Vendimia

En el bar del Carlos le dio al Paco por dar la tabarra con la vendimia. En esto que se empezó a apuntar gente, así, como pa una boda. Y así estuvimos un rato que no sabíamos si nos iba a cundir la faena lo suficiente, que no estamos pa tirar, y todo eso. Que luego iremos cuatro, que si fíjese usted.

El asunto. El asunto es que de eso hace ya lo menos cinco años. Y así, como quien no quiere la cosa, al Paco le ha dado para aprender a hacer tinto, tinto regular, rosado (eso es mucha faina), vinagre (el año que más dio la viña) y, pues este año, ya veremos a ver por dónde tira.

Así que el primer fin de semana de septiembre, sábado a las siete post meridiam, se queda en la plaza y se apunta el que quiere. Como la mayor parte no somos mucho de campo es cuestión de oir a los paisanos del bar y hacer como que sabes. Es como hablar de la mili pero sin haber ido a la mili. Ya saben. Al final tantas historias te han contado que te da para un relato breve. Pues eso, que este año hablábamos como nuestros abuelos y lanzábamos las campanas al vuelo de lo muchísmo que íbamos a sacar.

Al Paco se le veía contento. Todo lleva su parafernalia. El Paco está contento, huevos fritos nada más descargar, judías con morro para comer… y otras cosas que en un medio de comunicación serio como este no se pueden decir.

La cosa es que se lió la tarde y no pudimos ir a misa.

En estas que me llama Guillermo para decirme si quería escribir, que le había pasado el móvil el Liquen. Y claro, no estaba en condiciones de decirle que no. Así que aquí me tienen. Desde el Martín, remontando el río, corresponsal de ferias, eventos y catástrofes del Bajo Aragón para la Ribera.

Si eso, otro día, os cuento cómo va el vino.