Murmullo sin ruedines
El alcotán
9 septiembre 2023
Había parado a la sombra de aquel árbol para hinchar la rueda de su bicicleta, que parecía baja de presión. Mientras sacaba la bomba de la mochila, escuchó un crujido de ramas salir de un pequeño bosque que comenzaba a pocos metros del camino.
Un alcotán se recortó en el cielo y acto seguido se lanzó en picado entre los árboles y remontó el vuelo con algo que parecía un bulto blanco de tela en sus garras.
Durante varios metros el ave intentó coger altura, aunque el bulto, demasiado grande para el tamaño de la rapaz, le dificultaba elevarse. Pasó muy cerca del ciclista que pudo ver asomando entre el rebullo de tela una pequeña mano que hizo que su corazón diera un vuelco.
La adrenalina se le disparó y empezó a correr tras el pájaro, que aunque sobrecargado, volaba a una buena velocidad.
Se internó en zona de labranza y el ciclista tuvo que sortear acequias y vallados sin perderlo de vista. Sobrevoló autopistas, vías de tren, pueblos, ríos, océanos, glaciares, cordilleras, micro museos, festivales, mítines, estadios, desiertos, centros comerciales y Eurodisney. Y el ciclista en su persecución esquivó coches, trenes, peñistas, siluros, biólogos marinos, guías de aventura, comisarios artísticos, influencers, políticos, directivos de la liga, senderistas, tuaregs, guardias de seguridad y una cabalgata de princesas.
De repente, el animal volador perdió altura, y en cuestión de segundos depositó el bulto en el suelo con cuidado y voló en dirección al sol hasta que se convirtió en un punto en el cielo.
El ciclista, se paró, miró el bulto, miró a izquierda y derecha, se dio la vuelta y se fue a buscar su bicicleta.