Hamburguesas, ¿chatarra o manjar?

Oído cocina, marchando un post garcetero con doble de queso y pan brioche.

Buenas tardes, dias o noches amigos. Un día más hablando de cosicas ricas que hacen salivar y disfrutar, con el estómago y la mente.

Esta quincena he decidido hablar de un plato muy poco ribereño, pero que ha llenado la ribera todas las fiestas del pilar. Parece muy americano, pero es de Hamburgo.

Señoras y señores…. La hamburguesa.

Cuentan las leyendas que fueron varias familias de Hamburgo las que hicieron una bola de carne picada aliñada, la aplastaron y la cocinaron a la sartén. Le llamaron hamburgo´s steak.

Se popularizo enseguida por ser algo muy barato y sencillo de cocinar. Sin huesos, sin merma y fácil de comer, ya sea con cubiertos o dentro de unas rodajas de pan inglés. Pero algo muy parecido hacían en rusia, pero en vez de hacerlo redondo lo hacían rectangular y con muchas especias y mucho ajo, ellos lo llamaban filete ruso.

Algo parecido hacían también los tártaros de las estepas, que ponían la carne debajo de la silla de montar de sus caballos y con aliño de encurtidos comían macerado y recalentado por el calor corporal del animal. Ahí nació el filete tártaro.

El caso es lo mismo, carne picada aliñada y cocinada. Dentro de pan o no….

La fiebre de la hamburguesa nació en estados unidos en los 20 primeros años del 1900. Nació y se convirtió en buque insignia de la gastronomía americana por la necesidad y ahorro de tiempo de los trabajadores de la industria. Carne, verduras, pan, algún encurtido….

Junto con el fried chicken y el apple pie ya estaba el menú completo.

Fue en los años 40 cuando White Castle y McDonald’s crearon el imperio de la hamburguesa.

Recuerdo cuando llegó a Zaragoza el primer McDonald’s. Mi padre me llevó a merendar y me dieron un muñeco transformable de Transformers. Amarillo más majo…. Le oía contar a no sé quien que vaya estafa. Y que cierto era. No estaba muy bien eso plastificado que parecía hamburguesa…

Con mi padre, no me gustaba ir al futbol, ni al baloncesto ni esas cosas. Íbamos a ver caballos, a ver sillas de montar o incluso a algún desguace. Eso me chiflaba. Poder rebuscar entre coches rotos y poder cholar alguna insignia…

Esas tardes de padre e hijo acababan muchas veces en bocata y merendola. Unas veces al Rodri y caían unas anchoas con escabeche, otras veces al bar sol del barrio Oliver o al Ricardo al subir el puente de las vías que siempre echaba por la barra cacahuetes o jamón de mono como se solía llamar como si fueramos palomas. Pero que engullíamos enseguida entre cañas de export o cañas de mosto que me pedía yo. Ese mocoso gordito con hambre de comer y de aprender de esas cosas que llenaban la tripa y me hacían sentir feliz como una perdiz.

Pero había días que eran hamburguesas. En las Delicias, al lado del bar Agustín, templo de las gambas y las salmueras había uno chulísimo. La Tropicana. Al lado había uno alemán que se llamaba Hamburgo´s pero ese tenia mala fama porque al planchista le gustaba hurgar en las fosas nasales y fue pillado varias veces por la clientela.

Mejor la Tropicana, o el Frankfurt de Casetas. La dueña y los hijos preparaban delicias verdaderas.

Pan del de siempre, nada de bollos ni cosas de esas modernas. Cebolla a la plancha, carne de ternera, huevo a la plancha que chorreaba por todo hasta el codo….

¡Orgásmico!

Yo he intentado conseguir preparar buenas hamburguesas. Ya he contado las que preparaba en el hotel para los camioneros fieles. Marinando carnes y añadiendo semillas y especias.

He decidido escribir sobre esta comida denominada chatarra, fast food, americanada… Porque últimamente estamos viendo una auténtica fiebre por la hamburguesa.

Campeonatos de hamburguesas, franquicias que están que se salen, engullidores profesionales de hamburguesas de tamaño astronómico…

Pero a veces menos, es más.

Estas fiestas del Pilar en las Ebro Food Trucks, probe unas verdaderas delicias. De la mano de mi compa de profesión Alex Viñal disfrute con la smoked pulled. Brioche delicioso con carne mechada y la salsa más rica que he probado para una búrguer.

Hamburguesas de vaca, de ternasco IGP, de mezcla de carnes y de cerdo marinado con cerveza negra…… madre mía.

Mi hijo y yo hincamos el diente a varias de esas, las compartimos para no propasarnos, pero aun así creo que nos hemos pasado un poco.

Este invierno toca reposar, hacer dieta y lechuga y pescado.

Pero que buenas estaban.

En la ribera podéis disfrutar de unas buenas hamburguesas, en Gallur, Nico prepara unas buenísimas en El Colono, la sencilla esta genial, pero mejor La Completísima.

En Luceni en el bar de las piscinas Elisa, prepara una La Super Chili, no es que lleve chile, es que ella es chilena y tiene una mano que te flipas para preparar ese manjar.

En Pedrola en el Mozart también tienen una muy muy buena. Sergio Lorente también tiene buena capitana en la cocina, y el Hotel María Rosa tiene una de buey de 200gr de carne que hace temblar a cualquiera, acompañada con papas naturales, que es un detallazo. Lucían quiere lucirse… y lo consigue.

Me pierdo y me dejo más, los amigos del Flash de Alagón, La Machina de Remolinos que como dice el nombre del bar es una Maravilla….

Si no os nombro, es porque aun no he probado las tuyas… ojalá pueda probar todas poco a poco. Pero espero llegar a la edad de oro sin que me exploten las arterias.

A veces esta comida que es denostada entre los expertos gourmets, pero bueno de vez en cuando está genial. Una buen búrguer con tu pareja al salir del cine, antes de irse por ahí con los amigos, en tu casa recién salidas de la barbacoa de carbón americana que tanto se ha puesto de moda….

Otro dia hablamos de verduras y pavo… hoy hemos engordado, salivado el teclado y desabrochado el botón del pantalón.

Mientras escribo estas líneas, cocino una ensalada de quinoa y unas pechugas… pero voy a ver si les apetece a la familia y hago una llamada telefónica hamburgueseril…

¡¡Hasta la quincena que viene!!