Relatos

Soy un gigante muy sabio

12 julio 2024

Soy un gigante muy sabio. Soy un gigante muy sabio, con los pies muy pequeñitos.
No me entran los pantalones por los pies, así que me visto con falda, con falda, con faldas de goma.

Soy un gigante muy mono, que va con faldas de flores. Faldas de flores fresquitas, y calzas de algodón y encajes.
Soy un gigante muy limpio, que quiere ser cocinero. Cocinero de paellas y de tortillas de huevos. Me faltan los utensilios, porque todo se me queda pequeño. Y para hacerme mis ollas, me he hecho primero herrero. Pero ahora lo que necesito, es una cuchara de palo. Una de palo bien grande. Que no me raye las sartenes, que no se agarre el potaje para probar guisos salados.
Se la encargué al carpintero, que era amigo de mi madre. Que hacía tallas y esculturas, con madera de puro arce. Y les ponía su sello, que era un racimo de uvas. Uvas que han visto más soles, que muchos recién nacidos.
No sé que pasa en mi casa, que cuando pongo la radio, se escucha siempre de fondo, señales de algún marciano. Señales de algún marciano.

Pudiera ser que no fuera, pudiera ser algo extraño, pero yo siempre lo escucho, y lo escribo todo a mano. El otro día el marciano, dijo que hay lunas de hielo, que si las miras de frente, sientes el frío en el cuerpo, todo el cuerpo congelado.
Ahora que hace calores, busco esas lunas marcianas, salgo a la calle a buscarlas, con geranios en mis faldas. Creo que ya he encontrado, una de esas heladas, pero me dio tanto frío, que duermo con bata de lana. Con bata de lana.
No sé si puedo zafarme, de esta singular cancioncilla, que se me ha remetido, y no la suelto ni dormido. Ahora todos me llaman, ahora todos me cuentan, que quieren que yo les cante, hablando mis cantinelas.
Dicen que suena curioso, dicen que es divertido, y excursiones me visitan, desde la otra orilla. De lugares muy lejanos, donde los campos de trigo, tienen las plantas tan altas, que me llegan al ombligo.
Dije que soy un gigante, soy alto como un botijo, uno de más de tres metros, que asusta a los forajidos. No me gusta que me miren, no me gusta que me digan. No me gusta que me digan.
Si olvidarme me olvidan, no quiero hacer mucho ruido, que a lo que memoria merece, los recuerdos ya le hacen sitio. No quiero fotos ni flashes que me hagan ver diferente, yo solo soy un gigante, que no famoso de series. Aunque en mis sueños yo bailo, con mis faldas de mil flores, y soy ligero y me muevo, salto bailo y no me canso. Me llaman de todas las fiestas, y de grandes escenarios, para enseñarles mis danzas, mis danzas de gran tamaño.
Esta tarde mi marciano, el que me habla en la radio, me ha dicho que vio en mis sueños, que navegaba en un barco. Bailaba en una gran balsa, en medio de un océano. Cruceros me visitaban, Me iluminaba la luna, los faros me mandaban destellos, para que yo supiera, cuando acababa mi cuento.
He hecho ya la maleta, embarco esta misma noche, llevo mis catorce faldas, de tulipanes a malvas. He apagado la radio, le he puesto encima un tapete, no tendré cobertura, sólo los rayos de luna. Luna, luna…

Colaboración por todo lo alto, al cuento marciano de Aliah Beik se une David Musgo o quizás, mejor dicho a David Musgo y su ukelele se une el cuento marciano de Aliah Beik.
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