Música en plan tal

Mi joya del día a día

2 febrero 2024

Tengo unos Airpods Pro de segunda generación, es decir, los últimos Pro que sacaron al mercado. No sé si los últimos Airpods, porque luego están los normales y los MAX, pero sí los últimos pro… yo creo que se entiende.

De salida cuestan 300 ñapos, pero yo, que soy clase obrera (cuidado con esto, porque hay quien se considera clase media sólo porque compra detergente de marca), los pillé en ese infecto pozo de maleantes llamado Wallapop, y me salieron por 100. Cuidadín con la rebaja que no es moco de pavo. Y sobre todo, cuidadín con wallapop, porque recientemente he intentado comprar otros y ya van dos veces que han intentado colarme unos falsos. La última un chaval que hasta me enseñó una factura de compra que él mismo habría hecho con el paint. Suerte que al tener trillados los originales, me di cuenta rápido de que me estaba intentado colar Aliexpress por libre y lo mandé a tomar por culo. Pero bueno, yo aquí he venido a hablar de mis cascos.

Apple es una empresa, eso ya les convierte de serie y mientras no se demuestre lo contrario en unos mierdas, por eso no entiendo la devoción que siente la gente por la manzana, hasta el punto de beatificar al sociópata de Steve Jobs, pero hay que reconocer que los cabrones sacan buenos productos y los Airpods Pro son una delicia. ¿Calidad de sonido? Bueno, bien, muy decente, son unos auriculares de botón y tampoco se le puede pedir peras al olmo, pero la clave está en la cancelación de ruido. Yo me los llevo al gimnasio y casi como un ritual, los saco cuidadosamente de su cajita de carga y me los acomodo en las orejas, hago una pulsación larga en uno de ellos para pasar del modo transparencia (en el que escuchas perfectamente todo lo que pasa a tu alrededor) al modo cancelación de ruido y ¡pluf!, casi como por arte de magia desparece el sonido del aire acondicionado, desaparecen las pesas chocando contra el suelo, desaparece la desastrosa música sin copyright que reproducen en bucle por los altavoces del gimnasio, y sobre todo, desaparecen las banales conversaciones de los gymbros que se pasan el día ahí metidos. Somos solo yo y mi música o mis podcast. Y lo que podría ser una estresante sesión de exhaustivo deporte se convierte en una suerte de meditación en la que igualmente machaco mis poderosos músculos, pero ya de otra manera.

Probablemente esta sea la review más rara que se les ha hecho a unos airpods, tampoco pretendía que fuese una review, simplemente que se me echa el tiempo encima y de algo tendré que hablar.
¿Recomiendo su compra? Pues depende. ¿Ves? Las conclusiones tampoco son muy certeras. Supongo que si te sobra la pasta y quieres unos cascos de puta madre para el día a día, no hay mejor compra. Si no quieres fundirte 300 lereles y tampoco exponerte a que te estafen en la segunda mano, entonces mejor píllate unos xiaomi que te harán el apaño igual y tampoco te vas a morir, al final esto son problemas del primer mundo. Del primer mundo obrero, pero del primer mundo al fin y al cabo.

Lo bueno es que puedes emparejarlos también con un Android, no hace falta que te compres el iPhone de última generación para poder darles uso, pero si tu deseo es parecer un cretino de manual, entonces pilla el pack completo y llévatelos a un starbucks mientras trabajas en tus “proyectos” con un macbook. Todo el mundo sabrá que en realidad estás perdiendo el tiempo en twitter, pero menuda percha con toda esa carísima tecnología adherida a tu cuerpo, ¿o no?

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