Mitología
Las Musas I
12 diciembre 2024
Continuando con la religión griega, dedicaremos este artículo a las Musas (“Μοῦσαι”), divinidades menores o démones (“δαίμονες”: espíritus intermediarios entre los dioses olímpicos y los humanos).
Hijas de Zeus (“Ζεύς”) y Mnemósine (“Μνημοσύνη”: diosa de la memoria), las Musas acompañan al dios olímpico Apolo (Ἀπόλλων), protector de la música y de las bellas artes, que mantendrá relaciones con, al menos, cuatro de ellas, fruto de las cuales nacerá una descendencia variada de hijos e hijas. La asociación de Apolo, dios de la lira, con las musas, la establece Homero (Ὅμηρος”), denominado el Musageta (Μουσαγέτης), que lo describe como el director del que proceden todas ellas. Las Musas son divinidades que inspiran las artes. Cada una de ellas está asociada con una especialidad del arte y una rama del conocimiento. Los mortales que las invocan son correspondidos, ya que ellas tienen el poder de otorgar el don del canto y dar elegancia a su recitación. De ahí que los poetas o aedos se sintieran seres superiores entre los mortales porque estaban en contacto con la divinidad, aunque después y con el transcurso del tiempo, tal invocación se convirtió en un ritual repetitivo de imitación y se la privó del carácter trascendente que inicialmente tuvo.
Los griegos creían que las Musas vivían en el Olimpo (“Όλυμπος”) recitando y entonando bellos y alegres poemas que alegraban a los dioses, pero también cantaron oraciones lúgubres y profirieron lamentos luctuosos, como en el funeral de Patroclo (“Πάτροκλος”), el amigo de Aquiles (“Ἀχιλλεύς”). Inicialmente se consideró que las obligaciones de las musas eran la danza, la poesía y la música. Y como el culto a estas divinidades tenía lugar en el monte Helicón (“Ἑλικών”), se las relacionó con el niño Dioniso (“Διόνυσος”: dios de la fiesta y del vino) y se las describía como sus acompañantes y niñeras en los juegos infantiles.
No solo tendrán relación con la música, la poesía, el canto y el baile. Las musas instruirán a Aristeo (“Ἀρισταῖος”: el guardián de las abejas) en el arte de la profecía, hecho que las vuelve a vincular con Apolo, el dios profético al que invocaba la pitonisa, famosa por los oráculos en Delfos (“Δελφοί”).
En torno a los siglos VIII y VII a. C. quedan establecidas nueve musas. Homero invoca a una Musa o a varias Musas, pero nunca indicó nombre alguno. En una ocasión afirma que son nueve. Hesíodo es el primero que da sus nombres.
Muchas ciudades veneraron a las Musas, según las referencias sobre cada una de ellas. Sin embargo, su inicial y rápida transmisión oral hizo que en unas ciudades asignaran a unas los atributos, sucesos y patrocinios que correspondían a otras. Este eclecticismo explica las aparentes contradicciones que al respecto pueden surgir sobre ellas y que aparecen en este artículo.
Melpómene (Μελπομένη, la melodiosa).
Es la patrona de la tragedia. Al inicio era conocida como responsable del canto y de la armonía musical, pero la aparición de otra musa hizo que se desplazara su dedicación exclusivamente a la tragedia, para lo cual el tragediógrafo la invoca y su intervención le aviva el ingenio y la creatividad. Aparece ricamente vestida y con una máscara (los actores griegos portaban una máscara para que los espectadores los identificaran con el personaje que representaban en la obra teatral. Por eso máscara se dice en griego “prosopon” (“πρόσωπον”), que también se traduce como persona y personaje). A veces Melpómene se identifica con otros atributos: una corona de pámpanos (que la relaciona con Dioniso, dios de la uva y el vino) o un puñal ensangrentado (final de violencia y asesinato, con los que suelen terminar siempre las tragedias). Poseía todo lo que podía tener una mujer griega: belleza, dinero, el hombre que deseara… Pero, aun teniendo toda cornucopia, no era feliz, y esta amargura constituía el drama de su vida, su tragedia, que era similar a la que sufrían otros paisanos helenos que, disponiendo de todo, experimentaban en su vida un vacío, una angustia; carecían de felicidad.
Erató (Ἐρατώ, amable, la amorosa).
Musa de la poesía lírica, pero su lirismo se relaciona únicamente con el amor. Es la protectora de los poetas que cantan el amor. De ahí que la raíz de su nombre proceda de Eros (Ἔρως, Ἔρωτος), dios del amor. Se la representa con una corona de rosas y tocando una cítara o una lira, instrumentos que la relacionan con Apolo, con quien tuvo un hijo, Tamiris (“Θάμυρις”). En representaciones más tardías, Erató aparece con dos tórtolas a sus pies y una flecha de oro, objeto que corroboraría su dependencia de Eros o Cupido, el dios alado que dispara flechas de oro que hacen surgir el enamoramiento y la atracción. Por el contrario, si a uno de la pareja le dispara una flecha de bronce, surge el rechazo o la indiferencia de este hacia el otro. Eros se representa con arco, flechas, carjaj y, a veces, con una tea encendida.
No debe confundirse la musa Erató con la nereida Erató, una ninfa de las profundidades marinas que ayudaba a los marineros en las veleidades que tomaban sus naves en los procelosos mares. Es hija de Nereo (“Νηρευς o Νηρηος”: mojado) y hermana de las otras cuarenta y nueve nereidas restantes.
Terpsícore o Terpsícora (Τερψιχόρη o Τερψιχόρα, La muchacha que deleita en la danza).
Es la inspiradora de la danza y de la poesía recitada en coro. Hija de Zeus y Mnemósine, fue amante de Apolo, con quien tuvo un hijo: Lino. Según algunos autores, le atribuyen su maternidad sobre las sirenas, que las engendró con Aqueloo (Ἀχελώїoς), un oceánide que habita en las profundidades de los mares. Se la representa como una bella joven adornada con guirnaldas de flores y portando una lira.
Polimnia (Πολυμνία, la de muchos himnos).
Es la musa de los cantos religiosos y poemas e himnos sagrados. Se la representaba vestida de blanco. Hija de Zeus y Mnemósine, se le atribuye la invención de la lira, la armonía y la agricultura. Ha sido considerada como diosa de la danza, de la geometría y de la retórica, según los distintos momentos y ciudades.
Siempre aparece apoyada sobre una roca en actitud de meditación, con un dedo sobre la boca. En otras ocasiones porta unas cadenas, signo del poder de la elocuencia, o con velo que cubre su cabeza y muestra su carácter sagrado.
Euterpe (Εὐτέρπη, la muy placentera, la de genio agradable).
Del griego eu (bien) y τέρπεω (contentar).
Musa de la música, especialmente del arte de tocar la flauta. Representada generalmente con la doble flauta (aulós: “αὐλός”) entre sus manos, pues se considera su inventora (otros autores creen que esa invención la llevó a cabo Atenea: “Ἀθήνη”), a veces toca otros instrumentos, como el tambor o el violín. Embarazada por el río Estrimón (“Στρυμών”), tuvo un hijo llamado Reso (“Ῥῆσος”), que participó en la guerra de Troya y murió en el campo de la batalla.
Clío (Κλειώ, la que ofrece gloria, ”κλέω”, alabar o cantar).
Es la musa de las gestas o hazañas de los guerreros y reyes, por lo que se la considera como la responsable de la historia. También se asocia a la poesía épica porque a través de estos versos transmitidos oralmente se narraban los principales acontecimientos históricos que los griegos querían preservar y que un autor escribió en un momento posterior. Precisamente como estos hechos que se narran son actos de grandeza y triunfalismo, aparece representada con una trompeta y un libro abierto perteneciente a Heródoto (“Ἡρόδοτος”) o Tucídides (Θουκυδίδης), los primeros historiadores conocidos de Grecia. Su apariencia se completa con una corona de laurel, un globo que simboliza la tierra sobre el que está sentada y el tiempo. En ocasiones lleva en su mano un rollo de papiro y junto a ella una caja para guardar este y otros (sobre el papiro se escribieron los documentos históricos una vez que los griegos llegaron a Egipto). Se la considera también creadora de la guitarra, instrumento musical con el que en ocasiones aparece.
Tuvo un hijo con el rey macedonio Piero (“Πίερος”), que se llamó Jacinto (“Ὑάκινθος”). Hay quienes le atribuyen la maternidad de Himeneo (“Ὑμέναιος”).
Calíope (Καλλιόπη, la de la bella voz)
Musa de la elocuencia, belleza y poesía épica o heroica (canción narrativa), coronada con laurel y porta una lira. Contrajo esponsales con Eagro (“Οἴαγρος”), con quien tuvo como hijos a Orfeo (“Ὀρφεύς”), Yálemo (“Ἰάλεμος; canto fúnebre) y Lino (“λίνον”: que resuena). Hay autores que creen que el padre de Lino era Apolo. Con Estrimón, un oceánida, tuvo a Reso, rey tracio que murió en Troya (algunos atribuyen la maternidad de Reso a Euterpe); hay fuentes que la convierten en madre de los Coribantes (“Κορύϐαντες”: bailarines) y otras de Himeneo (algunas afirman que este era hijo de Clío o Urania).
Zeus le encargó la resolución de la disputa entre Afrodita (“Ἀφροδίτη”) y Perséfone (“Περσεφόνη”) por la custodia y disfrute de Adonis (“Ἄδωνις”, dios de la belleza). La resolvió decidiendo que este pasase medio año con cada una, pero Afrodita se indignó porque quería tenerlo siempre consigo y se vengó provocando que las mujeres de Tracia despedazaran a Orfeo, hijo de la Musa.
Es conocida por su corona dorada o de laurel, la trompeta y un pergamino o un libro en una mano.
Urania (Οὐρανία, la celestial).
Musa de la astronomía, la astrología, las matemáticas y la física. Es la cuarta musa amante de Apolo. Madrina de Lino, es la menor de todas las musas. Siempre vestida de azul, color que representa el cielo, se la representa con un globo terráqueo y un compás entre sus manos con el que mide las distancias. Porta un manto sobre el que figuran muchas estrellas, que también lleva en su corona. A sus pies aparecen los instrumentos que utilizaban los matemáticos.
Talía (Θάλεια o Θαλία, la de la fiesta, la abundancia, o la que hace florecer).
Es una de las tres Cárites (“Χάριτες” o Gracias), con sus hermanas Aglaya (“Ἀγλαΐα”: la resplandeciente, la espléndida) y Eufrósine (“Εὐφροσύνη”: júbilo, alegría). Hija de Zeus y la oceánide Eurínome o Eunomia (“Εὐνομία”: la buena legislación, las buenas leyes). Presidía las celebraciones festivas y los banquetes artísticos. Es la musa de la comedia y de la poesía bucólica. Otorgaba dones de abundancia.