasa charrábamos con la familia y algún amigo que caía al olor de la pitanza.
Recuerdo la cara expresiva de mi tía María cuando se cruzaba Zaragoza entera en el autobús con un pucherito de pulpitos encebollados, limpios uno a uno con extrema delicadeza para que el que era su joven sobrino nieto Eduardo disfrutara de ese manjar con media barra de pan untada en tan delicioso jugo. Puede que los platos de mi madre, de mi abuela Nieves y de la tía María hicieran que el germen gastro creciera dentro de mis entrañas… Pero no puedo dejar de lado el conejo escabechado de mi bisabuela Florencia. Ese plato probablemente fuera el punto de inflexión, quiero ser cocinero y quiero ser de lo bueno lo mejor.
Las caras de mis primos cuando salía una fuente de patatas bravas eran la expresión de la pura felicidad. Cuando mi hija moja el churro en chocolate y sonríe de felicidad sin que nada en este mundo enturbie ese momento es la viva imagen de ser feliz.
Pero todo esto se intensifico cuando me hice cocinero.
Ser cocinero es satisfacer varias necesidades del ser humano. La primera y mas importante es la de saciar, alimentar y nutrir el organismo para que el motor vital de nuestro cuerpo siga en marcha. Pero la otra es la satisfacción del placer. Comemos no solo por el echo de sobrevivir, comemos por placer. Y el ser humano necesita momentos placenteros. Mi compañero Moisés me repite muchas veces que en el acto de comer y en el acto sexual, se ponen en marcha los 5 sentidos a la vez. Y eso no tiene que ser casualidad.
Las acciones de los cocineros hacen explotar las reacciones de los clientes o beneficiarios. Recuerdo cuando hacia el turno de tarde en el hotel y me pedían una hamburguesa completa.
Tostaba el pan con mantequilla, doraba hasta crujir el Bacon ahumado, marcaba con cariño la carne a la plancha a buena temperatura, si es muy fuerte la carne se tuesta demasiado, si es muy floja se recuece y no sabe a tostado, fundía dos lonchas de queso, una de cheddar y una de emmental. Cuando chorreaba el queso colocaba el huevo plancheado sobre la carne coronada de queso y bacon crujiente. Pepinillo agridulce, cebolla caramelizada, tomate finamente cortado y salsas a cascoporro. La hamburguesa era alta como un chalet de las afueras… la tenia que afianzar con una brocheta de madera con un Cherry atravesado para que hiciera de pilar de sujeción. 6,50€ de satisfacción delicia y engorde. Colocaba la hamburguesa en su plato en la estrecha ventana que daba de la cocina a la barra del bar. Daba dos enérgicas palmadas gritando….
-Marcha hamburguesa¡¡¡
El camionero agotado tras sus cientos de kilómetros se levantaba anadeando desde la mesa a la barra y conforme se acercaba iba viendo la tremenda hamburguesa. Su taciturna cara tornaba a una intensa expresión de gozo que explotaba con un «Jooodo«.
Solo por esa cara esa noche merecía la pena.
Lo había hecho enormemente feliz.
En un curso de sushi fusión con alimentos de Aragón, decidí elaborar un Niguiri con entrecotte de vacuno del pirineo. La llama del soplete acaricia la jugosa carne Black Angus Parda, criada en el valle de Chistau suelta y libre de forma natural y tratada con mimo hasta el momento en el que ese animal es sacrificado para nosotros. Arroz perfumado con vinagre de arroz pardo, azúcar y sal. Hecho una nuez para que una lamina de esa deliciosa carne se acueste sobre el y sea acariciada con un pincel con salsa reducida de soja y azúcar caramelizado con perfume de sésamo tostado.
A este bocado que cada alumno del curso se había elaborado según mis indicaciones con tanto esmero solo le quedaba llamearlo con el fuego de un soplete.
Las caras de cada uno de los asistentes eran un poema. Algunos salivaban ya del placer antes incluso de saber como sabía. Otros ponían caras extrañas arrugando el labio superior con cara de incredulidad al ver un sushi de carne, otros serios pensaban como iban a disfrutar al introducir ese manjar en la boca… la acción del sopleteado hizo que surgiera una reacción intensa de placer en la boca, que hizo saltar todos los puntos clave del cerebro para que emanara la serotonina de los momentos de placer, que curiosamente emanan cuando comemos o tenemos sexo… ¿¿en serio creéis que es por casualidad??
También hay reacciones desagradables. Lamentablemente todos cometemos errores, yo el primero. Alguna vez he quemado las magdalenas… mi flaquita me lo recuerda cientos de veces.
Hay personas que aun en esos momentos en los que se supone que debemos estar predispuestos al disfrute, están a la defensiva, no disfrutan, no son felices… el error es humano, no entiendo los hater acérrimos que disfrutan con la crítica, el malrollismo y lo desagradable.
La hamburguesa perfecta esta poco hecha, el bacalao gratinado esta frio, el sol no sale a la hora que yo quiero o está cerrado el corte inglés… a estas personas solo les quiero decir que disfruten la vida y que tengan algo mas de sexo libre y feliz. Que después te dan ganas de disfrutar de una hamburguesa excepcional o de ver el amanecer cogiendo del hombro a la persona que más quieres…. Aunque no salga a la hora que tú quieres.
Sean felices y esperen con ganas hasta la quincena que viene.