Mitología
El héroe Aquiles, 2
18 julio 2022

Descubiertos y reclutados como soldados Aquiles y Patroclo, la diosa Tetis, madre del primero, le entrega una armadura hecha por el dios Hefesto y dos caballos inmortales, Janto y Balio, que le han sido ofrecidos por Posidón, dios del mar. Tetis se queda así más tranquila, a pesar de la predicción que le hicieron en su momento, que su hijo moriría en la guerra.
Diferencias entre Aquiles y Agamenón
Para que los vientos fueran favorables a la expedición a Troya, Agamenón, rey de Micenas, sacrificará a su hija Ifigenia a Artemis, la diosa de la caza, motivo por el cual será odiado por Aquiles, que luchaba en el mismo bando griego o aqueo.
En una de las incursiones de las tropas griegas en las ciudades aliadas de Troya, Agamenón obtuvo como botín a Criseida, hija de Crisés, sacerdote de Apolo. Este pidió reiteradamente al rey de Micenas la devolución de su hija, pero Agamenón se burló de él. Entonces Crisés invocó al dios Apolo, que hizo disparar una consecución de flechas contra los griegos por parte de los troyanos, a lo que debe añadirse la peste, hechos que causaron muchas bajas.
El adivino Calcante fue el primero que determinó cuál era la fuente de todas las desdichas que acontecían a los griegos, pero prometió no revelarlo a Agamenón para que este no se enfadara con él. Sin embargo, cuando Calcante obtiene de Aquiles la promesa de que lo defenderá, el adivino adquiere una valentía y revela los hechos. Es entonces cuando Aquiles, con el prestigio que ha adquirido como soldado, exige que Criseida sea devuelta a su padre. Agamenón, enfadado, accede a ello con la condición de que Briseida, la esclava de Aquiles conseguida en el mismo botín que Criseida, le sea entregada como compensación.

Aquiles abandona la guerra
Aquiles consideró el hecho ignominioso y se sintió deshonrado y vejado, invocó desesperadamente a su madre Tetis, que lo socorrió y le aconsejó que abandonara la guerra. Así lo hará nuestro héroe, quedándose en el campamento mientras el resto de los ejércitos aqueos luchan contra los troyanos y son derrotados reiteradamente por estos.
Agamenón, consciente de la necesidad de que Aquiles se reincorpore a la guerra para que las victorias retornen a los griegos, envió embajadas consecutivas a Aquiles. En una de ellas, Ulises y dos jefes más ofrecieron a Aquiles la devolución de Briseida y otros obsequios, pero este los rechazó tercamente y se mostró inflexible: su honor había sido dañado y exigía una justa reparación.
Los desastres militares llegaron a tal punto que Patroclo, el amigo de Aquiles, se compadeció de los desastres que la guerra infligía a los griegos y deseó volver al campo de batalla. Aquiles continuará sin querer luchar, pero autorizará a su amigo a combatir con su armadura, sus armas y sus caballos inmortales.
Cuando los enemigos vieron a Patroclo, lo confundieron con Aquiles y huyeron despavoridos. Pero, entusiasmado por los éxitos bélicos y con la euforia de los consecutivos triunfos, desobedeció los consejos que le profirió su amigo Aquiles antes de entrar en combate y llegó hasta las mismas puertas de Troya. Allí combatirá con el valiente Héctor, hijo del rey troyano Príamo, que lo matará y lo despojará de su armadura y sus ropas.

Aquiles retorna a la guerra y mata a Héctor
Aquiles, enterado de la muerte de su amigo, jura vengarse y matar a Héctor. Después de llorarlo, su madre Tetis lo socorre y le aconseja que espere a intervenir en la guerra hasta que ella le traiga nuevas armas y un nuevo escudo fabricado por Hefesto.
Una vez que se ha marchado Tetis, Iris, la diosa mensajera, aconseja a Aquiles combatir contra Héctor. Pero primero deberá recoger el cadáver de Patroclo. Cuando llegue Tetis con las armas prometidas, Aquiles las tomará junto a los caballos inmortales y saldrá rápido para matar a los troyanos. Mientras tanto, Agamenón lo contemplará complaciente, puesto que había recuperado al mejor guerrero y ahora sobrevendrían los éxitos bélicos. Aquiles mostrará su cólera y el terror de su venganza, convirtiéndose en una máquina de matar que disfrutaba en medio de los cadáveres que causaba, hasta el punto de que el río Escamandro estaba enfadado porque las cuantiosas muertes causadas por nuestro héroe impedían circular sus aguas. E intentó ahogarlo, pero fue detenido por la acción de los dioses Hera y Hefesto.
Con Aquiles avanzó el ejército aqueo hasta el punto de que los troyanos que continuaban con vida retrocedieron a su ciudad. También Héctor, que esquivaba un combate personal con Aquiles, tuvo que dar tres vueltas al perímetro de la ciudad porque el rey Príamo había decretado cerrar las puertas de Troya para evitar que entraran los enemigos. Héctor tuvo que luchar con Aquiles y este lo mató lanzándole una lanza que le atravesó el cuello. Aquiles culminó su venganza despojando a Héctor de sus ropas y armaduras, agujereándole los pies y atándolo con correas de cuero de buey a un carro para arrastrarlo por el campo de batalla durante nueve días, ante la mirada atónita de los troyanos.
Los funerales de Patroclo, la devolución del cadáver de Héctor y la muerte de Aquiles
Aquiles, inmediatamente después de haber regresado al campamento heleno con el cadáver de Héctor, asiste a los funerales de su amigo Patroclo. Los funerales fueron celebrados con los siguientes actos: banquete fúnebre, cremación del cuerpo en la pira y juegos en su honor (carrera de carros, combate de lucha, cesta, con armas; carrera pedestre, tiro con arco, disco, jabalina,…). Al honrar así a los muertos, los griegos les procuraban un tránsito menos amargo al reino de Hades, que no era un lugar de condena, sino de residencia, en donde no había luz solar y en el que reinaba una nostalgia del mundo de los vivos, una eterna tristeza. Solamente algunos de los que estaban en el Hades sufrían torturas.

Príamo, rey de Troya y padre de Héctor, va a la tienda de Aquiles para reclamarle el cadáver de su hijo y poder sepultarlo dignamente con los ritos funerarios descritos en el párrafo anterior. Aquiles lo recibe con respeto y acepta sus presentes. Se ha producido un cambio en nuestro héroe: de la cólera del guerrero pasa a la compasión, al ordenar a las esclavas que laven el cuerpo de Héctor, lo peinen y perfumen; Príamo comió con Aquiles y durmió en su tienda, y Aquiles le concedió una tregua de nueve días para que Troya celebrara los funerales de Héctor.
Paris, hermano de Héctor e hijo del rey Príamo, quiere vengar a su hermano y pelea con Aquiles, a quien le dirige una flecha que da en el talón, su única parte mortal, como afirmamos en el anterior artículo. Y esta fue la causa de la muerte.
Aquiles no consiguió conquistar Troya, pero hizo posible esa conquista al eliminar a Héctor. La ciudad se rendiría por la astucia de Ulises con la introducción de un caballo de madera.