Posmodernidad

Un hotel

16 octubre 2024

Siempre estoy dando soluciones, o propuestas. Cuento poco. Me está destruyendo la multitarea. Se me olvidan los nombres. Entro en bucles. Quería desconectar y he venido a un hotel. Es lejano y lujoso. Está cerca de las montañas y me recuerda mucho al poderoso hotel Budapest. Nos gustó tanto esa película, que en este momento no sé ni lo que dice, ni de que iba, pero eso es igual, que con Juan y otras chicas hicimos un fanzine que lo titulamos VES, ANDERSON. Es un fanzine que nos divierte. Nos gustó tanto esa película que cada tanto me pongo un bigote, pintado con un lápiz de esos del rímel en los que trazo con desvergüenza mi vergüenza. Está mi amor en el baño secándose el pelo. Un día haré una película de ella secándose el pelo. Lo hace casi a diario y es una especie de rutina o letanía, que no es lo mismo. Yo mientras tanto escribo para ustedes algo, que luego rodearé en una concha de nácar.

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He estado en el hotel que tú estuviste antes, algunos años antes. Me queda un poco grande, como la vida, como aquellos calcetines negros, es lujoso y decadente a la vez. Duermo en la habitación 35. En la habitación 35 estuvieron: Los Doors, Rimbaud y un rabino judío de la sinagoga llamado Leví.

De ese extraño encuentro salieron: una canción, dos poemas y la oración más triste que reza el pueblo judío, y que dice: 

EN EL PRINCIPIO DE LOS PRINCIPIOS, CUANDO NI LAS ESTRELLAS, NACIÓ EL INFINITO, EL ODIO, EL MORDISCO DEL HOMBRE. AL LLANTO QUEDO DEL NACIMIENTO LE SIGUIÓ UNA LETANÍA, EN OTRAS LENGUAS MÁS ARDUAS, LEJANAS E DISTINTAS. Dice «e distintas» pues es una oración de otros siglos y se conserva en una hendidura del muro sagrado de esta ciudad.

Es ya de día, montañas de terciopelo adusto, la mujer ha dicho: Hoy murió mi hermano, y lloro. Quiero verte donde los costales.

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La mujer que estuvo aquí, en este hotel, la semana pasada, dejó el agua a una temperatura ideal. La imagino teniendo frío. Frío de agua y soledad. Y luego templarse y decir por dentro, ahora sí, ahora sí. La mujer enseña idiomas y es rubia

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Es una pena no tener zapatos, para poder usar esta esponjita negra, y a veces también es una pena este silencio. Es todo una pena, tan de zapatos negros que asusta. ¿Sabes? en la cabecera de la cama hay un muro de teselas color marrón.

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