Editorial
Patria
25 abril 2021
Un pueblo que se olvida de quién es, es un pueblo amaestrado, confundido. Mientras la gente confunda sus propias raíces con las que vienen allende sus fronteras NATURALES y por lo tanto carecen de una personalidad que solo puede otorgar el clima endémico, la orografía local y su vegetación correspondiente, verduras de la tierra, el murmullo del discurrir de las aguas fluviales que van erosionando unas riberas con carácter geológico propio, el folclore ancestral, las lenguas propias que nos permiten tener NUESTRA propia palabra, no sonará el despertador. Mientras yo no me reconozca en toda mi belleza y esplendor no podré reconocer, respetar por igual y admirar la identidad diversa. Si no soy capaz de ver que las arrugas que adornan mi rostro son talladas por la humedad que emana del río Ebro y el aliento del Moncayo cuando éste exhala el cierzo, no puedo ser capaz de entender que el Montserrat, también respira, ni que el mediterráneo septentrional trae su propio escoplo de sal para dejar testimonio de su existencia en las frentes, párpados y manos allá donde alcanza. Que bonitas las diferentes expresiones de vida que asoman como afloran los pétalos, cada cual con sus colores y características ÚNICAS según decidan las condiciones naturales que no son más que la epidermis de las diversas entidades locales. Escuchemos a nuestra tierra y recuperemos la voz. Ese es el antídoto creo yo para no sucumbir a la demencia, escuchar a nuestra propia tierra, si lo hacemos con atención nos susurrará al oído quienes fuimos, quienes somos. Olvidemos términos abstractos y nacionalidades, olvidemos los símbolos y recordemos lo que representan, quienes somos, qué somos, vayamos a la esencia. Estoy radicalmente convencido de que es la única manera de maravillarse con la esencia diversa, como complementaria a la nuestra, e igualmente bella, hayas sido regado en el Baix Empordá por el río Daró o por las aguas del Trévelez en las Alpujarras. Nadie ha de venir a decirte quién eres, más que la tierra y su memoria. La sinrazón aparece cuando nos entendemos como algo distinto a nuestra tierra y no como un Todo en una simbiosis perfecta que solo puede alegrarse al ver la misma manifestación allá donde fuere pero con distinto dibujo, esto es la armonía de la existencia, el multiverso cantando con todas sus voces.
Si hacemos un click en el play de la imágen podemos ver un bellísimo fragmento del documental sobre la memoria, la identidad y las raíces andalusíes…. también nuestras.