Posmodernidad

Parar y volver

16 enero 2024

En un rincón de una habitación desordenada, un hombre teclea un texto. De fondo se oye Radio Clásica. Puede ser un motete o un adagio. Vaya usted a saber.

No sé si sabrán los lectores, que hemos tenido un parón, unas vacaciones y por eso voy a hablar del volver y del parar.

Cuando uno para, y vuelve, tiene derecho a ser otro. Parar para cambiar. Es lo que tiene. Así es que ustedes pueden decir, este chico ya no escribe igual que antes, con aquel gracejo, con aquella soltura. Cambiar para mal.

Cuando paramos en la pandemia, que remedio, me di cuenta que me había vuelto adicto a la sofrología, una especie de meditación que no sabría explicarles bien lo que significa. También adicto a las series. Y lo más raro, soy adicto a las dos paredes que tengo ahí enfrente.

Las miro mucho, a las paredes. Una es blanca y otra es marrón claro. También tengo que decirles que cuando tengo que nombrar colores a veces, entro en severos y serios conflictos.

En este parón liguero me he hecho adicto al te matcha. Lo suelto ahí a la brava. Y les contaría tantas cosas que estoy pensando en hacerme MATCHISTA y escribir algún tratado.

Si me pongo a hablar del té matcha no paro. He de decirles que con la entrada del famoso té japonés en mi casa está todo revolucionado. El té matcha me ha llevado al feng sui y he cambiado la cama, las cortinas y el sillón de lectura. Solo leo libros de Murakami y veo cine Japonés. Mi esposa me ha dicho que ya era bastante matchista antes y que el matcha o yo.

No sé qué hacer.

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