Pintura

Caspar David Friedrich

24 junio 2024

Un instante cambia toda una vida.

Una decisión sin transcendencia se convierte en la llave que conducirá el resto de tu vida.

Es el Año 1787.

El joven Caspar David Friederich, tenía trece años, decidió una mañana ir a patinar sobre el hielo que en pleno invierno se formaba en su Pomerania natal, quizás para huir del bullicio de tener que compartir el reducido espacio de su hogar con otros ocho hermanos, bueno, ya solo siete tras el fallecimiento de Elisabeth debido a la viruela. O tal lo hace vez para alejarse de la tristeza de un hogar donde el padre se esfuerza, haciendo jabones y velas, en sacar adelante a la prole él solo, tras el fallecimiento de la madre de Caspar, cuando este tenía siete años.

Feliz y evadido de todo lo que le rodea, oye crujir el hielo. Intenta escapar, salir de la resquebrajada placa que se hunde, pero a medida que corre hacia la orilla el hielo se va rompiendo más y más. No logra llegar y queda bajo el revoltijo de agua y hielo. Manotea intentando inútilmente salir. Grita. Se ahoga.

A lo lejos ve la figura de su hermano corriendo hacia él. No recuerda más.

Cuando recobra el conocimiento se lo cuentan, su hermano ha logrado sacarlo, pero él, exhausto, ha quedado en las aguas heladas.

Este dramatisimo hecho marcó la vida del pintor, que siempre se sintió con la culpa de quien debería de haber vivido era su hermano y no él.

Si cuento esta historia cierta pero tan desconsolada, es porque por si misma explica toda la soledad y oscura melancolía que reflejan las obras de Caspar, llenas de tristeza pero que siempre emocionan.

La obra que hoy comentamos Caminante sobre mar de nubes, es una de las más reproducidas de la historia de la pintura.

Un caminante apoyado en su bastón y con una pierna ligeramente adelantada, da una sensación de dominio sobre el inmenso paisaje que contempla. El pintor ha obviado la línea del horizonte que en cualquier caso estaría muy abajo en el cuadro, dando así mayor sensación de profundidad.

El personaje de espaldas, prácticamente en todas sus obras se ven a las personas de espaldas, nos hace saber sin decir nada que es el propio pintor.

Seguramente por esa posición Friederich consigue que los espectadores de su obra se mimeticen con él, olvidando el personaje y quedándose con la contemplación del propio paisaje.

No sé, quizás sean cosas mías.

Caspar David Friederich pinta estos paisajes cuando aún el paisaje no es un género pictórico y no corresponden a sitios concretos, son fruto de juntar varios lugares en uno solo. Nunca están pintados en plena naturaleza, sino en el estudio del artista, por razones técnicas que en otra ocasión comentaremos.

Friedrich es uno de los primeros pintores libres, llamados así por no realizar sus obras por encargo, sino que pintan lo que les apetece, o que saben que puede tener éxito y vender o al menos intentarlo, a posteriori mediante exposiciones.

Ojo que estamos hablando que mientras el amigo Caspar pintaba El caminante sobre un mar de nubes, nuestro gran Francisco de Goya estaba realizando, bajo encargo, Los fusilamientos del 3 de mayo. Lo digo solo por situarnos en el contexto temporal y no por comparar maestría evidentemente.

Por obras como “El caminante sobre un mar de nubes” o “Mañana de Pascua”, una de las joyas del museo Thyssen, es por lo que se considera a Caspar David Friedrich como el prototipo del romanticismo alemán y los valores que este movimiento representa. Justo él que de melancólico y depresivo tenía mucho, pero de valores románticos que se lo pregunten a su esposa, diecinueve años más joven y con la que se casó cuando Caspar tenía 42 años y porque consideraba que era suficiente edad para que alguien se ocupase de él.

A sus neuras anteriores, con el matrimonio desarrolló la manía persecutoria por supuestas infidelidades de su mujer, situaciones que resolvía con una violencia desbocada hacia su esposa.

No siempre lo que un cuadro trasmite es toda la verdad de un pintor ¿No os parece? ¿O su autorretrato quizás sí?

Vosotros juzgareis. Estad muy atentos a este pintor que pronto se pondrá de moda. Tiempo al tiempo.

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