Pintura

GUAYasamin

17 septiembre 2024

Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente

Hay una frase en la película Airbag que me encanta, cuando un policía para a uno de los protagonistas y le pregunta que por qué no se ha detenido antes, a lo que el conductor responde con aplomo:

¿Señor agente usted se refiere a parar antes en el espacio o a antes en el tiempo?

Lo traigo a colación porque estos podcast y nosotros con ellos nos mudamos respecto a las últimas entradas, tanto en el espacio como en el tiempo.
Complicada entrada, pero no se me ocurría otra más ingeniosa.
Vamos al tema.
Siempre hago hincapié en el tiempo y las circunstancias que rodean a los distintos artistas que hemos ido conociendo, pues en este caso es especialmente determinante.
Nos vamos a Ecuador donde en 1919 nace Oswaldo Guayasamin.
De padre indígena y madre mestiza que mantienen a sus diez hijos con trabajos de carpintería, taxista o lo que salga y con el complemento de un pequeño colmado y venta de dulces que hace la propia madre, venta de abarrotes que llaman en Ecuador.
Con ocho años Oswaldo es quien se encarga de hacer semanalmente los carteles para la tienda, demostrando una predisposición para la pintura sorprendente. Incluso vendía entre el vecindario paisajes y retratos de actores y actrices de cine hechos sobre trozos de cartón.
Es este entorno de estrechez y marginación hacia la cultura indígena lo que marca su carácter, junto con otro hecho acaecido cuando tenía trece años, que fue a la edad que le admitieron en la Escuela de Bellas Artes de Quito.
En esa fecha, 1932, se produce un levantamiento cívico militar, o sea un golpe militar disfrazado de civil. Es la llamada Guerra de los cuatro días.
Contemplando una manifestación junto con su mejor amigo y en la que ni siquiera participan, Oswaldo ve como este cae repentinamente muerto, abatido por un tiro en la cabeza.
El niño se llamaba Manjares.
Ese acontecimiento, que más tarde inspirará su obra «Los niños muertos», marca para siempre su visión de la gente, de las injusticias y de la sociedad.
¡Vale! Se acabaron las desgracias.
Con 23 años expone por primera vez en una galería particular, presentando obras como “La huelga”.

Por supuesto, ya estamos acostumbrados, la crítica considera esta muestra como una aberración.
Por suerte el multimillonario Nelson Rockefeller, considerado el hombre más rico del planeta, visita la exposición.
Impresionado por la obra que contempla, compra varios cuadros y gestiona una invitación, del Departamento de Estado de los Estados Unidos a Guayasamín para que visite los principales museos, y conozca en directo la obra de los grandes maestros de la pintura.
Con el dinero ganado decide investigar en la cultura indígena, generando su primera gran etapa pictórica, Huaayñan
Huaayñan es una palabra kichwa que significa “El Camino del Llanto”.
Durante dos años realiza un viaje desde Mejico hasta la Patagonia haciendo cientos de dibujos de indígenas, mestizos y afro descendientes usando básicamente una paleta restringida a tierras y ocres.
La primera obra que muestro se titula “Moledora de aji” y la segunda “Origen”.

“La Edad de la Ira”es la segunda gran etapa en la pintura de Oswaldo Guayasamín, con un total de 130 cuadros, denuncia las injusticias y violencia a nivel mundial. La serie la inició en la década de los 60 y nunca la concluyó, pues a decir de Guayasamín la violencia no ha terminado.
Es su serie más conocida cambiando la paleta empleada a grises, rojo, blanco y negro.
Como en esta obra “Lagrimas de Sangre”.

O las diversas obras tituladas «La Madre» de las que aquí muestro dos ejemplos.

Gustarán mucho, poco o algo, pero nadie puede dejar de impresionarse por la impactante expresividad de toda la obra de Guayasamín.
“Mientras vivo siempre te recuerdo” es la tercera gran serie o etapa pictórica de Guayasamín, dedicada a su madre y que es también conocida como “La Ternura”, reflejando sentimientos como el amor de pareja, la ternura de madres e hijos, y la inocencia de los niños.
Contemplad el amor, ternura y protección que transmite esta madre con su abrazo.

Oswaldo Guayasamín tuvo una carrera tremendamente exitosa codeándose y haciendo amistad con personas como Pablo Neruda, el Che Guevara, con el antiguo rey Juan Carlos I, y un larguísimo etcétera.
Si vas al aeropuerto de Madrid Barajas, en la T4 -originalmente estuvo en la T1- podrás contemplar un mural de 120 metros de largo obra de este artista ecuatoriano.
Hay quien achaca a Guayasamín ser un artista con poca evolución en su obra, no lo sé, puede que sí, aunque yo no lo comparto totalmente.
Ves, si me dices esto de Botero, el de los gordos, estoy totalmente de acuerdo, pero la obra de Oswaldo tiene un recorrido pictórico, como en sus retratos o en sus paisajes, muy poco valorado, pero sobre todo lo que hace es profundizar con los mismos recursos pictóricos en los sentimientos del alma, dejando que sea la expresividad de la obra la que nos hable, sin que artificios colorísticos o de forma distraigan.
Me explico que suena a rollo pseudo culto/aburrido.
Voy a poner cuatro ejemplos de su serie La Edad de la Ira y observad como, con un mismo formato, mismos colores y mismas formas Guayasamin sabe transmitirnos diferentes sentimientos.
El primero es “Miedo”

En el segundo caso muestra “Ira”

“Pobreza”

Y finalmente “Esperanza”

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