La rubia de la ribera

Cola de pez

30 mayo 2023

A través de una serie y de un texto de mi compi Aliah me ha venido a la cabeza la costumbre q tenemos de poner nombres a las cosas y a las personas.
Por ejemplo: a mi padre lo llaman el pirata porque era piragüista y estaba siempre en la orilla del río construyendo una piragua. La gente del pueblo decía: «ahí está haciendo una pirata«.
Y con el pirata se quedó.
Yo acostumbro a poner nombres también, he vivido en la casa hippie, en la comuna Manero, en la caravana, en el camarote y ahora en el departamento.
Me da por poner nombres a los vermús, se lleva el chispazo (martini con c*la c*la) pues en la taberna Vinos Chueca, el «chuescazo» -vermú tradicional con c*ca c*la, o el tradicional pepinillo con anchoa: anchoa q abraza al pepinillo…
A mi hija le cambié el nombre, que por cierto lo tiene muy bonito, no os diré cuál. Si me seguís seguro q os suena.
Esta costumbre también está muy arraigada en los pueblos de la ribera. Cambiar el nombre a las calles, calle del medio, cabezo, calle la barca, barrio bajo, barrio curto, las escalerericas… y así en cada pueblo tendrán los suyos.
También están los motes (aunque ahí es meterme en un jardín) que los hay graciosos e inesperados cómo el de mi padre. Los hay puestos con mala leche, por ejemplo que te llamen melena al viento y encima seas guapo, no es lo mismo que que te llamen pistón, me lo sacaron a mí por que cómo soy tan altaaaa…
Bueno amigos garceteros ahí abro el melón y cada uno q revise q los hay graciosos a rabiar y los q no lo son tanto, tenéis los comentarios del Facebook de la gaRceta, indíquese pueblo y mote…

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