Fila 13, Asiento 79
La clásica de San Sebastián
29 octubre 2022
La clásica de San Sebastián es una reconocida prueba ciclista que se realiza todos los años en la ciudad vasca, cuenta de un gran prestigio internacional y son muchos los grandes corredores que la tienen en su palmarés, ciclistas nacionales como Lejarreta, Induráin, Valverde o estrellas internacionales como Jalabert, Bugno o el más actual Evenepoel. Pero a pesar de que el ciclismo es uno de mis deportes favoritos, aunque como diría el gran Joaquín, “no he dado una pedalada en mi vida, Hulio”; no he venido a contaros las hazañas de estos grandes deportistas en la Bella Easo.
Ganar una competición como la clásica de San Sebastián pude considerarse una gesta deportiva. De ellas está la historia del deporte llena, portadas, documentales, e incluso películas dan buena fe de ello. Pero hay gestas que nunca aparecerán en la portada del MARCA, o en algún programa de culto de Movistar+, y son esas pequeñas grandes gestas las que quiero traer hoy a estas líneas.
Nuestro pueblo cuenta con muchos clubs deportivos, entre ellos un club de “running”, lo que antes era “footing” o como se le ha conocido toda la vida, salir a correr. 42 miembros de ese club se van el próximo día 13 de noviembre a participar en otra «clásica de san Sebastián», una de las carreras populares más importantes de nuestro país, la Behobia-San Sebastián, que consiste en recorrer los 20 kilómetros que separan ambas ciudades. Ese día vamos a vivir 42 gestas deportivas, 42 historias diferentes de cómo sin darse cuenta han acabado con un dorsal a 250 kilómetros de su casa y con 2 horas de correr por delante. Padres de familia, amas de casa, trabajadores y trabajadoras, algún abuelo, maridos o esposas que durante meses has dedicado su tiempo libre en preparar dicho evento, hiciera calor, frío, lloviera o fuera domingo; con el único objetivo de cruzar la meta en San Sebastián. Todos ellos firmaran una gesta el día 13 de noviembre, su propia gesta deportiva. Probablemente muchos de ellos no vuelvan a correr esa distancia nunca más, otros seguirán entrenando con afán de mejorar y repetir o incluso superar esa gesta, pero seguro que nunca podrán superar el esfuerzo y dedicación que han invertido en preparar este evento. El lunes volverán a sus trabajos, a sus labores o a sus responsabilidades familiares, con agujetas y dolores, pero durante 2 horas se habrán metido en la piel de aquellos que desde principio de los 70 llegan a San Sebastián para que su victoria llene portadas, documentales, o paren el reloj en tiempos que parecen imposible que estén reservados para el ser humano; y la sensación que llene su cuerpo al cruzar la meta hará que se sientan como lo que son, unos auténticos campeones completando su propia gesta deportiva.
En el mismo momento que ellos estén cruzando la meta, un avión despegara desde Ámsterdam, llevando dentro de él a otro protagonista de otra gesta deportiva anónima. El hombre más fuerte que conozco, y no por su fuerza física; comenzará la aventura que le espera en Aruba. Atrás quedaran horas y horas de entrenamiento, de sufrimiento, de cuidar hasta el más mínimo detalle para llegar en las mejores condiciones, pero también horas y horas de mirar hoteles, combinaciones de avión y trenes, mapas de un país desconocido e incluso de traducir horarios de competiciones. El hombre con la mentalidad más fuerte que conozco cumplirá un sueño, y nosotros estaremos esperándolo a su vuelta para recibirlo como merece un campeón del mundo.
Mi admiración y respeto para los protagonistas de estas dos gestas deportivas de las que nadie hablará en la televisión, pero que a buen seguro marcaran la vida de los que las vivan.