Cuentan los duendes cuentan
Ante la perfección del silencio
9 octubre 2022
Quizás sean las definiciones, aquellas, con las que se quiere detener el tiempo y domar al Misterio, aquellas, que en la infancia ignoramos, aquellas, en las que tratamos de encajar en la adolescencia y aquellas que, al cabo de años de sesiones intensas e intensivas de tallado y norma nos configuran como adultos, quizás sean estas definiciones -decía, de las que tengamos que sustraernos para poder reivindicarnos como especie con opciones de futuro.
Hace muy poquito más de un mes, a finales de agosto, un evento sorprendía a la comarca por su singularidad. Desde el Proyecto Le LAC (Laboratorio de Acción Comarcal) se hacía una propuesta inédita y realmente interesante. Una clase de historia, clase de historia contada, clase de historia cantada, una clase de historia CONTADA Y CANTADA.
Un acontecimiento realmente revolucionario.
Dicen algunos expertos que existen cinco tipos de alumnos, los visuales, orales, conceptuales, kinestésicos e instintivos, pero estos bípedos de pulgares oponibles (la suma de todos ellos) que han transitado por (sufrido) en su «amplio» abanico, la práctica totalidad de sistemas educativos propuestos (excepciones hay), pueden contar con los dedos de una mano (de trabajador de aserradero jubilado) lo que ellos llamarían buenos profesores.
En lo que a mi trayectoria estudiantil concierne, además de no poder considerarse como reluciente, centelleante o chispeante a nivel de resultados académicos o comportamiento sino más bien, gris, opaca y apagada (por esconderme bajo el socorrido edredón del eufemismo) -excepciones hay- fue y es además un tanto vacilante, indecisa e incierta. A mis cincuenta años todavía no sé lo que quiero ser de mayor, habiendo explorado varios senderos en la enseñanza reglada (e incluso en la menopáusica), puedo hablar de pocos profesores que realmente me entusiasmaran. ¿Cuatro, cinco…?
Enlazando estos dos últimos párrafos diría que el buen profesor nace, no se hace -excepciones hay.
El arte de la comunicación requiere de duende, seguramente uno muy parecido al del cantaor flamenco, al fin y al cabo lo que hace este último es comunicar (de instancias más etéreas eso sí).
Pasión.
Hablamos de pasión.
La pasión no se enseña, se tiene y brota desde donde nace la columna vertebral, desde los genitales, desde las tripas. La pasión bruta va refinándose y entrando en una espiral ascendente cada vez más sutil, que arranca en el sacro, circula por la médula espinal para (si así lo deciden los dioses) eclosionar imperceptible por la fontanela bregmática o anterior.
Esa pasión de la que hablamos, al ir resonando por los órganos que la circundan en su trayectoria vertebral vertical va atrayendo irremediablemente cual canto de sirena o flauta de Hamelín a los testigos que la escuchan, divisan, perciben o sienten. En ese trayecto visceral y orgánico, el aparato fonador y órganos vecinos sintetizarán mente y corazón para permitir al docente hacer uso tanto del fino arte de la retórica como el de la comunicación integral, habla con todo su cuerpo, con todo su ser.
La titánica tarea de conjugar movimiento (lenguaje corporal), sonido (oratoria), proveer de mechero y mechas (no atar cabos sino señalar cuerdas y tipos de nudos) y dejar que los aprendices vibren en el movimiento de esa frecuencia, no es improbable sino imposible si se entiende como tal, como una tarea.
No será sino el propio trance y fervor del docente quien cautive al alumno, sea visual o kinestésico. Los datos están en los libros, en las enciclopedias, en la red de redes, en dos clicks podemos saber cual es la capital de Comoras y qué tipo de sistema político tiene ese país -algo que por supuesto desconocía hasta ahora mismo…
El reto es pues el de la transmisión.
Sí, está muy claro que los semidioses no abundan, se dediquen a la docencia, la vendimia o a la chapa y pintura, pero aquí hemos venido a hablar de un evento acontecido en Villasal, Remolinos: «Ante la perfección del silencio».
Ya llegamos, decía, que estos sapiens sapiens cuyo estado de evolución merecería elevar su clasificación al cubo, esto es, añadiéndoles un tercer sapiens, no pululan, no, pero hay más opciones. Una de ellas, visto lo aquí acontecido es la posibilidad de conjugar las virtudes de estos prohombres, aún sin tener ninguno a mano.
¡Y qué fácil es!
Lo complejo era tener la idea, pero parece que las noches de cuarto creciente, cuando en Villasal, del monte viene el Solano trayendo el agua en la mano, los duendes se empeñan en ronronear ideas por la Plaza de la Iglesia, la calle Mayor, la del Horno o la del Santo Cristo con la certeza de que éstas no caen en saco roto, que por allí mora un lunático que de ellas se enamora.
Así pues nada hay de casual cuando de una pajarita de colores, cual chistera conejera, se dibuja el acontecimiento.
Hmmmm…. Se hará una clase magistral…. hmmm…. una de Historia Contemporánea…. de… de España. Y oye, que lo haga… un Licenciado en Geografía e Historia…. de…. de… de Madrid, qué cojones, y de la Autónoma… y… y que también sea Doctor en Ciencias Políticas pero por una Universidad Extranjera… hmmmm…. y cuyo currículum… cuyo currículum pase de los 28 folios….
Eh….
Se hará en la Sala Goya, para que el ponente pueda moverse por ella y no perdamos a los asistentes visuales, y qué coño, tendrán que venir actores a recitar poemas en consonancia, que aparezcan de la nada, para los conceptuales, y también habrá instrumentos, melodías y voces que apuntalen lo que allí se cuente, que a ritmo de canción y melodía permitan mecerse a los kinestésicos, deleitarse a los orales, y todavía más, que de esa pajarita de colores brote una voz de cristal que asomada a una guitarra, rompa la perfección del silencio, rasgando la fina dermis que preserva y mantiene en letargo las almas, de heridas, de quebranto y secretos.
Sí, en la Sala Goya se rompió el silencio, se contaron secretos que todavía lo son porque las verdades siguen veladas. Son varias las épocas históricas que actualmente siguen sepultadas junto a los huesos que las atestiguan, como por ejemplo la de la preciosa españa musulmana, (sí, la españa musulmana, la nuestra también que de cuando en cuando asoma irreverente, como en Tauste) con todas sus luces, o la que allí se trató, la contemporánea que se abordó arrancando el acto en la Segunda República, convulsionando luego por tiempos de espanto para acabar asomando por vía transitiva a la del quince eme y finalmente a la de hoy.
El público asistente que llenó la sala no sabía muy bien cual era el protocolo a seguir en un acontecimiento de tales características.
¿Una ponencia en la que se recitaba, se cantaba y se tocaba?
¿Tocaba pedirle bises al ponente, preguntar a quienes declamaban, aplaudir a los juglares?
¿Qué era esto que vivíamos, cual era nuestro papel?
Tal vez se tratara de que los que por allí nos dejamos caer, corroborásemos desde otro ángulo que hay silencios y silencios, que algunos solo aparentan serlo pues ocultan tormentas que claman en trueno cuando un relámpago les deja ver.
¿Acaso fuera una invitación a soñar, soñar que la transimisión de conocimientos puede ser amena, divertida y emocionante?
¿O a lo mejor un convite para los amantes de la aritmética podal felina* a reflexionar sobre la educación?
A replantearse los qués y los por qués (el huevo y la gallina). Y con las conclusiones en mano plantearse o no los cómos y los cuandos. Quién sabe si la transmisión de información (quién dijo reglada) solo tenga sentido cuando así la requiera quien la demanda.
Croan los duendes croan que cada cereza tiene un color, un tamaño, un peso y un sabor único y que así ha de ser pues su coyuntura espacio temporal, elegida o no, así lo dicta.
Quizás sean las definiciones, aquellas, con las que se quiere detener el tiempo y domar al Misterio, aquellas, que en la infancia ignoramos, aquellas, en las que tratamos de encajar en la adolescencia y aquellas que, al cabo de años de sesiones intensas e intensivas de tallado y norma nos configuran como adultos, quizás sean estas definiciones -decía- de las que tengamos que sustraernos para poder reivindicarnos como especie con opciones de futuro.
Lectura párrafo inicial y final . Ruth Ballano de la Flor Música . La leyenda del tiempo, Camarón de la Isla sobre poema de Federico García Lorca. . Al Alba de Luis Eduardo Aute, interpretada por Ely López (Las Traidoras). --------- *aritmética podal felina: Buscarle tres pies al gato