La rubia de la ribera

De recuerdos, coches y sustos

7 junio 2022

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Hay cosas que marcan desde la infancia.

Yo estaba predestinada a tener chófer.

Como paseando a Miss Daisy.

Me crie teniendo en la cochera (así se llama al garaje en la Ribera) un Jaguar. Sí si habéis leído bien, un Jaguar color azul cielo con sus asientos de cuero blanco y su volante de madera.

Metía a mis muñecas y jugaba a ser una dama: «Sebastián llévanos a tomar el té».

Y así fueron pasando los años, olía un poco raro ahí dentro, pero a mí me gustaba.

Llegó un día que lo tuvieron que sacar para montar un bar (esa es otra historia). Nos contaron que acabó siendo el protagonista de un anuncio de colchones Flex (hoy me siento fleeeex, he dormido bien).

¿Mola no?

A mi padre siempre le gustaron los coches grandes, también tuvo un Dodge, de ese no recuerdo el color creo q era blanco. Parecía una limusina y yo era tan pequeña que me dormía en el asiento de atrás. ¡Qué tiempos, sin cinturón y tu padre fumando como un cosaco!

Qué digo yo, los cosacos vivirían poco porque con lo q fumaban y bebían…

Bueno, a lo mío, otra cosa que ha marcado mi vida y de la que no me puedo despegar es del puente de Remolinos. Recuerdo hasta los baches, eran 14, los contaba en silencio y como estaba tumbada me sabía el camino por los baches y las curvas… una lleva el nombre de mi tío, porque llevando un camión se despistó un poco y no la hizo. Como somos, desde entonces la llaman la curva «el pelao».

Otra cosa que me marcó fue el ruido q hacía la máquina de tricotar de mi madre. Nos acostaba a las 8’30 en invierno y a las 9 en verano. Los amigos desde la calle nos llamaban:

¿Bajáis a jugar?

Y ella con el ris ras y nosotros en el balcón.

Éramos sus mejores modelos nos hacia jerséis y luego se los pedían. Nunca hizo uno igual…

¡¡Era una diseñadora de 10!!!

Como sería la cosa de la lana que un día las oí hablar de coserme el traje de baturra y les dije: «¡Ah no, de lana no!!!»

Mi madre fue una pionera en eso de las cooperativas y en dar trabajo a las mujeres de la Ribera. Hacían jerséis por piezas: unas los elásticos, otras las mangas, y así. Luego venía un señor y los llevaba a Zaragoza para q otras los cosieran.

El día q tocaba ir a Zaragoza a por lanas era una fiesta para mí… esa tienda llena de color…

¡Nunca imaginé q un amarillo pudiera tener tantas tonalidades!

Había pasillos enteros por colores. ¡Era pura fantasía!

Lanas Angelines, hace poco encontré una bolsa y ¡casi lloro! ¡Qué recuerdos!!

Otra cosa que marca son los sustos… Aún me tiemblan las piernas, del día en que subió mi madre mientras estábamos en la siesta y, nos clavó a bocajarro:

– «Se ha muerto el Papa!!!».

Y nosotros,

– «¿Ehhhhhh?!?»,

– «El de Roma, el de Roma…».

Concluyo así que la vida son recuerdos, coches y sustos.

Los de la Ribera somos así.

Si pulsáis sobre el botón play de la foto principal, podréis ver el coche de la rubia de la ribera protagonizando el anuncio del comercial de Flex de los años 90.

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