Héroe de Leyenda

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Se apagan las luces, y empieza a sonar una melodía que todos reconocemos, “Song to the siren” aumentando progresivamente la fuerza de un sonido que no es capaz de acallar a una masa enfervorizada que no para de corear el nombre de sus ídolos. Las luces moradas van ganando intensidad sobre el espectacular escenario empujando a la gente a guardar un respetuoso silencio, ya que mientras suena This Mortal Coil, todos los allí presentes sabemos lo que viene después.

Los focos empiezan a moverse y justo con el fin de la canción y con los nervios de todos a flor de piel, las pulsaciones subiendo, la carne de gallina… dos delgadas siluetas aparecen sobre las tablas. Los acordes que empiezan a salir de la guitarra del maestro Valdivia y que llevaban 10 años sin ser tocados en directo, son los de la canción El estanque que solo Juan sabe sacar así de su Stratocaster. Suben la potencia de la luz y los cuatro Héroes aparecen sobre el escenario, a los acordes de Valdivia se suma mucho tiempo después la voz de un maduro Bunbury, sí, estamos en 2007, concretamente el 12 de octubre de 2007, en la vetusta Romareda, disfrutando diez años más tarde de un directo del grupo más grande del rock en español, Héroes del Silencio.

Esta semana se cumplen 15 años del reencuentro de Héroes del Silencio en un escenario. Los Pilares de 2007 nos permitieron disfrutar de, por última vez en directo, la magia que el grupo aragonés desprendía desde el escenario.

Héroes del Silencio llegó a mi vida como muchas otras cosas, en el internado, no me podía imaginar que la grabación de Senderos de Traición que Alberto me daba en esa TDK iba a suponer un descubrimiento de tal envergadura para mí. Desde ese momento la música de Héroes se ha convertido en un himno, en la música de una vida. La de horas que he pasado escuchando sus canciones o viendo sus videoclips… Puedo asociar muchos momentos de mi vida a sus canciones, y, tras su final, el descubrimiento de un genio de la música como es Enrique Bunbury, al que yo personalmente todo le perdono, hasta aquella vez que me rechazó un whisky en la barra de un bar de madera de La Zona.

Sus canciones siguen vigentes hoy en día, y continúan vendiendo cada vez que su discográfica saca una reedición o un directo inédito. Es difícil que vuelvan a coincidir en una misma ciudad, en un mismo momento y en un mismo grupo dos genios como Juan Valdivia y Enrique Bunbury. Dicen que saltaban chispas entre ellos y que después de ese reencuentro de 2007 no han vuelto a hablar, aunque para mí las chispas saltaban realmente cuando la guitarra de uno hacía sacar lo mejor de la voz del otro. No me quiero olvidar de Pedro ni de Joaquín, Héroes también sin los que no habría sido posible lograr ese sonido tan suyo. Para mí Valdivia es el principal artífice de ese sonido “Héroes”, tan único que no hubiera conseguido ser lo que es sin la voz de Bunbury.

Desgraciadamente ni el mayor de los milagros haría que pudiéramos volver a verlos encima de un escenario, y no por la mala relación que parecen seguir manteniendo ambos miembros del grupo, sino porque los principales artífices de esas singulares melodías ya no son lo que eran. La mano de Juan no se ha recuperado a pesar de las múltiples intentonas del genio de las seis cuerdas, y la garganta de Enrique quizá haya callado para siempre; por eso dejadme que vuelva a cerrar los ojos y me traslade a 2007, me ponga mi camiseta negra para volver a revivir uno de los mejores conciertos que se hayan dado en esa ciudad, recital en el que además, como si el destino quisiera cerrar el círculo también conmigo, me reencontré con Alberto y el resto de compañeros de internado a los que nos grabó esa cinta que todavía guardo como un tesoro.

Si clicamos el botón play que se encuentra sobre la fotografía de portada, podremos ver el concierto del que habla el artículo. Héroes del Silencio, la Romareda, 2007.