Música en plan tal
Los prejuicios en la música
8 marzo 2024

Recuerdo mi época de los 14 años, por aquel entonces yo ya llevaba un tiempo tonteando con la música electrónica y comenzaba un romance que se ha extendido hasta nuestros días. No es que fuese yo el descubridor de nada, pues, aunque breve, la historia de la electrónica en nuestro país tenía ya su trayectoria, pero yo era un chavalín adolescente y claro, me creía que estaba fuera de la Matrix mientras todos los de mi alrededor elegían la píldora azul y sucumbían a la industria, cayendo en las dulces redes del electrolatino. Para ellos todo era más sencillo, los años pasaban, empezábamos a salir de fiesta y todo el mundo se lo pasaba pipa en cualquier garito, menos yo, claro, que como era tan edgy pues me ponía en plan “el mundo no me entiende”.
En fin, atrás quedó todo aquello, yo maduré, mis gustos evolucionaron, mi criterio se amplió y empecé a apreciar muchos otros sonidos a los que antes me cerraba. No es que vaya a ponerme a dar mortales hacia atrás cuando suene Juan Magán en un antro del casco, pero lo aceptaré e incluso lo bailotearé si es necesario.
Ya veis, la solución a todo este asunto fue tan sencilla como dejar de ser un puto crío. Lo que me lleva a pensar, ¿entonces por qué cojones la mayoría de la gente, incluso algunos que tienen ya más años que un bosque, siguen torciendo el morro cada vez que se ven obligados a escuchar algo a lo que no están acostumbrados?
Quiero decir, aquí todos somos de algo, y algunos han tenido más suerte que otros. Hay quien es más de rock, hay quien tira para el indie, la electrónica, el folk y, los más afortunados con diferencia: los amantes del reggaeton. Afortunados porque allá donde vayan está sonando su música favorita. Por eso no deja de parecerme curioso que si un puto día al año les toca escuchar algo un poquito distinto se cierren en banda. “Anda, Pablo, quita esto”, he escuchado en más de una ocasión porque se me había ocurrido la desfachatez de poner en un altavoz bluethoot algo que no perteneciese al top tendencias España. Y no os creáis que estaría poniendo dubstep, a lo mejor lo que sonaba por los altavoces era Jorja Smith o Sen Senra. Incluso con C. Tangana se me increpó cuando no era tan conocido.
Pero no penséis que esto aplica sólo a los amantes del mainstream. Yo no le declaro la guerra a nadie en concreto, o mejor dicho, se la declaro a todos, porque aquí no se libra nadie.
El otro día un taxista me estuvo contando cómo lo que escuchaba su hijo era una mierda. Que lo guapo era el rock y que fíjate tú que él se ponía Guns N’ Roses y ahora los chavales escuchaban al Duki ese. Luego él mismo reflexionó y me contó que, claro, en realidad a su padre le pasaba igual, y pensaba que Axel Rose era un friki y que lo que molaba de verdad era Nino Bravo. Parecía que el taxista veía la luz, pero de repente, nada, volvió a lo mismo, que no entendía lo de ahora y que vaya mierda. Se puso en plan “la música murió hace mínimo 20 años” y yo, le di la razón en todo y me bajé a tomar por culo en cuanto pude, que tampoco estoy para cambiar el mundo ni educar a nadie. Oye, que se lo coma su hijo en casa, a mi que no me mareen.
Y seguramente tú, que estas escuchando esto, también tendrás tus prejuicios, también pensarás que lo guapo es lo tuyo y que lo del resto es una mierda. Y déjame que te diga que te equivocas, que lo tuyo también es un mierdón como un piano… nah, es broma, y en realidad no es broma. Aquí todos escuchamos de todo y todo es la hostia o todo es un zurullo depende de las orejas que lo escuchen. Como ya dije anteriormente, aparca tus prejuicios cuando escuches música y, oye, que no te tiene que gustar todo, pero por lo menos pruébalo, cojones! Que tiene delito que, peinando canas, seáis tan intransigentes como uno un crío de 3 años que no se atreve a hincarle el diente a las judías verdes.
El mundo está lleno de sonidos maravillosos, hay tantos millones de canciones en Spotify que necesitarías 100 vidas para escucharlas todas. Permítete el lujo de explorar, entrar a listas a las que en principio no entrarías, reproducir cualquier canción aleatoria que encuentres por ahí. Quién sabe, quizás te topas con algo que va contigo y que acaba siendo la banda sonora de algún momento importante de tu vida. O quizá no, pero chico, que tampoco te va a matar. Únicamente corres el riesgo de volverte un poco menos lego en la materia y así, la próxima vez que abras la boca para hablar de un género que te es ajeno, quizá, y sólo quizá… no parezcas un cuñao.
Pablo Zaldívar, para la Garceta de la Ribera.
Ah, y Rayden es una mierda, eso sí que no lo discute nadie.