Lana de Voz

Música para palomas negras

7 marzo 2025

Ménsula decorativa en el Monasterio de Santa María de Iratxe

Querido amo bebo tus gritos,
querido amo mastico tu placer.

Estoy sentado sobre una astilla de dolor ajeno en la frontera.

Traigo conmigo un rastro de sandalias rotas por la cerviz.

Traigo el corazón de los niños.

Y aunque bebo tus gritos

y aunque mastico tu placer de las cadenas

y
aunque trago
las más brillantes balas de dólar
aún
la herida es visible enfrente
y aún sentir la humanidad puede hacerse.

Este mundo nunca se va a desprender de una hebra de humanidad tejida durante la noche más amarga. Una y otra vez al final de cada civilización, durante la última noche, presentíamos la raíz cruda de las batallas: una boca más hambrienta que las demás subida en el pedestal de las tierras apetecibles, donde el mundo sangra soldados.

Una lágrima de silencio clavó desde entonces el corazón enemigo a nuestra mirada… enemigo que te llevó a nacer en sus propios labios con un cuidado exquisito mucho antes del milenio favorable de occidente.

Desarma si pudieras la dureza de tus ojos, si pudieras tú rozar este hueco frío. Desprende, si te vienes, el cristal pegado en tus dedos, que los pétalos oye como aúllan….

Y un poco más allá de los tiempos, y un poco más allá de la historia restante bebemos noche más negra que la noche bebida por los soldados. Noche compartida, porque importa el último minuto, cuando la luz caiga hacia el otro tiempo. Negra noche bebemos, amo… y aún así amamos, y amo y cavo en la dureza una brizna íntima, frágil… compartida.

«Música para palomas negras»

La rotundidad y consistencia de las respuestas frente a la des-humanización puesta en marcha va a depender de nuestra capacidad interior de ligereza.

Fotograma del documental Música para palomas negras


Hay una paloma negra en el alféizar, mientras la música suena. De tramo en tramo, el contrabajo. Y sostenido por la quietud, el oleaje del tiempo ondula entre los resaltes del capitel. Pero si la piedra te engulle con una realidad demasiado conveniente, vuela: abre tus alas negras.

Estructurado en el cristal no sirves al viento. No avivas la lumbre bajo el ombligo. No asumes al pájaro encaramado en el mástil océano.

No hablo de conquistar cielos. Es justo al revés: ¡Quién pudiera abrir la grieta de una pausa, por donde el cielo atraviese la piedra de tu nacimiento!

Thomas Morgan, el contrabajista, decía que él nunca ensayaba, porque entonces sus dedos repetían lo aprendido de manera automática, y eso no le gustaba.

Te estoy escribiendo mientras graniza un pétalo de música para palomas negras. En cada cuerda pulsada relumbra un esplendor incomprensible. El corazón abre sus alas negras cuando estalla la uva del gozo. Siempre estuve contigo, y aún me encontrarás a nada que abandones cualquier expectativa. He asumido descaradamente cruzar el agujero que nos separa, y algún día prenderá el destello que solamente mira.

«Música para palomas negras» es un documental que sigue durante 14 años al compositor Jakob Bro mientras colaboraba con algunos de los músicos de jazz más reconocidos de nuestros días. Ese documental supone en realidad catorce años de oración.

Cartel del documental Música para palomas negras

Negra noche bebemos, amo… y aún así, amamos, y amo y cavo en la dureza una brizna íntima, compartida.

Una contradicción, un contrabajo, es suficiente. De tramo en tramo: con su acorde… arde… igual que los pasos… arden… ¿oyes? …por la grieta o pausa de cielo abierto en la piedra.

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