Pintura

José Ribera (El Espagnoleto)

26 mayo 2023

José Ribera llamado el Españoleto por su origen, es un pintor barroco perteneciente a la denominada escuela española, que se caracteriza por usar el tenebrismo, denominado así por el uso de un fuerte contraste de luces y sombras.

Esto, y solo esto, es todo lo que se mencionaba de este pintor en los libros de texto cuando yo cursé el bachillerato. Desconozco lo que pone en los libros de texto actuales. Bueno tampoco sé si existe el bachillerato.
En cualquier caso injusto, muy injusto. Casi tanto como la fama y leyenda que los siglos han creado alrededor de este pintor. Una leyenda, esta sí que negra de verdad, de putero, estafador, mafioso y sádico.

¿Qué exagero? Mirad lo que decía de él en 1844 el escritor y crítico de arte francés T. Gautier:

Hay almas que lo feo adoran sin secreto.
Y tú estás entre tales, el de ásperos pinceles, Ribera, a quien [Nápoles] llamó el Españoleto (…)
Hay quien busca lo bello; más tú lo extravagante ya el mártir, ya el verdugo, gitanos, plebe ociosa con úlceras podridas en trapo repugnante.
¡Con qué furia, no exenta de fiebre voluptuosa, al mártir despellejas, con práctica de drama, haciendo que veamos la dermis sanguinosa!
Ribera ¿De dónde heredaste designio tan malvado? ¿Qué perro, con sus dientes, rabioso te volvía? ¿Por qué gozas delante del hombre torturado?
El mundo ¿qué te ha hecho? Con tal carnicería ¿acosas o persigues a algún desconocido?
Tu alma endemoniada ¿qué trágico deseo sentía con raíces en ámbito extrahumano?

José Ribera Nació en Xàtiva pero marchó de muy joven a Nápoles, entonces perteneciente a la corona española, donde efectivamente fue llamado el Espagnoleto -el Españolito- por su procedencia y su baja estatura. Hizo fortuna teniendo gran éxito entre la iglesia y los nobles afines a la Corona de España, razón por la cual hay un gran inventario de su obra en nuestro país y en concreto en El Prado y si no recuerdo mal El Pilar de Zaragoza tiene una obra suya.

Fue un gran admirador de la obra de Caravaggio, otro con una fama, digamos, acorde con su vida.
Ignoro cuanto de verdad hay en su pésima reputación, aunque algunos biógrafos coetáneos a Ribera ya empezaron a despotricar contra él. Por ejemplo Giulio Mancini, médico del Papa Urbano VIII y amante del arte escribía sobre “ese pintor diabólico”:

«Se llama Españoleto al que ahora se encuentra en Nápoles con gran fasto y reputación y no tiene tanto exceso en el arte cuanto desvergüenza en el trato con rameras, en el comer, en comportarse como un bribón (…) en su casa hay de continuo tres prostitutas, sin camisa, mugrientas, indecentes y (…). Con todo esto, no le bastaban 4 escudos al día, y huyó por deudas».

Siglos más tarde el insigne Lord Byron decía en su obra don Juan refiriéndose a Ribera:

«(…) historias de mártires sobrecogidos, cuando el Españoleto manchó su pincel con toda la sangre de todos los santos».

Espero que con este preámbulo os estéis preguntando ¿Pero cómo demonios pintaba este personaje?
Pues de “puñetera madre”.
Veamos primero alguna de sus obras más sórdidas para saber el porqué de su leyenda, por ejemplo, el monumental Ticio con sus casi siete metros cuadrados y que se encuentra en el museo del Prado.

El gigante Ticio intentó “poseer” -eufemismo de violar- a la esposa de Zeus, quien al descubrirlo le castigó a sufrir eternamente.
Como muestra Ribera en este cuadro, unos cuervos devoran las entrañas de Ticio en medio de espasmódicos dolores, pero por la noche se regeneran ya que Ticio al ser un semidios es inmortal, para de nuevo empezar el suplicio con las primeras luces de la mañana. Y así un día tras otro. Vamos todo en la línea de los benevolentes dioses del Olimpo.
Relato aparte el realismo de la obra de Ribera es inimitable, con ese gesto de dolor angustioso en la cara, la torsión del cuerpo, nada fácil de ejecutar, y el gesto desesperado de su mano derecha.
¿Que es dramático? Sin duda, como el relato.
¿Que se regodea en el dolor? Estamos en tiempos de la Contrarreforma. La moda y la Iglesia exigen huir de lo amable y condescendiente en el tratamiento del sufrimiento, huyendo de la pintura de Rafael en la cual lo feo no puede ser representado.
¿Que el tema es sórdido? Este mismo tema lo representó Tiziano, el cuadro también está en El Prado, y nadie puso jamás ninguna pega.
¿No será que parte de la leyenda del Españoleto se deba a su afinidad a la Corona de España en tiempos que las revueltas contra esta eran la pauta más común? Y con esto no digo que fuese un santo varón en su vida personal, que lo ignoro. Pero su pintura, irreprochable a mi juicio.
Pero vamos a quitar carga dramática a este relato. Ahora que lo pienso bien también tiene su drama.
Me refiero a una de las obras que más llama la atención, por lo singular, en el museo madrileño: “La mujer barbuda”.

Era moda de la época retratar digamos “anormalidades” -no sé cómo llamarlo para ser políticamente correcto- recordemos los bufones que pintó Velázquez, o las meninas que hacían las delicias de la corte.
El caso es que el Virrey de Nápoles, mecenas de Ribera supo de la existencia de esta mujer barbuda, Magdalena Ventura, y quiso tener un reflejo de esta “rareza” en su virreinato, para envidia de la realeza.
Ribera retrató a Magdalena, de 52 años, junto a su marido, Felici di Amici, y uno de sus hijos, al que le da el pecho confirmando que efectivamente ese ser barbudo es una mujer.
En las losas de la derecha se puede leer en latín “El gran milagro de la naturaleza”. Sobre ellas un huso y una concha, símbolos del hermafroditismo.
Olvidaros de la temática y fijaos en los rostros, son unos retratos de un realismo apabullante.
Me resulta difícil seleccionar una última obra del Españoleto, quizás el Martirio de San Felipe en la cual destaca más la tragedia que la devoción al santo.
De esta obra me fascina la composición de los brazos que tiran de las cuerdas y las del santo, creando una tensión de la que resulta difícil apartar la vista.

Un apunte más. Comparad los cuerpos de dos personas sufriendo. En el cuadro de Ticio, el personaje se contorsiona por el dolor, es el sufrimiento en sí mismo, es la desesperación de saber que siempre será así. San Felipe es resignación, es el deseo de que acabe pronto.
La crisis debida a la revuelta de Masaniello contra la Corona Española afectó a Ribera tanto económica como pictóricamente.
Para sofocar la revuelta, acudieron a Nápoles las tropas españolas bajo el mando del jovencísimo Don Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV de España y una famosa actriz llamada La Calderona.
En Nápoles el Austria quiso ser retratado por el pintor, pero no solo aprovechó el tiempo para posar. Una de las hijas de Ribera, Margarita, fue “seducida y mancillada” por Juan José. Para salvaguardar su honor, el del hijo de puta, no el de la niña, esta fue recluida en el convento de Las Descalzas de Madrid y la niña que nació obligada a profesar votos a la edad de seis años, pese a las reclamaciones del pintor.
Algunos expertos ven en esto la causa de cierta vuelta del pintor hacia un estilo más tenebroso en los últimos años de su vida. ¿Y quién no?

En este último cuadro podemos ver el retrato ecuestre que Ribera hizo del menda.
José Ribera, el Españoleto murió en Nápoles en 1652 sin haber regresado jamás a España.

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