Gastronomía
Made in China
5 enero 2023
Buenos días, tardes o noches amigos y seguidores de la gaRceta de la ribera.
Y cómo no… feliz año. Espero que hayáis escrito la carta a los reyes y que si habéis sido buenos o buenas os traigan algo chulo. Como calcetines, capsulas de la cafetera o mejor aún… un pijama.
Antes de empezar con el tema del día, vamos a alcahuetear. Sabéis que podéis dejar comentarios en la parte de abajo del post, o escribirme al mail que estará en algún rincón de la sección…
¿Sabéis ya que vais a hacer con las sobras de todas las fiestas? ¿Cuáles son los dulces típicos o postres que bordáis y con los que conquistáis los estómagos de toda la familia?
Yo voy a contar la historia común que se repite en la gran bandeja de dulces navideños de vuestras casas. Le voy a dar un empaque dramático, pero sabéis que es verdad. Empezamos por el Suchar, seguimos con los mazapanes pequeños tostados, el turrón de fresa y nata de dos colores, los coquitos, el guirlache…. y ya cuando no queda otra empezamos con la bazofia de los polvorones. Es en ese momento cuando vamos haciendo la criba del destrío. Al final quedan los roscos de vino y los polvorones de limón, entonces, cuando llegan los primeros calores de abril o mayo decidimos que es el momento de hacerles la eutanasia y dejar que se vayan al pozo eterno de la bolsa de la basura. Lugar del que no deberían haber salido nunca.
Pero sigo con otra obra dramática sobre otro tópico casposo navideño. El aguinaldo.
Cuando llega la mitad del mes de diciembre, un aragonés de bien, recibe en su trabajo la magnificencia del aguinaldo. Recuerdo cuando empecé a trabajar, en la época en que la extra se firmaba con cincel en una roca, que eran baúles de madera, de los que sobresalía una pezuña de cerdo atadica con un cordel. Recuerdo un día en la plaza de Luceni, que coincidimos varias personas y todas llevábamos el aguinaldo en el coche. Sonaban los primeros compases de los años dos mil. El burrito sabanero solo se cantaba en Venezuela, y el Chivi cantaba cosas cochinas a ritmo de villancico que escuchábamos en el equipo de música de mi amigo Gabete en el Hyundai coupé amarillo. Todos empezamos a presumir de aguinaldo. El mío, era una caja de cartón con asa que pesaba bastante. Al abrirlo recibí mofas de los cabrones de mis amigos que me rodeaban, maldita sea mi suerte, el cocinero solo tenia dos botellas de vino de las que no llevaban ni corcho, de esas de rosca. De denominación de origen Sebastopol. Una lata de olivas, unas uvas en conserva y una tableta de turrón de marca desconocida. En esa época ni del Mercadona era que no existía eso. Y una lata que pesaba lo suyo. 1500 gramos de placer blanco con forma fálica. Vamos espárragos. Me dijeron entre risas, pero ¿son de navarra? Pues no. Eran Made in China. Me lleve un buen chasco. Uno de mis amigos trabajaba en la gasolinera Petronor del a autopista sacó del maletero el baúl de madera. lomo ibérico, chorizo, maza de jamón, nueces de california, espárragos Made in Navarra, vinos DOP Campo de Borja. un orgasmo de aguinaldo. además, todos los huecos estaban rellenados con mazapanes, turrones y chocolates.
Pero otro amigo sacó la suya, de cartón, pero repleta de productos que te cagas por las patas. ese llevaba hasta una carta de sus jefes deseando buenas fiestas, en fin, malditos seáis todos, pensaba mientras tiraba al container los puñeteros espárragos Made in China.
Vinieron dos que trabajaban en las vigas y esos solo traían jamón. Un jamón de Teruel entero, y decían a gritos que se iban a la cena de empresa a costa del jefe al Savoy. A ponerse hasta el culo al buffet. Hijos de una mala hiena. La envidia me recorría el cuerpo y me salía desde lo mas interno de mis entrañas hasta lo externo de mis extrañas, tuvimos que dejar de nuevo los aguinaldos en los maleteros y entrar al disco a coger media borrachera. Esas reuniones de amigos espontaneas eran lo mejor de lo mejor. Los espárragos Made in China me miraban abollados desde el contenedor mientras yo les devolvía la mirada de asco y les hacia una peineta.
El vino…. cuando inicie las obras de la casa familiar este año pasado acabó en la basura junto a cien botellas de Cava caducadas que los abuelos almacenaban como la jalea real las abejas. y esto es cierto. 20 años se han pegado las botellas de mis aguinaldos en ese armario.
Pero, en fin. Ahora al meollo. Que no va desencaminado con el inicio de este monologo al más estilo Broncano descafeinado.
Made in china.
Llevo unos días que por cosas de la vida me ha tocado callejear algunas de las calles de Zaragoza capital. Y la cosa es que no es nuevo lo que voy a contaros. Pero os habéis dado cuenta de que la mayoría de bares clásicos de los de toda la vida, son lo mismo, pero ¿las familias de antes ahora son todas chinas?
Me empecé a dar cuenta el día del pilar. En el paseo de Teruel, en el bar que fue un día de mis amigos Zardoya, paramos a tomar algo y comer unas tapas. Y la familia Zardoya ahora era la familia Chen. Pero algo me llamo la atención para bien. No siempre ocurre eso, pero el bar estaba tremendamente limpio, las camareras chinas sonrientes mucho mas agradables que el padre de mi amigo, las tapas bien presentadas y bien cocinadas. Eso sí, además de los fritos de siempre había rollitos de primavera. Mis hijos se comieron dos. Alado del consultorio medico al que voy muy de vez en cuando en el camino de las torres pasa lo mismo. Los bares clásicos del barrio del Picarral y salvador allende lo mismo. Algunos sucios y llenos de niños jugando a la Tablet en la mesa del rincón. Y los abuelos chinos gritan muchísimo.
Hace años que mi padre me dijo que en las largas noches de taxi en Zaragoza paraban en algunos bares. Y que desde hacía unas semanas paraban donde la china. Porque les trababa muy bien, a precios económicos y encima no le hacia duelo de poner un trocito de bizcocho con el café con leche. Y esos detalles se agradecen.
No es una critica, ¡eh! Cada día tengo mas alumnos chinos de segunda y tercera generación que se forman para ser unos buenos chefs y maîtres. Pronto veremos equipos encabezados por españoles de ojos rasgados, de la misma forma que vemos españoles trabajando para ellos en los bazares en los que antes pasaban las horas eternas de los domingos cuando entrabamos a comprar pilas de última hora o algún vaso de plástico.
Pero la reflexión gastronómica es. Lo bien que algunos de ellos nos han llegado a clonar las elaboraciones gastronómicas de aquí.
Algunos de esos bares tienen tortillas de patata que cientos de españoles no hacen así de bien. Los huevos gamba los bordan. Al principio eran todos congelados y rellenaban las vitrinas solo de muslitos de cangrejo congelados. Pero ahora no. Hacen bocatas geniales, raciones españolas como si las hubieran hecho toda la vida.
Ojalá nosotros pusiéramos las ganas que ponen algunos de esos trabajadores. La dedicación y el empeño de limpiar la lanceta de la cafetera hasta que brillan.
Olvidaros de decirme que, si no pagan impuestos, de que si son mafias de que si no contratan a los trabajadores…. Porque eso es mentira. Hay españoles que no contratan, que no pagan las horas extras y que se jactan de decir que la hostelería es así y punto obligando a trabajar 14 horas al día al pobre zagal que han llevado de practicas hasta que el chaval de harta y decide dejar las practicas. Claro esta que es por culpa del chaval que no tiene la pasta que teníamos los de antes.
Ahora si queréis tomar nota de esta receta copiada Made in China de una deliciosa ternera con setas y bambú Made in China. Y veréis como disfrutáis jugando con los palillos de madera.
Necesitaremos dos cebollas dulces tipo de Fuentes de Ebro, una lata de tallos de caña de bambú que hemos comprado en la tienda asiática del barrio de las delicias, una bandeja de setas shiitake, que como curiosidad contaros que es la seta asiática por excelencia, tersa, rica y sabrosa. Que se cría en las montañas verdes de china y otros países asiáticos. Pero hay una zona española que se ha posicionado como la segunda zona del mundo de producción mayoritaria. Y esa zona es el país vasco. Y además con el sello de calidad Euskolabel.
Además, necesitamos, maicena, salsa de soja, sal, azúcar y un poco de agua.
Cortaremos en filetes finos la ternera, que seguido cortaremos en tiras de dos cm de anchura. Esas tiras las cortaremos en vertical y conseguiremos rombos de ternera. Salaremos, añadiremos soja clara y oscura, vino de arroz, azúcar y marinaremos 10 minutos. Freiremos en una sartén bien caliente con aceite de oliva y cuando empiece a dorarse añadiremos las setas a tiras. Verteremos un chorrito de salsa de soja, los brotes de bambú y un poquito de agua. Cocinaremos tan apenas tres o cuatro minutos. Serviremos acompañado de arroz blanco salteado con ajetes verdes y espolvorearemos con semillas de sésamo tostado.
Si nos gusta el picante, en el salteado añadiremos dos rodajas de guindilla roja fuego. Tranquilos que el picor disminuye con el azúcar y la salsa de soja.
Buena receta Made in China amigos.
Nos vemos, nos escuchamos o nos leemos en 15 días.