La Madriguera
De plumas y el paso de las estaciones

De idas y venidas tenemos lleno el refranero y el cancionero español. Quién no ha oído aquello de “por San Blas la cigüeña verás“ o aquello otro de “unos que vienen, otros que se van“. Vale, esta última no es que sea de Rosalía pero en su día la hizo muy popular un tal Julio.
Pues eso, que a lo largo de la historia y por diferentes motivos que bien se podrían resumir en seguridad, comida y facilidad para la reproducción de la especie, todos los seres vivos del planeta han deambulado por el mismo buscándose las habichuelas en mayor o menor medida. Pero como bien adelanta el título de mi escrito, hoy no vamos a Rolex, vamos a plumas. Concretamente a las plumas que podemos ver en nuestra ribera durante todo el año o bien en las estaciones invernal o estival. No pretende este texto ser exhaustivo, ni científico o enciclopédico, ni mucho menos, sino que cuando salgáis al campo os deis cuenta de la variedad de aves que nos rodean y de que no todas son de color marrón tal y como vulgarmente creemos.
Venimos del invierno y de todos es conocido que en nuestra ribera en esta estación abundan los patos, pero no me negaréis que cuando se vayan quedará mucho más bonito decir que se han ido los frisos, los ánsares, las cercetas, las cucharas y los porrones. También nos acaban de dejar otras majestuosas aves que sobrevuelan nuestra cinta acuática, a veces marrón y otras azul, en ocasiones desmesurada y en otras apenas un hilo húmedo que es nuestro río Ebro.

Me refiero a la garza real, al cormorán grande, al milano real y allá donde la podamos encontrar a la prodigiosa águila pescadora. Esa que cuando la vemos cazar salmones en Alaska en algún reportaje de “La 2“ nos parece espectacular, pues esa pasa por nuestras tierras de polvo, niebla, viento y sol cada invierno. Por último os nombraré una que no se os va a olvidar en la vida y siempre relacionaréis con el invierno pues su nombre es avefría. La podemos ver sobrevolando nuestros campos en grandes bandos y en la cercanía es fácilmente identificable por un penacho o cresta alargada. Es el pájaro punky de la ribera.
Durante todo el año y mirando más a ras de agua podemos ver y disfrutar del ir y venir del martín pescador, de las zambullidas y buceos del zampullín y de la omnipresencia del ánade real o azulón llamado así por el característico color de su espejuelo y como, aunque a algunos no se lo parezca, somos afortunados y en apenas unas decenas de kilómetros podemos disfrutar de una gran variedad de ecosistemas (sotos de ribera, acuático y el más desolador de los desiertos ) tampoco será difícil ver rapaces como los ratoneros, gavilanes y cernícalos y escuchar en lo más profundo de la noche el reclamo del gran duque. Que no, que no es el de la serie.

A éste lo conocemos mejor por el nombre de búho real y en noches tranquilas se le puede oír a kilómetros de distancia. Finalmente os voy a presentar a las que nos empezarán a visitar en breve pues ya se acerca “la calor“. Son las estivales y aquí también hay curiosidades que reseñar. De las primeras veraneantes que vemos por estos lares ya nos informó Gustavo Adolfo en su célebre poema. Son las golondrinas, pero también los aviones y los vencejos. Estas últimas son las aves más aéreas que conozco puesto que comen, duermen y se aparean en el aire. En cuanto a las garzas nos dejó la real y viene a visitarnos su prima la imperial y, como no, podremos ver también el blanco inmaculado de la que figura como mascarón de proa de nuestro ribereño e internauta galeón, la garceta común.

Para no aburriros y que esto pueda ser un principio y no un final voy a terminar diciendo que nuestra ribera es un lugar privilegiado para observar naturaleza. Es exuberante en ocasiones y en otras descarnada, en ningún caso monocorde o monocolor, ahora bien, como todas las cosas realmente buenas en la vida, exige un poco al observador. Termino poniéndoos deberes para el verano y cuando éste pase, me podéis poner en comentarios cuales de estas cuatro aves habéis podido ver o escuchar. Así comprobaremos la vista y oído de nuestros “garceters“.
Pulsa sobre el play y escucha el sonido del pájaro elegido




Las fotos que figuran en este artículo son cortesía de Guillermo Cubero Martín, miembro de la asociación EntreAves de Alcalá de Ebro, que nos las ha cedido para la ocasión. Profundos agradecimientos de parte del autor del texto y de la publicación de la gaRceta de la Ribera. Gracias a los ebroNAUTAS por algún sonido ambiente de los sotos de nuestro río así como a algún otro ribereño que prefiere el anonimato y ha contriuído también a la ambientación sonora de este documento.