Relatos

Generación Revolución

22 marzo 2025

Desde que apareció la mutación, hace ya un siglo, los hombres alargan sus días, hasta lo que se sabe, eternamente. No hay nada que lo refute, así que es lo que todos piensan, que ya no hay fin, que esto no se acaba nunca.

Se han tenido que hacer nuevas leyes, para controlar situaciones que hasta hace cien años no se daban. Qué hacer con todas esas gentes. Familias que crecen, pero no en el orden acostumbrado, sino coleccionando abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Ya se han visto en la tesitura de tener que inventar nuevos prefijos, para clasificarlos por antigüedad.

También se ha regulado la jerarquía en cuestiones domésticas, cada hijo, está obligado a escuchar a su progenitor, como mínimo. Y ningún adulto debe intervenir en una cuestión de un familiar de menor edad, si no es su descendiente directo, a no ser que no esté en ese momento presente. Todo sigue siendo un caos, porque la realidad no puede soportar todo lo que en un papel se haya decidido. Y cada día surgen nuevos problemas.

Las mujeres han resultado ser inmunes a esta mutación, y bien tranquilas que descansan en su paz. Por eso se les ha eximido de tener que recibir consejos de quien no sea su padre o madre. De recibir todo el resto de quejas, opiniones y charlas se encargan los hombres. De momento lo llevan como mejor pueden, con muchas dificultades, porque todos los mayores quieren opinar y dirigir, reprender a los menores y se atreven también con sus mayores, como en una adolescencia eterna. Señalan lo que harían ellos y lo que hicieron tiempo atrás, discuten sobre qué música fue o es mejor, y sobre la calidad de la educación, la política y todo lo demás. La religión, se trata en grupos separados, porque muy pocos encuentran coincidencias en su propia familia.

Se han vuelto a fabricar tocadiscos y se ha disparado la venta de radios a pilas. Las generaciones más mayores son las más rebeldes, luchan por sus derechos de antes, y los jóvenes sólo ven una salida apoyándoles, y también por protestar, que es muy excitante, aunque no sepan del todo por lo que se movilizan. Tienen demasiadas autoridades por encima para poder desafiar lo establecido si no es uniéndose a ellos.

Se organizan en grupos clandestinos para dar el golpe. Han aprendido a entrenar a la inteligencia artificial, es casi lo único para lo que usan las nuevas tecnologías. Pero su objetivo científico tiene una meta radical y subversiva. Desconcertar a la IA, lenta y pausadamente, haciendo que tengamos que volver a conversar en los cafés y a los tomos de enciclopedias. Y ellos las tienen todas y son ya los únicos que saben leer en papel. Serán los amos de la información, el bien más preciado de hoy y de siempre.

Y contarán las futuras leyendas que llegó la Revolución.

Pero quedó un hueco vacío, donde ningún hecho se escribió. Solo los que lo vivieron saben lo que exactamente pasó.

Lo que sí se sabe es que no ganó nadie, ni nadie se declaró perdedor. Cada uno siguió pensando que lo suyo era mejor. Eso sí, casi todo quedó destrozado, dejando a unos y otros sin saber ya la razón… de la lucha, después de tanta destrucción.

Desaparecieron generaciones enteras, y no se las buscó, y ahora muchos creen que lo que hay es lo que siempre existió.

Y vendrán otros detrás y crearán su Revolución, siempre que se pregunten si puede haber algo más que lo que se deja ver sin hacer reflexión.

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