El Bohío Caraqueño

Il bicchiere*

30 mayo 2022

Foto de Sohel Patel para Pexels
Foto de Sohel Patel para Pexels

       Enzo Le Noci, ese sí que era un tipo con un temperamento mercurial, susceptible a cambios repentinos e impredecibles, pero sin perder nunca el glamour. Lo recuerdo con aprecio porque era un buen tipo, o por lo menos, aparentaba serlo. Era un excelente compañero de trabajo, amable, educado y solidario, además, poseía un gran sentido del humor, cada vez que nos topábamos en la discoteca “La Dolce Vita” de Rimini, en plena faena, entre la pachanga y el disco, me decía siempre lo mismo, ”Hey Juanito, todo bien”, vacilón que frecuentemente me irritaba, más por lo seguido que por el sentido del mismo. Era tan echador de vaina, que llegaba a cansar, y aun así, le tenía gran estima. Tenía también sus momentos de sosiego, en una ocasión me contó en un arrebato de nostalgia, que, viviendo en Londres, trabajaba en una trattoria y allí conoció a un cocinero español que lo volvía loco toda la jornada con esa vaina, de “Todo bien” y a él se le pego como impronta, con el tiempo he llegado a poner en duda, que haya conocido al ibérico en tal lugar, pero esa es otra historia.

       Como sea, él como capitán de mesoneros, era el alma de la discoteca, era un showman, dicharachero y gran anfitrión, querido y respetado por clientes, empleados y dueños, sin embargo, había algo que me causaba cierta suspicacia, además de beber toda la noche whisky como un corsario inglés, a partir de la medianoche, cual Narciso, se sumergía profundo y constante dentro del espejo de la cambusa*, y yo, cual ventana indiscreta, sin resistir el morbo de mirarlo de reojo, sin que se percatara, se me rebelaba  un hueco oscuro, y en la penumbra, su rostro, como un cuchillo afilado y ojos vidriosos, con el tiempo entendí, que todos tenemos un lado oscuro de la luna, fantasmas del otro lado del espejo… pero aun así, e insisto en ello, Enzo Le Noci siempre fue el alma de la discoteca…

Sí señor… Sí que lo era.

       El pana Enzo era un giramundo, dominaba no sé cuantos idiomas, poseía un profundo bagaje cultural, pero sin ser exhibicionista, sin poses. “Fuori di Orario”, me contó una vez que le encantaba la literatura latino americana, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo, Jorge Amado, hasta mencionó a Rómulo Gallegos pero en especial, Adolfo Bioy Casares y Ernesto Sábato, como un secreto a “sotto voce“ me confesó que el también se iluminó con el cuadro de Juan Pablo Castel, curiosa analogía, que con los años, en mis evocaciones cobraría sentido, la relación de ambos personajes, como una importante pieza de un rompecabezas, cuyo objetivo final sería, escudriñar en su perfil psicológico.

Foto de Djordje Cvetkovic para Pexels

       En una oportunidad, tuve un impasse con un cliente pasado de tragos, el hijo de puta fascista me llamó «Extra comunitario de mierda», la causa de su explosión racista se debió a que la mujer que lo acompañaba me miró de arriba abajo y la pagó conmigo, confieso, que esa situación tan incómoda me hizo sentir muy mal, me sentí tan avergonzado e impotente… Por supuesto, Enzo intervino, apaciguó los ánimos del cliente, y en la cambusa, me dio un trago de ron “Cacique” del importado, me dio unas palmadas en la espalda y me dijo una vez más “Juanito, todo bien, todo bien”, el hecho que eligiera un ron venezolano, me pareció siempre como un meta mensaje de solidaridad con mi origen.

Pero el momento cumbre ocurrió en el verano del 93, la discoteca abría todas las noches por ser temporada, razón por la cual, no podía viajar a Jesi, vaya situación, no me quedó otra que quedarme a dormir en una casa grande del dueño de la discoteca, allí pernotaban todo el personal extranjero contratado, casi todos europeos a excepción de un africano no de muy buen talante humano quien administraba la casa. Sinceramente, ese espacio era una orgía por doquier y yo solo deseaba dormir, después de una velada de bullicio y música estridente. Ocurrió que en unas de esas jornadas, regresaba a esa casa y al no tener llaves, debía tocar hasta el cansancio pero día nadie abrió, me tocó dormir en las escaleras de la entrada, pero esta vez la providencia me sonrió, de improvisto llegó a la casa Enzo Le Noci y al escuchar mi versión, perdió la dulzura de su carácter, abrió la puerta a patadas y se fue en búsqueda del administrador, y éste conoció la ira de Aquiles, Enzo lo abofeteó y le torció el brazo, mientras yo eufórico gritaba «goool», al africano le dieron su merecido.

En fin, el resto de la historia me la guardo, lo cierto es pasaron los años y estando en Caracas, me enteré de la noticia, en el jardín de la casa de Enzo, “I Carabinieri” encontraron los cuerpos sepultados de la esposa, suegra y un vecino sicofante*, quiero pensar que era un tipo con el mal hábito de meterse en la vida ajena, “Le Tele giornale” lo llamaron “Il mostro di Rimini”… No me sorprendió, aun hoy, no puedo dejar de sentir aprecio y estima por ese pana. Confieso, que, si hubiese tenido la oportunidad, allá estuviese visitándolo en galera, aunque en mis adentro sé que hoy en día es un alma desencarnada, jamás olvidaré, que en una de esas noches en la discoteca, en uno de sus periodos de sosiego, me dijo “Juancito, no importa si miras el vaso medio lleno o medio vacío… Nunca olvides que el vaso es hermoso” por estas cosas, Enzo Le Noci era el alma de la “Dolce Vita”…

Sí señor. Sí que lo era, sí que lo era.

*Il bicchiere: el vaso.
*Cambusa: en náutica, la cambusa es el espacio destinado, dentro de los barcos, para el almacenamiento, conservación y preparación de alimentos, nos servimos del término para hacer un paralelismo con un espacio destinado a lo mismo en la discoteca.
*Sicofante: impostor, calumniador. Metomentodo en el texto.

Música:
. High Hopes, Pink Floyd
. La rayuela, Osvaldo Pugliese
. Shape of my heart, Sting.

Fotos:
. Foto 1, Foto de Sohel Patel para Pexels
. Foto 2, Foto de Djordje Cvetkovic para Pexels.

Si el lector no ha leído el primer relato de la incursión itálica de Jhonny, «Todo Bien», puede llegar a él desde este enlace.

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