El grito de Munch

Paseaba por un sendero con dos amigos, el sol se puso. De repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza.

Confieso que a veces grito, o sea, tiendo a elevar la voz. Y el rival momentáneo lo tiene claro, me lo pasa por los morros: NO ME GRITES. O mejor, lo puntualizan, A MI NO ME GRITES, o A MI NO SE TE OCURRA GRITARME, SOPORTO CUALQUIER COSA EXCEPTO LOS GRITOS.

Antes levantaba la barbilla, hasta que A. S. me dijo, baja la barbilla. Debía de ser un rictus de perdona bajita. Pero yo sostengo la teoría que en cualquier momento uno puede cambiar su comportamiento. O sea, el 8 de julio de 2024, al otro día de que Francia se levantara de izquierdas, días más tarde que gran Bretaña se levantara laborista, tú puedes dejar de fumar o de morderte las uñas. Pues yo dejé de subir la barbilla cuando discutía.

Le explicaba a E. que grito porque soy camarero, he crecido en un bar, con música, y siempre discutiendo, me encanta llevar la contraria, entonces me enzarzo fácilmente. 

Se que no tengo que gritar, lo se.

El sábado, un equipo de fútbol sala femenino vino a buscarme, para que las entrenara, y la capitana, todo graciosa, me dijo: PERO NOS GRITARÁS? Y rompimos a reír.

Alguna vez he leído que hay una cosa que se llama el grito primario o terapia primal en la que por medio del grito te quedas más descansaú que pa qué. Pues a mi me debe de pasar eso, que hago grito primal.

Pero lo que me pone de los nervios son dos cosas: que la persona que está hablando conmigo no hable claro, murgunee, mormoree, rece una letanía inaudible: tal que esto: mormormormormor.

Y la otra cosa es que mis amigos, que me conocen a la perfección, en un arrebato de buena conducta se pongan a decirme es que contigo no se puede hablar, que gritas. O sea, llevas 60 años a mi lado y ahora, en plena discusión, de por ejemplo si es correcto el fichaje de MBapee por el Real Madrid o si el precio del alfalce es adecuado, dos temas super importantes, te pones a decir me que no puedes hablar conmigo, que estoy gritando.

Y todo esto para decir que la corrección esa política, el pide las cosas por favor, el no grites, el puede usted ser más amable me lo paso yo por debajo de la columna de Trajano, que a poco que usted investigue se dará cuenta que les gritaba a sus esclavos.

Pero te voy a decir algo, si no quieres que grite no voy a gritar, nunca. Pero tu no murgunees ni nombres la palabra castigo.