La rubia de la ribera
Pantalla Negra: mi apagón particular
15 julio 2025

Qué le pasa a la rubia cuando los astros se alinean en su contra?
Ahora os cuento…
Reconozco que estoy enganchada al móvil, a todo lo que hay dentro, no solo a las redes sociales, por ejemplo a las notas donde vuelco el texto de mi libretita preciosa. Escribo en una revista digital, jijij así que ni con esas me libro del móvil.
Salimos del apagón a duras penas, más que nada porque la prioridad era que la bombona de oxígeno que tenía mi madre en casa aguantara. La necesita para respirar, si no tiene el oxígeno no quiero ni pensar qué hubiera pasado.
Ya me veía yo consiguiendo un generador, pues tenemos una máquina que produce oxígeno, vamos, que mis pensamientos giraban en torno al oxígeno y la duración de la bombona. Menos mal que mi madre estaba tranquila, así me apacigué y nos quedamos cada una en un sofá, hablando y dormitando.
Mi cuca que es muy lectora se terminó el libro, se tiñó el pelo (mala idea porque también se fue el agua), así que la rubia se lo aclaró con el agua de la jarra (brita) jijijij… y cuándo mi cabeza estaba maquinando en usar la rosca y el butano para hacer la cena, vino la luzzzz, ¡¡salvadosssssss!!
¿Qué narices pasó? La rubia piensa que a los españoles nos usaron de conejillos de indias, hicieron una prueba con nosotros.
A ver, país pequeño, del primer mundo, casi casi rozando con el segundo o tercero, con un carácter resolutivo y no somos muy de dar mal al primer mundo la verdad. Así que dijeron los que mandan, venga, con estos hacemos un experimento.
Y chico, no lo debimos hacer tan mal, ya que casi se nos ha olvidado, ayyyy el carácter español que poco dandalosos somos.
Bueno que dejo el temita del apagón nacional para contaros mi apagón particular: «pantalla negra». Os cuento lo que me pasó.
Me pido hora para un masaje (queamitambiénmegustaquemelosden, ademássemecayóhastalababa, noosdigomás), termino el masaje y estaba Zen no, lo siguiente. Hablo con mi pollito que dejaba el coche en el taller y acordamos que lo tenía q recoger en un polígono, que me llamaría para darme instrucciones: ubicación y demás historias. Me despido de Silvia, salgo a la calle con una sonrisa de oreja a oreja, miro el móvil y… horror!!! fondo negro!!! Espanto!!! Sudores fríos!!!
Yo a la rubia: «tranquila que lo reinicias y ya!!». Pues nada, que no me hacía ni caso.
Siempre llevo una mochillita con una libreta roja en la que tengo anotados los números de teléfono importantes, pero…
¿Qué hizo la rubia? Estrenar el bolsito que le regalaron pa’ su cumple y no coger la mochila ni echarla al coche, ¡¡¡errorrrrrrrrrr!!!
Entré en una tienda de telefonía móvil y, mientras esperaba mi turno, alguien llamó a la dependienta. Se llamaba como yo, qué mejor manera de entablar el diálogo… con mi sonrisa por bandera y nuestra «tocayez», funcionó!
La chica, muy amable, me dijo que ella no podía hacer nada por mi teléfono(pues yo no era clienta de su compañía telefónica), pero me mandó a una tienda que arregla móviles. Palabras textuales de la moza: «El dueño es un crack, ya verás como te lo soluciona».
Me encaminé pues hacia mi salvador pero me topé allí con una empleada, otra chica majisima, que me aseguró que lo que le fallaba a mi teléfono era la clavija del cargador. ¡Bravo!! Chicas al poder!!! Me dijeron que tenía que dejar el móvil hasta las 5 de la tarde.
Buaaaaa!!! ¿Y ahora qué hago? Pues problema/solución. Llamé al número de casa de mamá, que es el único que me sé. Le pedí el del tato, éste llamó a su vez a mi pollito, y todo fue cuadrando, pues consiguió trasladarme el mensaje «espérame que voy en tranvía, quedamos en la parada». De camino, veo un sitio de esos de máquinas de bebida y voy como una loquica sedienta a por una coca zero, miro en la cartera y…. horror!!!! pavor!!!! llevo cero monedas!
Solo quedaba pagar con el teléfono, así que… a aguantarme se ha dicho.
Mi pollito me encontró sentada en la parada, escribiendo este texto en mi libretita nueva y con mi Parker, regalo acertado, de mi Cuca.
El incidente fue una cura, os lo prometo. Antes del mismo, escribía mis textos en la app de notas del teléfono, pero desde mi apagón particular, he retomado la maravillosa costumbre de boli, libreta y tachones.
Ah! Y hablando de escribir, estoy haciendo un ejercicio que es muy chulo. Os cuento y a ver si alguien se anima a hacerlo. Todas las noches de una semana, antes de dormir, tenéis que contestar a estas tres preguntas y escribirlas.
- ¿Qué hice mal hoy?
- ¿Qué hice bien hoy?
- ¿Qué hubiese hecho diferente en base a la respuestas anteriores?
¡¡Venga todo el mundo a escribir!!!!
Este texto va dedicado a Don Jesús Perez Del Cacho, que, como mi madre, necesitaba tener su bombona de oxígeno bien cerca.
El texto lo escribí antes de que falleciera. Vuela alto, guardián de la sonrisa infinita. DEP.