Seres parejos bajo el sol

Conocí a Alba cuando tenía el pelo más rizado y era muy pequeña. Una niña. Luego la volví a ver de mayor. Me enseñó chino. Y al hilo de esto tengo tres o cuatro poemas en chino que lo peto.

También me dijo el chico que le gustaba. Y le pusimos un nombre para entendernos. A veces somos muy cómplices.

Le dije que le quería hacer una entrevista para la Garzeta, en el medio virtual que semanalmente colaboro y lo peto.

Pero creo que el director no me da mucha cancha con lo de las entrevistas.

Le preguntaría, qué hace en su pueblo ( ha vuelto, es neorrural) cómo le ha tratado la vida, que me cuenta del feminismo y más cosas. Creo que no sería una buena entrevista: seguro que me quedaba corto en las cosas que le querría preguntar.

Esta columna viene a sustituir esa entrevista. Yo, fíjate, y no es que vaya de listo, se más o menos, lo que me contestaría. Somos seres humanos debajo del sol, parejos.

Hablamos poco. A veces cruzamos unos wasaps cuando alguien descubre algo. Hoy, sin más, me ha descubierto una preciosidad de bailarín. Me lo ha explicado. Esas ideas, nimias ( no se bien que quiere decir nimio) hacen la existencia más esperanzadora.

Un niño de doce años bailando, eso es la vida que habíamos soñado. O algo así