Navegando entre letras

Canto yo y la montaña baila

31 julio 2022

«…Hilari siempre era igual. Era como el aire de la mañana. Fresco, delicado y lleno de ideas, y de ganas y de posibilidades. Pero siempre como el aire de la mañana. Nunca como el aire cargado de las tardes. Nunca como el aire perezoso del mediodía, el azul de la tarde o el aire oscuro de la noche. Mi madre era una cosa distinta cada vez, como Oriol. No tenías ni idea de si te cantaría o te reñiría. Y después, cuando se hizo mayor, con la enfermedad, no sabías si sería una niña o una vieja, una madre o una hija, si te conocería o si pensaría que eras su tía Carme o cualquier otra persona. El abuelo Ton era siempre igual. Un aburrimiento, como las herramientas que se estropean. Como una bombilla fundida de verdad, sin ciego que la apague. Y Jaume también era siempre igual. Un oso pardo del Pirineo. Pero ya no quedan osos en este lado…«.

Irene Solà (Malla, 1990) es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y tiene un Máster en Literatura, Cine y Cultura Visual por la Universidad de Sussex. Su segunda novela, Canto yo y la monta­ña baila, publicada por Anagrama en catalán y cas­tellano, obtuvo en 2019 el premio Llibres Anagrama de novela así como varios premios más.

Irene Solá ha escrito una novela bella, poética y con un halo de realismo mágico que la envuelve a ratos sí a ratos no. Cada capítulo es una pequeña historia en sí misma, donde aparecen y se desarrollan las vidas de diferentes protagonistas que tienen en común la tierra donde nacieron y viven, un pueblo del Pirineo Catalán.

Aunque cada relato habla de un personaje todos están finamente entretejidos y relacionados, acogidos amorosamente en una urdimbre que da sentido a toda la historia. Un entorno pirenaico hermoso y bucólico, las montañas, los ríos, el bosque. La naturaleza se presenta como madre que nutre, cuida y ofrece sus dones generosa, pero también nos muestra en ocasiones su lado temible, destructor en forma de tormentas, rayos, muerte. Y de esto trata esta novela, de cómo el lugar, la tierra donde uno nace y crece va modelando la historia personal de cada uno de nosotros, esa interrelación entre la persona y el medio natural configura nuestra forma de ver el mundo y habitarlo. “Canto yo y la montaña baila” nos propone un acto de humildad, nos coloca ante la naturaleza, la tierra como lo que somos, sus hijos e hijas, tan insignificantes, como una hormiga, ante una tormenta de verano o un rayo que puede acabar con nuestra vida en un segundo. Nos ofrece también, un relato profundamente humano, conmovedor, lleno de magia y poesía, del amor a la tierra, a la familia, a los seres queridos. Nos  cuenta sobre la pérdida de estos, las tragedias que nos marcan y nunca terminan de irse, el dolor, la culpa y, también, la esperanza, la redención y la paz del alma humana, como esa calma que llega al bosque cuando la tormenta cesa y ves las nubes alejarse a otras tierras.

Música
La banda sonora elegida para el artículo es "El cant dels ocells" de Pau Casals.
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